PALABRAS, QUIERO MÁSS PALABRAS

No hay mayor inanición que vivir sin lectura de cabecera, ni mayor desamor que leer un libro que no te entusiasme.
Existe un alfabeto en los ojos y un lenguaje en las pupilas.
La foto de ELENA HUERGO

A veces las personas pensamos una cosa y decimos otra, sentimos algo y hacemos lo contrario. Y es que ser coherentes con nosotros mismos es difícil, por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, o al juicio de los demás. De tanto pensar en la valoración ajena, olvidamos nuestro propio juicio, lo que genera conflictos.

No deberíamos mostrar lo que no somos. Y no somos nada ordinario, ni grosero, ni vulgar. Estamos hechos, por el contrario, de sombras y luces, dulces e inexplicables, tiernas y atemporales, pero nos tenemos secuestrados, ahí abajo, en el fondo de una mazmorra que ha ido construyendo, con su acumulación de fracasos, la autoestima dañada.

Palabras, y no desiertas palabras. Sería mejor trasmitir transparencia de sentimientos, sinceridad, y sentido del humor pque aunque no consigamos lo que queramos, al menos, tendremos el corazón tendido al sol. Debe de existir una razón para tanto discurso en esta cabeza, pero esa razón, supera mi entendimiento, y la solución a tanto problema puede estar precisamente en las palabras, en comunicarse, en hablar de sentimientos, y entregarse a cada momento como si no hubiera mañana.

Y entonces para buscar paz, leo un versículo de la Biblia,  y por qué  no, me  reconforto, mientras  por el lado opuesto de la suave montaña situada enfrente a la casa, un camino de aspecto melancólico y poético, incita a sumergirse en los ruidos de la naturaleza, alborotadora ahora en sus silencios, y revoltosa en su descanso en  estas tardes de julio.

Avanzar por las sugerentes páginas de alguna vida me conduce inevitablemente a identificar rasgos personales que no habitan en los espacios de mi conciencia cotidiana;  pero descubrirlos, me hace feliz. Asumir el protagonismo y sus servidumbres, no resulta fácil; y una paciencia, a ser posible infinita,  me ayuda a vivir. Desenredar la madeja y ayudar a cicatrizar las heridas, parece laborioso, pero es que  paso una parte importante de la vida emitiendo juicios sobre los acontecimientos, y sobre la actitud de las personas con las que interactuo. A veces me pregunto, con qué derecho juzgo a nadie. Soberbia humana.

Entonces, en un momento determinado abordamos el juicio que nos merece nuestra propia persona, hecho que suele tener lugar, por lo menos una vez, a principios de agosto, momento en el que cuestionamos si los conceptos que hemos manejado como verdaderos hasta ahora seguirán siéndolo. La frecuencia de situaciones vividas como fracasos con su sentimiento de pérdida, y la frustración  por no poder cumplir nuestros deseos; hecho este otro, que ocurre dos horas después del juicio  personal, también a principios de agosto, cuartea nuestra autoestima rasgando la confianza; y vuelta a empezar con otro glorioso año por delante.

Admito la vulnerabilidad, pero me equivoco en tantas ocasiones, que a veces me lo perdono y otras veces, no. Cuando nos atrevemos a salir al mundo en busca de algo que nos conmueve debemos de hacerlo sabiendo que una de las posibilidades es fracasar. Está incluido en el peaje de vivir, pero caray… si el fracaso nos torna más humildes, más reflexivos y más dispuestos a escuchar, entonces se conoce que no acabo de aprender de esta enseñanza pque aquí sigo, curioseando.

Este mes de julio he decidido quereros más. A Luisa, por darme conversación. A Panchi por entenderme como nadie. A Cristina que me apoya en esa segunda hora tannnn larga de Multideporte. A Arancha por incitarme a pensar, colocando el mundo en tiempo y forma. Al dulce Pierre por hablarme en francés. Al salvaje americano, que recuerda la pureza de las razas autóctonas. A Artavazd, que con nombre de rey Armenio y las historias de su enorme abuelo ruso, ameniza nuestras tardes de verano desde hace años, relatando, a su modo, el proceso a partir del cual una simple confederación de tribus llegó a construir un reino. Y como no podría ser de otro modo, a mi preciosa hija, por ese carácter tan suyo, herencia en parte  de su abuela materna.


No deja de maravillarme vuestra compañía la cual, en algunos momentos, hace que una palabrera como yo sienta una emoción, difícil de definir, entre el agradecimiento por teneros cada día y  la eternidad que invoca un buen sentimiento, y a ti. A ti, no creo que pueda quererte más, aunque no sé dónde estás  ni cómo debo de seguir imaginándote.
Nada desconsuela más que las palabras que callamos.

VULCANOLOGÍA

Dicen miss atletas que esta chica les recuerda alguien. Corredora belga de 4oomv AUXELLE DAUWENS

Tanta belleza ¿de dónde? Despiadados aromas
para la vida y siempre, de repente, como el amor,
un  Hiroshima quemante, la señal y mil palabras,
soldadesca  de la admiración, de frente y firmes
 para la batalla del somos y el decir,  un duelo
entre pálpitos de vida y sueños de la razón,
contra el silencio, a muerte, por  mi  resurrección.

Qué  extraño desvarío  y   vida soterrada
y sombras , llenas de nubes y noches
de hielo y tanta desazón como larga
la mecha de la esperanza: un rumor  candente
y ríos de lava, cauces al rojo, rumorosos y
quemantes, sin luz, abstemios de sol y aguas
y que buscan la paz en el reposo del mar, donde
la infinidad y las olas  de caracol apagan
la sed cuando  dormitan. Entonces y  puntual,
milagro de la primavera, es todo y  mil partos
en flor y guiños cómplices  para la alquimia
del color, la imagen y la palabra: hijas de la luz,
en el alambique son hálitos de voz , sentimientos
y  serpentinas, almas gemelas  univocas,  
prisioneras del espíritu en figura y de palabra.
                                       JOSÉ  FERNÁNDEZ