EL TALENTO ES OBRA DE DIOS

Vivimos en una mota de polvo suspendida en la oscuridad cósmica, pero también vivimos en el fondo de los ojos que nos miran con admiración; por eso en el fondo de los ojos de Juanito (creo recordar que así lo llamaba su amigo) siempre está el maestro Icasto y recordarlo, en los términos que Juan Coloma lo hace, es un lujo al alcance de pocos mortales. Así que muchas gracias Juan, porque tienes alma de artista y la generosidad de compartir con nosotros cada homenaje a Horacio Bernardino Icasto.

Pero vamos al tema: fusionar parece una de las tareas que más le gustaban al de Benito Juárez, en cuyo XXI festival, y conducidos por Luis Álvarez Fiol (fundador en Puerto Rico de uno de los festivales de jazz más reconocidos del Caribe) que destacó la cadencia de Don Horacio al piano y mencionó el café de la Fídula donde años ha, en 2001, un sexteto dirigido por el pianista argentino actuó para celebrar el centenario del nacimiento de Louis Armstrong.

Tuvimos también el gusto de repasar la vida del artista en forma de película, donde nuevamente quedó patente el amor y su vinculación con la Villa de Campoamor. Además la alma mater de todo este espectáculo nos deleitó con su inconfundible voz, acompañado de Michel Camilo al piano y la canción de Michel Legrand, How do you  keep the music playing? El producto de este dueto improvisado resultó una experiencia  sublime.

“Con un poco de suerte supongo

Que la música nunca termine”

Amantes de la buena música, prosigamos con la crónica para recordar como las luces de los focos se colaban entre las emociones y los asientos del Fantasio en aquel día que había amanecido, como tantos otros, con cierta tirantez en el cielo. Sábado cinco de agosto de 2023, un día para recordar. Los allí presentes éramos conscientes de que la música, aparte de todo lo bueno, es un factor de cohesión social que nos permite comunicarnos y compartir emociones; más, aquella velada que teníamos por delante lo corroboró: Michel Camilo y Tomatito, con mucho respeto el uno por el otro, nos demostraron que las sonoridades de sus instrumentos respectivos no eran discordantes.

En una pieza dominaba la guitarra del almeriense, dejándose Michel Camilo relegar, para cambiar las tornas en la siguiente canción, así empezaron con Libertango de Astor Piazzola (del cual oí hablar mucho durante la noche), e hicieron nuestras delicias con Bulerías, Adiós Nonino, o aquel Agua y vino de Egberto Gismonti. Con un ramillete de buenas obras consiguieron que les entregásemos el corazón y se lo dimos de buen grado porque el ensamble entre el Steinway & Sons y la guitarra española, que al principio parecía un imposible, se convirtió en una realidad tangible para aquellas sensibilidades prestas a percibir el mínimo desliz, y para tanto oído excelso como llenaba el auditorio naviego.

Confieso haber pensado al principio: “dos buenos amigos que han decidido tocar juntos” pero no señores, no, porque nota a nota, el corazón se me habría en canal y emanaba sin templanza las bonitas vibraciones que el arte puro saca de los espíritus impresionables. Desde luego, el negro sobre el azul del escenario, el blanco sobre negro de las teclas y la guitarra española flotando sobre nuestras cabezas, llenaron un Fantasio enfervorecido de pura magia; magia que traspasó paredes, cruzo la ría y, sé de buena tinta, llegó hasta el cielo donde Horacio Icasto derramaba lágrimas de agradecimiento sobre su piano mientras daba las gracias a su Juanito, a Justo y a la Fundación Reny Picot, por hacer del mundo un lugar mejor.

 

"With any luck than I suppose / The music never ends"

                                            



                                                                         Ana García de Loza.