LA DECISIÓN




También los sueños se sobreviven. F. Dostoievski




















AQUÍ estas,especialista en decir verdades pero también un artista fantaseando mentiras.

Tanto la verdad como la mentira, aderezadas con un poco de imaginación, encajan perfectamente en el engranaje de la vida diaria.
La diferencia está en que la una te deja limpio el corazón y la otra deja un poso de suciedad mental que te acaba pasando factura. No hay nada más insidioso que la mentira, sobre todo si te la intentas contar a ti mismo.

El día ha sido complicado, uno de esos en que sufres lo infinito porque se presentan dos alternativas ante ti  y no sabes con cual quedarte. Uno de esos en que la rutina, que nos viste a todos de paz, te da la espalda y no puedes hacer nada de lo que haces normalmente, ni correr, ni pensar, ni vivir,  y  consumes café de forma compulsiva.
A ver, piensas mientras te enfundas el jersey por cuarta vez en el día, en este margen en el que te mueves todas las cosas son buenas o menos buenas, e intentas recurrir a la balanza para elegir lo mejor, pero caray, no sabes qué es lo mejor.
Siempre ocurre igual ante una disyuntiva, todo el esquema de la vida se cuestiona hasta llegar a un punto en el que te sientes terriblemente solo y profundamente desolado.
Una vez allí tocando el fondo,  a veces y sólo a veces, te ilumina la luz;  puede que en forma de palabra, de idea o de sensación. En ese instante ves el camino claro y diáfano. Aún así, siempre te preguntas por qué habrá que pasar ratos  tan duros y desconcertantes hasta llegar a saber lo que realmente quieres. Entonces, cuando te asiste esa verdad del corazón, pocas  razones más hacen falta para decidir.
Cualquier camino que elijas desde la reflexión y habiendo madurado las consecuencias de tu elección, será el más adecuado y siguiéndolo, seguramente, encontrarás algo bueno, por eso siempre que la razón pueda asumir los riesgos, deja que elija el corazón.



Busca una realidad paralela haciéndole un sitio en tu imaginación,
 no te arrepentirás.