Pasión común

Fantasías animadas
Sueños que van en bolsas de hielo al mar. Colores sin mezclar. Nada que contar. Las ideas no aúnan bien con el papel estos días, pero a veces ocurre; estamos poco creativos, imagino que la energía está encauzada en otras historias. Todo resulta absolutamente razonable.

Fantasías animadas

Acurrucada en el sillón, víctima del frescor del amanecer respirabaolor a paz. Se había quedado dormida sobre las hojas de un libro cuyas historias no consiguieron vencer al sueño. Cuando se despertó, a altas horas, vivió ese mágico mundo de no hacer lo que hacen los demás. El aire en esas circunstancias te trasmite pulsiones de irrealidad, de encanto, de algo inusual y esas mismas pulsiones te hablan de lo atemporal de la vida. El olor del calor concentrado por algunos rincones de la casa la devolvía a cualquier verano; a un momento, de esos intrascendentes a la par que inmortales, de la madrugada en que su mamita no se había levantado aún y todo el hogar respetaba su sueño. Resultaba placentero velar el sueño de mamá, era una situación tan poco habitual. El calor en el amanecer huele diferente en los diferentes lugares, pensaba mientras sus movimientos la desplazaban por la estancia de forma volátil, en algunas casas huele a caño de cocina humilde pero letrada; en otras a humedad limpia de caserío costero, lo que es seguro, seguía pensando, es que el calor no huele igual a las diferentes horas del día. Su mente recién despertada no le daba tregua, recuerda que desde hace unos años eres la utopía y no estoy segura de cómo resolverías en cualquier otro escenario real. No te aflijas entelequia. No te desconsueles corazón, nunca has sido una prueba de vida, más bien resultas una fantasía animada, por lo tanto te propongo que si alguna vez me recuerdas, ese solo pensamiento te trasmita de buenos a muy buenos efectos.

Sólo te deseo, y además te deseo lo mejor. Dicen que mantener la distancia es habitualmente señal de miedo, aunque puede ser sencillamente señal de distancia por algo que no te interesa, sin más. Esa opción es la que menos me gusta barajar porque aunque tu esencia es puritita invención mía, le he puesto una cara real, la tuya, para poder colocarte en el mundo de los mortales y pretendo creer que eso me da derecho a una pizca de tu atención.

Pasión común de alguna gente, entre los que me incluyo, es fantasear con aquello de: me dijo esto pero en realidad quería decir aquello; hizo esto pero en realidad quería hacer lo otro; fácil que le demos la vuelta a la verdad para acomodarla a nuestras necesidades. Al margen de estas vicisitudes, todos hemos tenido, queriendo o sin querer, alguna fantasía en forma de persona. Es más, me atrevería a decir que cuando idolatras a alguien, bien sea en calidad de amigo, de padre, de madre o de amante, lo que de verdad amas es tu imaginación haciendo composiciones en el cuerpo de otra persona; y si no eres capaz de tomar tierra, entonces, ese sentimiento hace aguas, seguro. Porque realmente querer alguien por lo que es y como es, sin pretender cambiarlo, resulta flor extraña, producto del amor auténtico y pausado propio de los mayores, o del amor impetuosamente afectivo, típico de los niños. 

Cuando te mueves aunque sea virtualmente, el simple hecho de notar que estás vivo, me hace feliz. No te apures, sólo es eso; saber que existes y emerge en el horizonte una profunda emoción que alimenta la quimera porque corrobora que además de existir en mi fantasía, respiras, sientes, padeces, luchas, sobrevives, y entonces hay una oportunidad entre un millón de que seas; pero sobre todo indica que ocupas un sitio en el mundo real y eso es un gran paso adelante.

Imploro a todos los santos, a los que conozco por mediación de mi mamita y mis tías, y a los que he ido conociendo motu proprio, que mantengan el nivel de imaginación en mi vida para que incluso las mentes conectadas sin brujería me proporcionen material para contaros, sin dudarlo, un cuento real.


No encontrareis los confines del alma,
ni aunque recorráis todos los caminos de la tierra. Heráclito


LA DECISIÓN




También los sueños se sobreviven. F. Dostoievski




















AQUÍ estas,especialista en decir verdades pero también un artista fantaseando mentiras.

Tanto la verdad como la mentira, aderezadas con un poco de imaginación, encajan perfectamente en el engranaje de la vida diaria.
La diferencia está en que la una te deja limpio el corazón y la otra deja un poso de suciedad mental que te acaba pasando factura. No hay nada más insidioso que la mentira, sobre todo si te la intentas contar a ti mismo.

El día ha sido complicado, uno de esos en que sufres lo infinito porque se presentan dos alternativas ante ti  y no sabes con cual quedarte. Uno de esos en que la rutina, que nos viste a todos de paz, te da la espalda y no puedes hacer nada de lo que haces normalmente, ni correr, ni pensar, ni vivir,  y  consumes café de forma compulsiva.
A ver, piensas mientras te enfundas el jersey por cuarta vez en el día, en este margen en el que te mueves todas las cosas son buenas o menos buenas, e intentas recurrir a la balanza para elegir lo mejor, pero caray, no sabes qué es lo mejor.
Siempre ocurre igual ante una disyuntiva, todo el esquema de la vida se cuestiona hasta llegar a un punto en el que te sientes terriblemente solo y profundamente desolado.
Una vez allí tocando el fondo,  a veces y sólo a veces, te ilumina la luz;  puede que en forma de palabra, de idea o de sensación. En ese instante ves el camino claro y diáfano. Aún así, siempre te preguntas por qué habrá que pasar ratos  tan duros y desconcertantes hasta llegar a saber lo que realmente quieres. Entonces, cuando te asiste esa verdad del corazón, pocas  razones más hacen falta para decidir.
Cualquier camino que elijas desde la reflexión y habiendo madurado las consecuencias de tu elección, será el más adecuado y siguiéndolo, seguramente, encontrarás algo bueno, por eso siempre que la razón pueda asumir los riesgos, deja que elija el corazón.



Busca una realidad paralela haciéndole un sitio en tu imaginación,
 no te arrepentirás.