NAVIA Y LA FILOSOFÍA

Queda dicho que el conocimiento y los buenos sentimientos, lo mismo que la fortuna, deben de compartirse. Por eso es mi intención trasmitiros las buenas vibraciones de una ponencia que tuve el gusto de escuchar el otro día en El Liceo de Navia.
Somos personas con cualidades únicas.
Como Epicuro, algunos creyentes piensan que la filosofía es aquella actividad que, con palabras y razonamientos, proporciona una vida feliz. Y resulta agradable, después de observar como brilla con luz propia un hombre de letras, sentir en tu mente la armonía del cosmos y liberarte, un poco al menos, de la enfermedad de la ignorancia.
 
Es cierto que los más pragmáticos pedirán pruebas de la utilidad real de esta filosofía, y los más intransigentes exigirán, además, que esas pruebas sean irrefutables. Pero yo, que soy de fácil convencer por los que manejan con soltura la palabra, aspiro a no ser esclava de nada que no tengo. Aspiro a ser leal conmigo misma y a ser capaz de reflexionar sobre todos y cada uno de los temas que me atrapan. Busco, por lo menos en verano, una vida sencilla en mitad de esta naturaleza que siempre me enamora; una vida austera evitando lo superfluo. Así que podemos decir sin temor a equivocarnos que cuando salimos de la conferencia, algunos de nosotros estábamos de acuerdo en que ser feliz es vivir con equilibrio, pero también éramos conscientes de que ser feliz es buscar la oportunidad; y eso es, exactamente, lo que hacemos. Debemos de caminar ligeros para poder alzar la mirada y sentir la magia de esas oportunidades que siempre estarán a nuestro alcance. Dicho así suena fácil, pero si aprender es difícil, desaprender lo aprendido lo es más, y para buscar la oportunidad de lo que sea, debemos de creer que nos la merecemos. Lo que aprendimos en la infancia es la base sobre lo que hemos ido construyendo los conocimientos y los hábitos que hoy nos caracterizan, así que mira a ver lo que hacemos con nuestras creencias limitantes. Parece entonces que la filosofía va a necesitar ayuda.
 
Entonces me pregunto, y deseo que la respuesta sea afirmativa, si para la persona de la que os voy a hablar a continuación también la filosofía sería la salvación. La última vez que lo vi, en una mente sabia y en un rostro sin edad, curtido por el sol de la media Italia, se mantenía viva la ternura de un alma, incluso, cuando hablaba de la mafia y de sus tejemanejes en el barrio de la Pigna, donde él vive. Las historias que llegaron a mis oídos que sin ser ingenuos, son frágiles, me hicieron reflexionar sobre las tan variadas circunstancias en las que se puede desenvolver la vida de las personas de este mundo, y a pesar de ello, pienso que la gente seguirá teniendo ilusiones, añorando amigos y desoyendo verdades, pero yo doy un voto de confianza a lo que predica el profesor don Pablo Castillo pque, insiste en que la filosofía lo cura todo y te permite ser aceptablemente feliz en un mundo donde gobierna el caos. El hombre sabio de la Italia profunda, es la prueba irrefutable de esa solvencia de la filosofía.
 
Te repito que hay circunstancias en las que la situación es deliciosa en sí misma aunque parte de la tarde ya se ha desvanecido y las sombras se alargan lentamente; aun así caminamos entre pausas y avatares en busca del resto de la velada y de respuestas. La historia de la Italia profunda continuará pque hay pocos momentos de la existencia en los que no seamos cómplices de nuestra realidad.
 
Resumiendo, dicen que los dos problemas de la filosofía son: el ser y el tiempo. Para el primer problema da una solución: no se trata de tener, se trata de ser; debemos de construir una forma de ser basada en la reflexión y en el sapere aude. Y el segundo problema lo resuelve con la tan certera afirmación de que: el tiempo es nuestro único tesoro. Pensaré con detenimiento sobre el tema teniendo en cuenta que la mirada de otro, es el escenario para la diferencia.
 
La utilidad real de ese concepto tan arcaico y a la vez tan presente en nuestras vidas cotidianas me parece solvente, pero lo que en el fondo no puedo olvidar es que vivo prendida de las palabras.
 
El calor, las risas y la libertad tienen un aroma difícil de describir.
Es la magia de este lugar.