A MIS AMIGOS LES ADEUDO

Tenemos toda la eternidad
No resulta fácil reflexionar sobre el concepto de la amistad y llegar a la profundidad de nuestros pensamientos.
Cuando eres pequeño, tus amigos resultan la gente con la que convives y los primos de tu edad. Según pasan los años te haces más auténtico a la hora de elegir, y tus compañeros pasan a ser exquisiteces del entorno con las que mejor encajas.
En la adolescencia y la época del instituto haces amistades que recordarás toda la vida, si es que alguna sobrevive. La facultad, aunque parezca imposible, te deja pocos amigos, si tienes la suerte de que te quede alguno. Conocidos sí, muchos.
Las circunstancias y el entorno marcan pautas muy claras, y en cuantos más ambientes diferentes te muevas, más opciones tienes de hacer compañeros.
En su caso le habían proporcionado oportunidades de lo más variopintas  tanto el lugar en el que nació como el sitio donde se crió; el Liceo; el Bernaldo de Quirós  y sobre todo  el atletismo, la aproximaron al espíritu de personas con las que compartió sufrimientos, miedos, superaciones y muchos kilómetros, propios de un deporte tan individual como prodigioso. 
Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad.
El caminar por las diferentes  facultades y el ambiente universitario no le consolidó a nadie como amigo para siempre. Gente a la que recurrir, siempre. Gente a la cual poder ayudar, sin duda Amigos, contados.

El arraigo de una amistad necesita, aparte del feeling inicial, un deseo de continuidad que obliga a un esfuerzo constante para mantener el contacto y la comunicación, aunque no todo el mundo es consciente de que esto  debe de ser así. 
Y es que nadie nos enseña a cuidar de nuestras relaciones, ni a educar a nuestros hijos y habitualmente actuamos por imitación; es decir… A lo que nos criaron.
Es una bonita paradoja que te hayas pasado media vida refunfuñando de las actuaciones de  tu madre, y ahora estés haciendo con tus hijos lo mismo que ella hacía contigo.
Pero las paradojas forman parte de la existencia y cuando los años van pasando, la gente vuelve la cabeza en busca de aquellas personas con las que ha compartido vida, además dicen que  nadie está muerto mientras alguien lo eche de menos. Así que, desde todas las perspectivas imaginables, parece una postura inteligente cuidar de los amigos.

Todo humano ha sido bendecido con el don de la amistad, en algún momento o en algún lugar. Y también habrá vivido en más de una ocasión  el alejamiento de ese amigo; entonces, sabrá  lo que es una experiencia resbaladiza y  pringosa, que despide  un efluvio persistente a destierro, desazón y soledad. Aun así, seguro, valió la pena.
Algunos han llegado,  otros se han ido, pero lo único seguro es que a mis amigos les adeudo la paciencia y el tolerarme las tonterías más agudas, los arrebatos del humor y mis manías.
Pocos de ellos han vuelto,  a esos les adeudo la ternura, las palabras de aliento y el abrazo. El compartir con ellos la factura que nos presenta la vida paso a paso.
Escasos ejemplares se han quedado y aunque, siguiendo con la letanía de Alberto Cortez,  un barco frágil de papel, parece a veces nuestra amistad, pero jamás pudo con él, la más violenta tempestad. Y es que ese barco de papel, tiene aferrado a su timón, por capitán y timonel… Un corazón. Mi corazón. Tu corazón.
El corazón de todos los que compartimos el sagrado vínculo de la amistad







                         "A mis amigos legaré cuando me muera
                          mi devoción en un acorde de guitarra
                          y entre los versos olvidados de un poema,
                          mi pobre alma incorregible de cigarra" A. Cortez







LA MAGIA DE LO INVISIBLE

Ardua lectura

Caminaban, amigas ambas, envueltas en un silencio más o menos pactado y en un entorno agradable que aproximaba sus conciencias.
Hablaron, reflexionaron, deliberaron, valoraron y resolvieron que aunque un sentimiento rebelde la empujara a  seguir creyendo en la magia de lo invisible, había llegado el momento de poner punto final a sus supuestos despropósitos.
Las manos expertas sobre un folio usado estaban tratando de salvar la situación y mientras discurría la vida con fluidez pasmosa, sabía que una parte de su esencia estaba aletargada.
Ya no hay fantasía en la ilusión.
Ya pasaron los días de la emoción.
Aun así  iba detrás de la gloria, porque  todos vamos detrás de algún deleite y resulta tan complicado saber que  lo mejor que posees está dentro de ti, como conseguir un éxito reconocido por todos.
Se repite la historia.
Sólo cambia el actor.   
Es casi tann engreído como arrogante, pero lo adoro.

También podía ocurrir que tuviese su parcela de premio y no lo supiese; desafortunado desperdicio.
Otras veces siente que la gloria está al final de cada jornada cuando toda la familia se acomoda alrededor de la chimenea, leen, teclean el teléfono de forma vertiginosa, duermen acurrucados en la manta o ven televisión como telón de fondo. Cada cual es cada cual, pero todos están juntos.
Quizás la felicidad estuviese en el espíritu y en ninguna otra cosa, por eso se seguía preguntando si una persona que no vive contenta consigo misma encuentra la perfección en algo. Apenas concluye el pensamiento sabe que sí, que la perfección está aquí, en las pequeñas cosas hechas a diario por personas como ella, como tú, o como él.

No era menos cierto que sentía haberle incomodado con su corazón arrogante. Dirigió los sentimientos pero no pudo elegir ni el momento ni el lugar y eso le proporcionó muchos sinsabores.
Se atrevió a salir al mundo en busca de algo que la había conmovido  y en el proceso emocionante de conseguirlo, olvidó que una de las posibilidades era el fracaso. Aquel fracaso la tornó más humilde, más reflexiva. Además el hecho del rechazo había vulnerado su autoestima y en aquel vendaval de sentimientos encontrados buscó culpables, se dio cabezazos contra la pared, blasfemó, pataleó y lo intentó todo, hasta ver que doblegar la soberbia resultaba difícil.
Unos  años más tarde no estaba segura de haberlo logrado  y tampoco  había conocido ningún rechazo fácil de asumir.

Canalizar la frustración  en el papel le daba paz pero seguía sin entender porque si todas las piezas encajaban, la puerta no se abría.
No alcanzaba a razonar como había llegado a aquella situación pretérita de enajenación en pos de la amistad esquiva de una persona  aparentemente frívola, distante y engreída que le había robado la atención, y que sin haber tenido ningún miramiento ni concesión hacia su vida, se había convertido en el centro mismo de la inspiración.

Pero allí estaba ella, esculpiendo con el cincel de la imaginación a un personaje tan inexistente como hechicero.
A pesar de todo  siempre creería en la magia de lo invisible.

Rezó para que aquel alma, desgajada y rota, encontrase lo que estaba buscando.

Departamento de  Educación Física