BUSCANDO BUSCANDO


Palabras que me ayudan

A veces ocurre que le supongo más inteligencia de la que en realidad tiene.
Por supuestísimo de lo que le supongo más de lo que tiene, es interés.

“Eres mío y París es mío” escribió Hemingway con ese inexorable poder de apropiación que tuvo su literatura, asumo sus palabras para describir  la parte de mi vida que te posee.
Desde que no te siento ando buscándote, inspiración; con uñas y dientes ando buscándote  y da pena, amigo, que ya no te necesite. 
Cuarteles, hermosa parte de una vida
Lo bueno es  que nunca te he necesitado porque siendo persona de cuidar el sentir interior, a veces olvido que la inspiración está dentro de mí.
Además de que cualquier suceso de la vida vale para urdir argumentos, cuando consigo, después de descifrar lo que pienso, plasmarlo en un discurso más o menos coherente, entonces y solo entonces, descanso.

Y como te iba diciendo, todo instante que fue mío me pertenecerá para siempre; incluso algunos momentos tan imborrables como efímeros siguen entre mis pertenencias cual entes con vida propia… ¡Qué maravilla!, resurgen las emociones  con el fulgor del sentimiento puro, frágil, lleno de encanto, de primera vez. Sorpresa. Complicidad. Un momento donde tu voz envuelve todo en la perfección encajando  el rompecabezas de la vida. Un instante de cielo en la tierra, un amén en el que nadie sobra, nadie falta…unos segundos de hechizo absoluto.
Y  sí, ahí siguen esos minutos de gloria preparados  para salir a la luz cuando My way abre la caja de pandora y deleita al mundo con algo más que música, con algo más que todo; lo deleita con eternidad.
Otras veces  la falta de actividad y tu absoluto mutismo me deja varada y sin rumbo en cualquier puerto de la vida y entonces, también entonces, tengo que pararme y reflexionar.

Andando, andando, ha llegado la Navidad  buena época para repasar y hacer balance; y como dice un hombre, sabio de vida, con el que tengo el placer de conversar habitualmente,  la calidad de la existencia se mide por la felicidad con la que vivas el día a día.
Y el día a día aquí discurre agradable y tranquilo, quizás sin emociones rimbombantes, pero si con paz en el espíritu ¿Por qué será? Será por la edad; será por la distancia recorrida de camino o  será  por la intención del que camina.
Sea por lo que fuere, dibujo realidad.  
Y sigo estando aquí, y  sigo con mi vida  y sigo esperando cada noche la llegada del olvido, aunque  parece que estés condenado a ser un cabo suelto en esta  historia; un silencio lleno de ruidos en palabras del profesor.





En determinados momentos adoro el silencio





OTRAS PALABRAS DEL PROFESOR






                  R E M O S 

            “Yo quiero que seas todas las cosas,
             Y te confundo  frecuentemente con los recuerdos”
          
           ¿Qué piensas? Mientras hablas y dices y comentas y ríes,
           Las manos son lápices que dibujan la tinta de las palabras
           Que nunca usaremos
           Porque serían estacas que llegan al corazón. 
           En cada palote con forma de remo, 
           Cual novia del vampiro,
           Una frase enlatada y  media sonrisa a media distancia,
           Serían el roce  para abrir el cielo
           Aunque sea Caronte quien ría cuando nos vea.

           ¿Pensabas?
                                                           Jose Fernández INBQ
¿Pensabas?

ENTRE MUJERES

DAMA, DAMA

Lo que realmente ama el mundo es una historia de amor, por eso yo las colecciono. 
Créeme, me encanta la forma en que ella quiere, incluso sin vivir en la realidad, la ternura inunda  sus ojos y ocupa toda la habitación.
Después de abrocharle el último corchete del grueso camisón de franela, mi madre, sentada en la cama, me acaricia el pelo mientras me arrodillo para poder abrazarla.
Allí tan cerquita de su venerable espíritu creo recordar aquel latido lleno de sosiego y devoción, quizás porque lo escuché durante nueve meses y, aunque no parezca reconocerme, existe entre nosotras un vínculo especial.
Extraña sensación la de ser consciente de haber vivido dentro de mi madre.
Y nosotras somos  mujeres.

Existía un lugar muy cerca del cielo donde la amistad y la camaradería entre señoras había nacido, por lo menos en su memoria.
Esta lealtad surgía en las entrañas de las personas que tenían el cromosoma XX.
Cuando era niña le gustaba ir allí todos los domingos y jugar con su amiga; cuando fue adolescente le gustaba ir allí los domingos y charlar con su amiga. Siempre le  había gustado ir allí.
Llegaba en invierno y se sentaba en los azulejos blancos, situados a la izquierda de la cocina de carbón encendida,  y le contaba cosas a Valentina.
Familia Pérez Álvarez, Loza 1945(Anita toda de claro)
 Un grupo con tintes matriarcales, abuela, madre,hijas, nietas

Si era verano, se sentaba en el mismo sitio aunque la cocina, encendida igualmente, le calentaba los hocicos.
Su madre se acomodaba en una banqueta de madera, a su lado, y el gato se subía en su regazo.
A mamá le encantaban los gatos, y los gatos querían a mamá que los arrullaba y les daba mimos, entonces ellos agradecían las caricias con ronroneos intermitentes.
Aquellos ratos que pasaban juntas las niñas y las mujeres, no tenían desperdicio en emociones y amores escondidos. El tiempo que pasaron juntas las mujeres y las adolescentes tampoco tuvo desperdicio en sabiduría y buenos ejemplos.
Siempre que se reunían y conectaban mujeres en algún lugar  surgía un universo de sensaciones y de vida; si además compartían lazos de sangre, el entendimiento sobrepasaba los límites de lo normal para convertirse en algo inolvidable y adictivo.

Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, pero tengo que apuntar que estoy en  total desacuerdo. Hay cosas que jamás olvidaré. Aquellas veladas en la  cocina de casa de la abuela, donde mis tías, sentadas alrededor de la lumbre, hablaban de lo divino y  de lo humano mientras nosotras escuchábamos, protestábamos, conversábamos y aprendíamos, resultaron unas  veladas  que nunca desaparecerán.
Pocas historias despiertan tanto los sentidos como las de las mujeres de la familia, madres, hijas, hermanas, tías, primas y abuelas; todas mezcladas al calor de un buen café  resultan Gloria Bendita. Deberíamos de  esforzarnos para mantener la tradición.
Ellas y su savoir-faire impregnaron nuestra manera de pensar de forma indeleble y han dejado, detrás de sí,  una aureola de seguridad, plenitud y bienestar emocional que no es comparable con ningún otro tipo de placer.
Supongo que todas somos capaces de evocar a una amiga  y una conversación con sentimiento. Ese alguien que escucha tu corazón, no tiene precio. Y somos muchas mujeres.

Su prima daba vueltas al café con demasiada tranquilidad; no hacía falta que sus rizos se menearan de un lado a otro dibujando en el aire una negación, para saber que no estaba de acuerdo con que airease sus sentimientos –Sabes que es un cretino engreído y te empeñas en seguir regalándole los oídos, podía al menos ser educado.
La verdad, lo que  él hiciera daba igual, era  probable que nunca supiera lo que ella pensaba.
No pierdas el tiempo, decía alguien.
Ternura, amor y emoción; lo que haga con esta información, eso, es su historia. Aún así, es afortunado por contar con mi amor incondicional; querer como  lo quiero, no va a caber en ningún buen verso. Contaba alguna otra.
Cosas de mujeres.

Oigo con agrado la expresión. Me encantan las cosas de mujeres; me gusta sentir que otra fémina comparte de forma tan real mis reconcomios, y en ese prodigioso instante intuyo sus palabras mirando sus ojos, y escuchando sus manos.
Ella entiende lo que digo y sobre todo,…adivina lo que me callo.
Para comunicarme con el corazón de otra dama, dama me sobra casi todo el abecedario; incluso, me sobra el diccionario.
Me atrevería a decir que, en una genuina conversación entre  chicas se encierran gran parte de los deleites del universo.
Existen millones de historias, esperando pasar cada día. ¿Suerte? ¿Destino? Quién sabe.
Disfrutemos del viaje y merecerá la pena el final.

Amor de madre, amor incondicional. Amor de hija, amor desde el corazón.
 Amor, amor. Amor que se ve en los ojos




                

               


EL OTOÑO


     Jose Fernández IBQ

             T O B O G A N:
             Hoy soy viento.
             He aprendido a no recordar.
                                         J.Hierro


     “Espera y párate un poco. Hablo contigo.  Por favor…  Es el otoño y las hojas buscan tu risa: cambian,         columpian al viento, lo obligan, les  gusta el azogue que oculta tus olas.  Jóvenes siempre, sin añoranzas.


      Y  las nubes, sin vértice, por compromiso, lucen las formas: faltas de sombras, rebuscan y suben en               aquel tobogán: se deslizan, pasan, amarillean  en aquellas ojeras que luce la vida,  y han  aprendido a no       recordar.


     Tu risa y las nubes, almas del tiempo en el bosque de noviembre”

                                                                                                                       
      Jose Fedz-IBQ






Mieres, otra forma de mirar el mundo





SEGUNDAS PARTES

La magia se encuentra allí donde pones tu atención.
Aún vestida de realidad Venecia resulta espectacular y mágica.
 El espíritu que se enreda en las entretelas de mi persona se arrodilla con negligencia sobre el suelo veneciano y con  estudiada parsimonia desnudo uno de mis brazos para sumergirlo lentamente en el frío adriático. Bonita sensación de comunión con el mundo y contigo. Con deleite chapotean las manos absorbiendo la historia de la ciudad que entra  por los poros de la piel.

La atracción que ejerce sobre este  alma, generosa  y caprichosa, es como la esencia de un buen licor fuerte y posesivo. He llegado a pensar que Venecia está enamorada de mi voluntad  porque nadie parece sentirse igual de  turbado después de tantos años pisando este suelo.
En mitad de la vorágine de pensamientos, que te eternizan, e  imbuida en el embrujo bizantino que me inunda sin reservas, decido  hacerme dos regalos; el uno  enviarte una misiva para que recuerdes que parte de tu espíritu está aquí ahora; el otro rezar para que en este precioso instante estés feliz. Y es que rezar aquí  resulta tan sencillo como volver los ojos al cielo y recordar  tu cara.

Venecia la quería, ella quería a Venecia y  en aquel trueque de pasiones el olor tostado, en su opinión reminiscencia de viejas impresiones, inundaba el aire y resultaba el mejor regalo para los sentidos. Aunque a su mente afluían cual peregrinos los desencantos de los románticos del diecinueve que habían defendido la fantasía, la imaginación y las fuerzas irracionales del espíritu, para pasar a la historia como flojos y desequilibrados.

Batallas, tempestades, amoríos,          
por mar y tierra, lances, descripciones

de campos y ciudades, desafíos
 y furor de las pasiones,
goces, dichas, aciertos, desvaríos,
con algunas morales reflexiones
acerca de la vida y de la muerte,
de mi propia cosecha, que es mi fuerte. José de Espronceda
La araña de cristal veneciano reflejaba su luz sobre el mostrador de madera de  caoba y mármol de Carrara en aquel Lavena, que  lucía con orgullo el retrato de Wagner colgado en la pared. Cuando cruzó el pórtico de columnas y se adentró en el local, depositó la mirada distraída en los edificios y en  la bulliciosa multitud que desfilaba ante sus ojos a través de los cristales, sin restar un ápice de encanto a aquella plaza, entonces,  también sintió su presencia.

Esta página fue hace no mucho una página en blanco, cada palabra que aparece no siempre estuvo aquí y todo esto que os muestro es el resultado final de innumerables decisiones, grandes y pequeñas. Pero todas estas ideas ya andaban bailando con mis neuronas aunque creo que mi interés por las cosas imposibles está llegando a un punto limpio, exento de interlocutor, y he de reconocer que me contraría y me desalienta.
Así que debes de saber que en adelante si vuelves a tener noticias mías, será porque no pueda evitar lo contrario.

Desde  Venecia.
Venecia, Venecia, vida, imaginación, glamour, aire, fantasía, elocuencia
Venecia, Venecia






ABIERTO TAMBIÉN EN DOMINGO

DOMENICA APERTO

Conmovía escuchar el concierto de Aranjuez sentado en la terraza del café Bernini, su habitual en Plaza Navona, la música en la calle proporcionaba encanto añadido a la vida cotidiana.
Para que pueda surgir lo posible debes de intentar lo imposible
Otro año igual y otro año tan diferente; cada vez que la visitaba cambiaba el orden de prioridades; hasta ahora Santa María in Aracoli era su preferida, esta iglesia se asentó donde antes existía una abadía bizantina y recordó que todo lo bizantino estaba envuelto en un velo de misterio que la atraía;  pero hoy había sentido un algo especial bajo el techo de Santa María Sopraminerva, situada en la zona del Campo de Marte y considerada la única iglesia gótica de Roma. Sus techos abovedados de color azul índigo la cautivaron esta vez y se preguntó cómo había podido pensar en otra como favorita. Cuanto más las veo más difícil me resulta decantarme, pensaba con la cabeza vuelta hacia aquella espectacular techumbre.

Incluso il Jesú con aquel aire suyo tan jesuita le había  trasmitido emociones olvidadas, Chiesa de Sacro Nome di Gesú estaba situada en la plaza del Gesú y  era la iglesia madre de esta orden católica. Su fachada había sido reconocida como la primera verdaderamente barroca y  sirvió como modelo de innumerables iglesias jesuitas especialmente en el continente americano.
Su instinto no solía engañarla y aunque era cierto que en alguna ocasión se había sentido atraída por personajes poco aconsejables de ambos géneros, siempre había sabido  que esos sujetos no eran buenos,  pero la atracción no la podía desaparecer ¿le seguiría ocurriendo lo mismo después de los años?
Había pasado solo un instante y  de repente una plaza cuadrada con palmeras ondeando al viento le decían que estaba en el Lido, aquella larga barra de tierra situada entre el Adriático y la laguna Veneta  la incitaba a sentirse viva. Era buena hora para pensar, discurrían paralelos a un canal y tenía la sensación de deslizarse suave como caen las plumas… a lo lejos otro pueblo con campanille.
Avanzaban  lentamente por parajes que inspiraban paz y vida dulce en el dulce Lido, un  trozo de campo color ocre, otro verde; una casita de planta baja, un sembrado de algo parecido al maíz pero con el tallo más largo, algún otro  trozo de tierra seca también en amarillo, un boulevard de árboles, entonces, todo ello junto daba forma a aquel apacible Lido lleno de gente normal, jesolani,  y otra jornada más que estamos juntos.
El cielo de un azul claro atrevido y brillante parecía reflejo de su emoción y servía de fondo perfecto a un nubarrón gris mientras salían del municipio; merecía la pena el esfuerzo de permanecer despierta y atenta. Lido di Jesolo había alcanzado en su momento la dignidad de sede episcopal y parecía quedarle a aquella región de Veneto un aire entre provinciano, sencillo, venerable y sobrio propio del cargo.


Caminamos y caminamos, Treviso siete, y el aire nos escolta, a veces solo nos rodea pero siempre nos acompaña. En este lugar es como si el tiempo no trascurriera, sirve de marco para cualquier época de tu vida o para ilustrar cualquier sensación.
Seguimos entre campos marrones que nos acompañan en nuestra marcha y aquí mismo la gloria, canale de Santa María y  una inmensa llanura que me conquista. Durante un instante no pienso en ella ni pienso en ti, solo siento el cielo en la tierra y entonces caigo en la cuenta de que la distancia entre caerse bien o caerse mal es darse una oportunidad.
Y aunque  aquí tenemos la prueba de segundas partes que fueron buenas, anhelo contigo un momento que dure eternamente.

Juventud, alegría y una vez tuve un sueño





EL CAMINO DE SANTIAGO

BUEN  CAMINO

"Infinitas, tan largas como tus renglones y tus silencios"
J. Fernández
Recuérdame que diga no cuando me propongan volver al Camino, apuntaba ella misma el año pasado a estas alturas de curso. No estaba hecha para su naturaleza aquella aventura, o al menos eso pensaba antes de emprenderla.
Pero allí se encontraba  repitiendo errores, perdiéndose en Lugo  con destino Portomarín y haciendo amigos. Por lo demás, la primera noche hizo calor y sólo por eso ya habían mejorado. La luna brillaba roja y los chicos todavía no estaban cansados porque hablaban sin parar, así que el calorazo dentro del saco era el menor de sus problemas.
Creo que vislumbro mis miedos, esos que me produce la distancia y el preocuparme porque debería de estar en otro sitio, pensaba dando medias vueltas sin poder dormir.
El día  siguiente empezó antes del alba  y el viento daba un toque agradable al entorno, parecía nordeste pero no era frío. A esas horas no había colocado todavía sus ideas así que se movía entre los jóvenes con cara de estar ausente. Pudo acompañarlos en vivo y al minuto y así llegaron a Palas de Rey.

El ir dejando cosas inútiles en el camino los va imbuyendo en la idea de que las cosas que realmente necesitan y tienen importancia son sencillas, un vaso de agua, una sonrisa, una palabra de aliento, una mano que te tienden, un compañero que te espera. El silencio es tan parte del camino que al principio los asusta pero luego aprenden a disfrutarlo y lo reconocen imprescindible.
Siguieron durmiendo en el suelo y a la mañana siguiente llegaron a Leboreiro donde el año anterior habían hecho una nonagenaria amiga que vivía en el centro del pueblo y les daba conversación.
Boente y al final de la jornada Arzúa.
La parte árida y de desierto de este paisaje acompañado del silencio es el lugar donde nuestros demonios cotidianos  asoman, nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras frustraciones, nuestras debilidades y nos damos cuenta de que este es el momento de mirarlos de frente con paciencia y al igual que a los kilómetros, los demonios, que  parecen inmensos, se vencen con perseverancia y a  pequeños pasos.
Y aunque sus demonios personales aparecieron enseguida y estuvieron presentes un par de días, hasta que una conversación inteligente y práctica los hizo difuminarse, madre de Dios como la habían agobiado. 
Si que iba a resultar cierto que aquella ruta era terapéutica.
Cuarto día de Camino, a estas alturas era experta en conversaciones de besugos, en suelos húmedo, en ducharse si podía, en ponerse la ropa mojada y en vivir emociones a borbotones entre galletas el príncipe y filipinos; príncipe profesora, príncipe.
Caray con los jóvenes, resultaban tan puntillosos como predecibles, sobre todo después de convivir esta experiencia con varias generaciones se podía percibir enseguida quién  sucumbiría al cansancio, a las ampollas, al desaliento, al dolor y  en definitiva al Camino.
Lo maravilloso del género humano es que cada año los muchachos te sorprendían con su pundonor, su espíritu de lucha, su deseo de superación y su ternura. 
Mientras  caminaban en busca de un buen lugar para el descanso, la niebla dibujaba en el valle  una elipse circundada por pinus pinaster y se disipaba a medida que avanzaba la mañana.
Las tentaciones también aparecían en forma de ideas como dejar la mochila, subir al coche de apoyo durante un trecho, olvidar la solidaridad y el compañerismo, pelear por nada y sobre todo, flotaba en el aire, la tentación de abandonar. Aunque uno de los principales miedos era presentarse ante los demás como un ser indefenso y herido.
Esto significa ser peregrino y este es el sentido espiritual de la ruta jacobea.

Llevaba compañía, en este caso femenina, que le contaba  historias con sabor a adolescencia, a ilusión y a una existencia por vivir. Resultaba impresionante el espectáculo de toda una vida por delante  en una carita ingenua y unos pies destrozados.
Llegaron a Salceda, veinticinco kilómetros para la meta.
Disfrutaba  de tener alguien con quien conversar, con quien sellar las credenciales o  con quien equivocarse de carretera secundaria. Para la peregrina era  más duro ir en el coche que el dolor infinito que le impedía caminar. Convivían cómodas  pero  la copiloto no estaba haciendo lo que hacían los demás y eso la inquietaba.
Cuando llegan a Santiago sienten satisfacción y verdad;  pero nunca van a olvidar que debajo de estas emociones están el dramatismo de la pelea por seguir adelante, por avanzar un paso más, por ignorar el dolor, por olvidar la lluvia que te cala hasta el espíritu, el frío, el sueño, el cansancio y la añoranza de tu casa; lo que ocurre es que en grupo la angustia se diluye.
Si quieres algo bueno, búscalo en ti mismo. Epicteto

Llegar a Santiago es la paz, la armonía y la culminación de todos sus esfuerzos.
Todo esto tiene un sentido  y  la principal tarea de los muchachos es justamente encontrar ese sentido, pero la  búsqueda es  personal, decía mirando al cielo gris plomizo sentada sobre un muro.
Los mejores momentos de la vida, según M. Csikszentmihalyi, suceden cuando una persona llega hasta su límite en un esfuerzo voluntario para conseguir algo difícil y que valga la pena.
Ellos estaban totalmente de acuerdo.

A estos muchachos se les ofrece el milagro de unas jornadas difíciles y llenas de tropiezos, la posibilidad de ir dejando cosas inútiles en el trayecto, de saborear el silencio y de nuevos amigos.
El placer de llegar a la meta envuelve  en un manto de olvido todas las penurias del camino.   
"Y amarás a Dios sobre todas las cosas"


EN EL AIRE FLOTA EL PLACER DE HABERLO CONSEGUIDO.
¡ENHORABUENA
MUCHACHOS!

"Cuando haces lo que debes, te conviertes en quien eres". A Bolinches

  

                                       
 
                                

LECCIÓN DE AMOR


No lo digo yo, ni te lo digo a ti.


¡Que primitivos somos los humanos mortales!
Todo el mundo te quiere por el interés. A  ti, a mí, al otro y a todos. 
Lo único que varía y nos hace diferentes, a unos de los otros, es el tipo de intereses que nos mueven y además, según ese tipo de intereses, se nos cataloga de románticos sinónimo de egoístas con las emociones, o de materialistas, parejo de egoístas con el peculio.



De alguna manera nos sentimos ofendidos si alguien nos considera aprovechados y en el fondo vemos que el egoísmo es la moneda de cambio en nuestras relaciones. Pocas se libran del tú me das entonces yo te doy  o del, en palabras de un amigo, como me tratas así te trataré.
Hemos descubierto con la experiencia que dan los años y las relaciones de todo tipo,  con padres, hermanos, primos, amigos y enemigos que el sentido auténtico  del amor, en cualquier faceta, es la generosidad aunque ser generosos no siempre es lo más cómodo ni lo más fácil.

Podrías querer a alguien, trasmitirle buenas impresiones a través del aire, buenos deseos, buen sentimiento; hasta puede que ese alguien apenas te conozca y aunque te escuece ese claro silencio por respuesta, por favor, escucha, una sola conversación normal para poder ubicarte en el mundo de los vivos ya la he tenido, pero solo ha revuelto mi cabezota, así que dame otra prueba de vida.
Da igual que creas que estás por encima de los humanos de a pie, relájate un poco y dame palabras, dame plática de vez en cuando y así mi ego convertirá esa fortuna en un siglo de ternura. No quiero buscar otra fuente de inspiración ya te tengo a ti. Sé generoso y es posible que con el tiempo te premie con el olvido.

Volviendo a lo nuestro, me importa bastante poco que seas hetero, que no lo seas; que vayas o que vengas; que tengas hijos o que no; que seas rico, que seas pobre; que seas seguro de ti o que no; que corras o sencillamente que camines, todo ello me da igual porque  creo que si consiguiera hilvanar contigo una conversación circunspecta de vez en cuando, me quedaría libre de esta ofuscación, la cual lejos de atormentarme me da vidilla, pero aun así no deja de ser una obsesión.
¿Tan difícil resulta hacerle un favor tan pueril a alguien intrascendente en tu vida? Seguro que tu habilidad para urdir argumentos está por encima de todo esto. Debes de saber que jamás he pedido  tu  número a nadie y sin embargo llegó a mí  sin más, como también llegó tu email, ¿por qué? No lo sé, pero ahí están, copiados ambos con lápiz en un papel y sumergidos entre el maremágnum de notas  que siempre me rodean en el despacho.
Entonces cuando el ansia me puede y te envío alguna observación  tengo que buscar el folio con el  teléfono y meterlo en la lista de contactos  para acto seguido eliminarlo porque  no lo quiero,  para nada lo quiero,  y es que los años nos dan paciencia y cuanto menos tiempo nos queda mejor se nos da esperar.

De qué manera te olvido, si te veo en cualquier gente. Ya  no sé cómo  arreglarlo, ni de qué forma ignorarte y  en cuanto te escucho o sé que vives, mis buenos  propósitos se desvanecen.
Resulta tan patético  pensar que me hablas entre líneas como pretender sustituir con mi inteligencia la falta de pedigrí  pero ambas cosas son ciertas y aunque esta tarde alguien, que mostraba sus inquietudes a borbotones, decía que había pasado página pero había dejado la esquina doblada, yo  te digo que sigo en la misma página y van pasando los días, van pasando las semanas y yo te espero en la playa. Nunca me iré de esta playa.

 
¡Anda  quéééé…..!
¡Por una sonrisa, un cielo...!Gustavo Adolfo

 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

EL MOMENTO MENOS PENSADO

He estado un poco asustada esta temporada porque pude comprobar en primera persona como el hilo que separa la vida de la muerte es tan fino que la existencia te puede cambiar en un momento. Un momento fútil en el que las cosas pueden pasar de ser buenas a ser menos buenas; un segundo en el que puedes deslizarte de estar a no estar; un instante en el que la vida como la concebimos se esfuma, y entonces imbuida en la dinámica de la tragedia desaparezco como ser social para ocuparme exclusivamente de sobrevivir.
Y en esas he estado, peleando para volver a la normalidad pero siempre desde la plataforma de dar gracias al Universo Entero por la generosidad que muestra con mi gente y conmigo. Todos los que me rodean, mi nenita también claro, hemos llegado a la conclusión de que la familia es lo primero, la familia es lo mejor, la familia es un ente de supervivencia genuino al que debemos de cuidar y mimar en cualquier circunstancia. También hemos corroborado que existen lazos familiares exentos de consanguineidad.
Me quedo con la sensación de que este mundo está repleto de buena gente; y el que no sea bueno se pierde todas las bonificaciones. Así son las cosas.
Tengo conciencia de haber buscado las estrellas, pero desde aquella ventana era difícil ver el cielo, aunque siempre supe que el cielo seguía estando allí.

Después de este impás veraniego de noches sin dormir, hospital, adolonta, médicos y más noches sin dormir, vuelvo a la vida y a los recuerdos. Y el día de antes, de aquel día salvaje y duro, resultó ser el día menos pensado; ese en el que me deleitaste con tu normalidad. En aquel momento, allí entre pintura Naif, sentí que era un buen instante; por fin se hacía realidad, tanto oírme hablar de tus silencios dicen que me arrastra como el mar.
En el momento que vi tu mirada buscando mi cara, la madrugada de un día de agosto tan cerca de la música en el tejado, me pregunté que sería sin tu fantasía el resto de mi vida y desde entonces te quiero y te adoro y te vuelvo a querer. Deseo que sigas siendo mi quimera.
He podido mirarte y sentir; dibuje tu sonrisa con mis palabras y me dormí con tu recuerdo en el sofá. Ya sabes, las letras son de todos, las palabras no son mías pero quiero que tú sigas siendo mi entelequia. Vuelvo una y otra vez a recordar el momento en que alguien te presentó y todo resultó tan normal que también me asustó. No quiero que seas un ente normal en mi existencia, ni que pierdas misterio en mi imaginación; te quiero en el baldaquín de mi ilusión porque a pesar de todo me has proporcionado uno de los momentos más dulces y prometedores de mi verano y solo por eso te vuelvo a querer. Aunque no lleves traje y te disfraces para andar por mi realidad con un completo de vaquero, calcetines blancos y un reloj de fruslería, te sigo adorando. Pero procuro guardar este secreto, no sea que un día yo te vuelva a ver y reduzca mis sentimientos a un trozo de papel.
Resulta propio de mi personalidad revoltosa al observar un encuentro casi fortuito, que duró apenas diez minutos, como puedo barnizarlo con un lustre de magia y maravilla para convertir algo normal en algo excepcional.
Y aquí no puedo menos que estar de acuerdo con el provocador filósofo holandés Simón Coen cuando afirma que no es el cumplimiento de nuestros deseos lo que da sentido a nuestra existencia, sino el deseo mismo. Tal vez es esta espera lo que constituye la felicidad, al menos la mía.
SI UN ESCRITOR SE ENAMORA DE TÍ, VIVIRÁS ETERNAMENTE

TODOS LLORAMOS CON GALICIA

El abuelo Salvador de Baxanco
La playa.
Sentada sobre las piedras que daban aspecto salvaje a aquella playa, escudriñaba el horizonte en busca de algo, no sabía de qué, y aunque aquel día el sol no los había deleitado con sus rayos daba igual, el encanto estaba servido.
Los acantilados escarpados se esculpían casi en vertical sobre el agua del Cantábrico en aquel punto del planeta, y además, allí encontraba su alma. No era que la hubiese perdido y volviera cada año religiosamente para recuperarla, no, nada más lejos; era sencillamente que observando aquel espectáculo, su cuerpo etéreo, el mismo que afluía a la superficie ante cualquier pincelada de arte, se fundía con el entorno y entonces surgían las palabras en el aire.
Sorteaba las olas mientras la piel se habituaba a la temperatura estupendamente fría, y ese mismo océano manifestaba su euforia sacudiendo los guijarros contra las tibias y los pies cubiertos, de propios y desterrados.
Inmersa totalmente en el agua, con los ojos a un palmo del cielo, desaparecían el espacio y el tiempo y no sabía precisar si manejaba quince, veinte o cien veranos de recuerdos entre sus dedos, aunque tampoco eso importaba mucho. Solo era capaz de percibir el conjunto del mundo y de la naturaleza que la envolvía.
Poder disfrutar otra vez más de tanto privilegio pensaba, abandonándose al deleite de sentirse abrazada por el mar, supone la excelencia de la vida. Pero da miedo; da miedo tanta agua, da miedo como la arrastra y dan miedo los errores humanos, y es que no se sabe si estás a su merced o es justo al revés.
Seguía mirando el infinito y no tenía claro que buscase respuestas, ni sabía si buscaba preguntas, ni objetivos, ni resúmenes de vida. Sólo sabía que mirando la línea difusa que unía mar y cielo, ella era lo que era, estaba donde estaba, vivía en aquel instante y solo en aquel, además resultaba una entre un millón. Pero hoy choraba con toda Galicia. Un tren, muchas vidas y a otro mundo. Las cosas pasan porque tienen que pasar, pero parece tan liviano este argumento que no restaña ni a las cabezas menos exigentes, sin embargo era el único que encontraba. Ni había un por qué claro, ni un para qué conciso, ni un nunca mais, que esgrimían nuestros castigados vecinos los gallegos cuando lo del Prestige. No había un nada de nada que aliviase a tanta víctima, solo las palabras del aire.
Y lo bueno o lo menos bueno de esta situación, como de muchas otras, es que dentro de nada para la inmensa mayoría de los mortales será un recuerdo lejano e inquietante que nos hizo colocar en primer plano, durante unos días, la fragilidad de la vida. Pero solo eso.
Entonces un mensaje de gracias nacía desde el fondo del espanto y durante un momento debería de reflexionar el por qué tenía que dar gracias, gracias, gracias.

Pasión común

Fantasías animadas
Sueños que van en bolsas de hielo al mar. Colores sin mezclar. Nada que contar. Las ideas no aúnan bien con el papel estos días, pero a veces ocurre; estamos poco creativos, imagino que la energía está encauzada en otras historias. Todo resulta absolutamente razonable.

Fantasías animadas

Acurrucada en el sillón, víctima del frescor del amanecer respirabaolor a paz. Se había quedado dormida sobre las hojas de un libro cuyas historias no consiguieron vencer al sueño. Cuando se despertó, a altas horas, vivió ese mágico mundo de no hacer lo que hacen los demás. El aire en esas circunstancias te trasmite pulsiones de irrealidad, de encanto, de algo inusual y esas mismas pulsiones te hablan de lo atemporal de la vida. El olor del calor concentrado por algunos rincones de la casa la devolvía a cualquier verano; a un momento, de esos intrascendentes a la par que inmortales, de la madrugada en que su mamita no se había levantado aún y todo el hogar respetaba su sueño. Resultaba placentero velar el sueño de mamá, era una situación tan poco habitual. El calor en el amanecer huele diferente en los diferentes lugares, pensaba mientras sus movimientos la desplazaban por la estancia de forma volátil, en algunas casas huele a caño de cocina humilde pero letrada; en otras a humedad limpia de caserío costero, lo que es seguro, seguía pensando, es que el calor no huele igual a las diferentes horas del día. Su mente recién despertada no le daba tregua, recuerda que desde hace unos años eres la utopía y no estoy segura de cómo resolverías en cualquier otro escenario real. No te aflijas entelequia. No te desconsueles corazón, nunca has sido una prueba de vida, más bien resultas una fantasía animada, por lo tanto te propongo que si alguna vez me recuerdas, ese solo pensamiento te trasmita de buenos a muy buenos efectos.

Sólo te deseo, y además te deseo lo mejor. Dicen que mantener la distancia es habitualmente señal de miedo, aunque puede ser sencillamente señal de distancia por algo que no te interesa, sin más. Esa opción es la que menos me gusta barajar porque aunque tu esencia es puritita invención mía, le he puesto una cara real, la tuya, para poder colocarte en el mundo de los mortales y pretendo creer que eso me da derecho a una pizca de tu atención.

Pasión común de alguna gente, entre los que me incluyo, es fantasear con aquello de: me dijo esto pero en realidad quería decir aquello; hizo esto pero en realidad quería hacer lo otro; fácil que le demos la vuelta a la verdad para acomodarla a nuestras necesidades. Al margen de estas vicisitudes, todos hemos tenido, queriendo o sin querer, alguna fantasía en forma de persona. Es más, me atrevería a decir que cuando idolatras a alguien, bien sea en calidad de amigo, de padre, de madre o de amante, lo que de verdad amas es tu imaginación haciendo composiciones en el cuerpo de otra persona; y si no eres capaz de tomar tierra, entonces, ese sentimiento hace aguas, seguro. Porque realmente querer alguien por lo que es y como es, sin pretender cambiarlo, resulta flor extraña, producto del amor auténtico y pausado propio de los mayores, o del amor impetuosamente afectivo, típico de los niños. 

Cuando te mueves aunque sea virtualmente, el simple hecho de notar que estás vivo, me hace feliz. No te apures, sólo es eso; saber que existes y emerge en el horizonte una profunda emoción que alimenta la quimera porque corrobora que además de existir en mi fantasía, respiras, sientes, padeces, luchas, sobrevives, y entonces hay una oportunidad entre un millón de que seas; pero sobre todo indica que ocupas un sitio en el mundo real y eso es un gran paso adelante.

Imploro a todos los santos, a los que conozco por mediación de mi mamita y mis tías, y a los que he ido conociendo motu proprio, que mantengan el nivel de imaginación en mi vida para que incluso las mentes conectadas sin brujería me proporcionen material para contaros, sin dudarlo, un cuento real.


No encontrareis los confines del alma,
ni aunque recorráis todos los caminos de la tierra. Heráclito


LA DECISIÓN




También los sueños se sobreviven. F. Dostoievski




















AQUÍ estas,especialista en decir verdades pero también un artista fantaseando mentiras.

Tanto la verdad como la mentira, aderezadas con un poco de imaginación, encajan perfectamente en el engranaje de la vida diaria.
La diferencia está en que la una te deja limpio el corazón y la otra deja un poso de suciedad mental que te acaba pasando factura. No hay nada más insidioso que la mentira, sobre todo si te la intentas contar a ti mismo.

El día ha sido complicado, uno de esos en que sufres lo infinito porque se presentan dos alternativas ante ti  y no sabes con cual quedarte. Uno de esos en que la rutina, que nos viste a todos de paz, te da la espalda y no puedes hacer nada de lo que haces normalmente, ni correr, ni pensar, ni vivir,  y  consumes café de forma compulsiva.
A ver, piensas mientras te enfundas el jersey por cuarta vez en el día, en este margen en el que te mueves todas las cosas son buenas o menos buenas, e intentas recurrir a la balanza para elegir lo mejor, pero caray, no sabes qué es lo mejor.
Siempre ocurre igual ante una disyuntiva, todo el esquema de la vida se cuestiona hasta llegar a un punto en el que te sientes terriblemente solo y profundamente desolado.
Una vez allí tocando el fondo,  a veces y sólo a veces, te ilumina la luz;  puede que en forma de palabra, de idea o de sensación. En ese instante ves el camino claro y diáfano. Aún así, siempre te preguntas por qué habrá que pasar ratos  tan duros y desconcertantes hasta llegar a saber lo que realmente quieres. Entonces, cuando te asiste esa verdad del corazón, pocas  razones más hacen falta para decidir.
Cualquier camino que elijas desde la reflexión y habiendo madurado las consecuencias de tu elección, será el más adecuado y siguiéndolo, seguramente, encontrarás algo bueno, por eso siempre que la razón pueda asumir los riesgos, deja que elija el corazón.



Busca una realidad paralela haciéndole un sitio en tu imaginación,
 no te arrepentirás.