FINA LA GITANA

Padre  Nuestro
Sentada en la mesa de la cocina, mirando por la ventana que da al jardín, y con los pies apoyados en el banco de madera, converso con la gitana.
Fina es amiga de la familia, si por amiga se entiende que viene un sábado sí y otro no a por comida. Le compro siempre café café, como dice  la mujer, y  azúcar; aparte de eso puedo meter en la bolsa leche, galletas, frutas e incluso chocolate.
Algún otro día  lleva ropa, zapatos para el marido, un gitano vestido de negro con aquella barba rala y puntiaguda al más puro estilo judío, que le da un aspecto sibarita. Entre  galletas y  latas, me cuenta que se ha casado a los dieciséis, tiene siete hijos vivos, y que una gitana de bien no quita el luto en  toda la vida, sobre todo las de su generación.
Padre nuestro, que estás en el cielo

 -Pero Fina ¿nunca te quitarás la ropa negra?  -No, en toda  la vida, ni voy de bodas, ni de  bailes, ni escucho la tele, ni la radio. La miro de frente, su cara descuidada indica que tiene menos años de los que aparenta, es una triste que está feliz.
-¡Pero entonces!-…, no sé qué decir y ella continúa su plática de lenguaje incorrecto, aunque genuino. -Tengo mi vida, busco comida, hay gente que me ayuda, cuido a mi marido, a mis hijos, a mis nietos.
¡Qué buena es Fina! tal parece que ha salido de la máquina del tiempo, sin embargo allí está delante de mis narices contándome historias que me sobrecogen, mientras la escucho atentamente, apoyando la cara en ambas manos y los codos en los muslos porque sigo con los pies en el banco.
Como siempre me embriaga una curiosidad, quiero pensar  que sana y permanente, por lo menos en cuanto a la cultura gitana se refiere. Hace mil años, yo tenía quince, y conocí por casualidad a una gitanilla que vivía en Villa Cajón. Nos hicimos amigas y me contaba sus cosas. En cualquier lugar dónde nos  encontrábamos, podía ser el Pardo, los Jardinillos, allí mismo se montaba el espectáculo porque me rodeaba todo un clan femenino. A mi prima se le ponían los pelos de punta cada vez que aparecían y decía
-Van a pensar que  nosotras también somos gitanas.
-¿Y? contestaba yo ante su asombro. –Tú no eres normal- replicaba encendida.
La situación llego a su punto culminante cuando un buen día de cálido verano, después de comerse las golosinas, que a veces llevaba para ella en el bolsillo del vaquero, la madre  me invitó a merendar a la  casa familiar, ubicada por supuesto, en la villa de los gitanos.
Parecía una buena idea hasta que, una vez a solas,  Piluca se volvió loca apuntando  lo estúpido de la idea.
Puedes haberte criado en un ambiente con más o menos cultura pero eso no afecta al ser  persona, y en función de lo que hayas visto valorar a tus progenitores, así valorarás tú. Por eso mientras veía alejarse a Fina, recordaba sus conversaciones y de ellas sacaba, a las claras, que no hace falta tener muchos bienes materiales para ser feliz, solo hace falta estar contento dentro de tu piel.
Esta raza se estructura a partir de las relaciones de parentesco, en base al sexo de la persona y al grupo de edad a la que pertenezca.
-Somos amigas, dice la gitana.- Claro Fina, claro, somos amigas y  nos vemos dentro de quince días. Mi segunda oportunidad con esta cultura.
Me da conversación, nunca me falla, me hace sentir útil y es generosa. La echaré de menos en verano. Las personas no son mejores ni peores por tener más o menos dinero, cultura o estatus. La gente es sencillamente buena gente, o no.
"Padre nuestro, que estas en el cielo,
Amaro Dad, savo san ade bolipe,
Teyavel arasno tiro lov,
Teyavel tiro rayan"   … Es una música especial oírle relatar el padrenuestro.
 
Adoro los perros, los hombres con traje, a Fina la gitana y los nevaditos de Reglero.








LOZA PARA LA ETERNIDAD


Da igual que sea realidad o fantasía

Loza, Loza, Loza ¿Conoces este extraordinario lugar?
Como todo paisaje del occidente de Asturias es apacible, parece sumido en un agradable letargo.
La armonía de sus gentes con la tierra y el cielo, los caserones de llouxa negra, el olor tan peculiar, las tierras de maíz, el camino de la playa y  la calidez de sus mayores dejan grabado en el observador  una  huella que lo acompañará eternamente.
También quedará impreso en tu memoria la empatía con el ambiente cuando caminas contra el viento y dejas que ese nordeste te arrulle, mientras el rugir del mar te sitúa justo en mitad del paraíso.
Somos muchos los que  pensamos que no existe otro lugar más genuino en los confines de nuestra existencia pero, en honor a la verdad  he de  decir que, somos pocos los que contaremos siempre con el privilegio de haber nacido allí.
Quizás  nuestro origen celta nos haga disfrutar de las cosas con calma, respetar  tradiciones  ancestrales y disfrutar de  una  vida cotidiana llena de silencio y paz.
Si decides dar un paseo por el acantilado de Aguillón  comprobarás como la luz muestra un  matiz especial que no tiene nada que envidiar con un atardecer en la Riviera. Esta  luz que envuelve las suaves montañas que bajan hasta el mar, y a  los campos repletos de meiz  y patacas, indican que estas en verano.
Uno de los acontecimientos más esperados en esta época son las fiestas de San Salvador. Tenemos que saber que nuestras fiestas patronales, o agostinas,  tienen su base histórica en San Salvador de Nicaragua y el motivo de la celebración es la trasfiguración de Jesús el Divino Salvador del Mundo. Datan de 1526 y en 1777 se les da un carácter cívico y religioso.
Pasarán en un abrir y cerrar de ojos  pero cada año un grupo de personas, capitaneadas por los cabeza de familia de dos de las casas del pueblo, normalmente contiguas, se encargarán de la ardua tarea de organizar el evento.
Dedican su tiempo, y  un trabajo extra, a la comunidad de una manera altruista. Venden lotería, buscan donaciones por las casas, contratan orquestas, arreglan la capilla  y así una larga lista de tareas que nadie será capaz de valorar si no lo ha vivido.
Este año nuestro agradecimiento va directamente a casa de Eirello, que con la complicidad de dos generaciones, seguro que hará maravillas.
Desde aquí  brindamos reconocimiento a todos los habitantes de este lugar, los que están y los que ya se han ido, por el esfuerzo que han hecho durante generaciones para que todos hayamos podido  disfrutar  de nuestro tan venerado  San Salvador.
Y que la magia cotidiana que se respira en Loza consiga envolveros.
Pocas cosas nos hacen tan felices como un  tranquilo paseo por estos parajes porque el mundo da vueltas y más vueltas pero al final Siempre nos quedará Loza.
 

LOZA. Si hay algo que no existe, es el olvido, J.L.Borges



ALGO CONTIGO

La  Duda

Resulta uno de los temas más controvertidos en la especie, y por supuesto han corrido ríos de tinta intentando explicar lo inexplicable, mejor dicho, lo inasumible.

Hace falta que te diga que me muero por tener,… algo contigo.
Avanzaba por el camino de la playa envuelta en su chaqueta de lana y en sus pensamientos, la primavera tocaba a su fin  pero le pasaba como a la exclusividad  de sentimientos, sólo existía en el calendario.
Todos  somos fieles por decreto, entonces  que alguien me explique de dónde sale la letra de las canciones, las novelas  y las películas.
Paseaba feliz  y la brisa fresca de principios de junio en su pueblo, decía a las claras que el verano se resistía.

Canturreaba mientras se achuchaba contra la lana, es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta  ser tu amigo,  por ello invoco a tu parte más humana, esa tan profunda, tan intrínseca al individuo que genera millones de  dudas.  Esa idea que anida en  tu alma y  se cuestiona cosas, es tan  común que hasta resulta prohibido mencionarla en determinados  foros, sin embargo, sería tan difícil deshacerse de ella como de tu propia piel.
Te acompaña como la sombra, aunque como la sombra solo la verás cuando la luz te ilumine de una manera determinada. 
Corrientes aguas, puras, critalinas,
árboles que os estáis  mirando en ellas. Garcilaso de la Vega.
Cascada de Oneta, Villayón.


Algunos   la solventan  tirando hacia adelante con la inquietud, otros la ahogan como pueden con realidad y sentido común, los más la viven y lo esconden, los menos la cantan, algún otro la escribe y todos, absolutamente todos,  en algún momento de la existencia la padecen. Es la duda.
Me están entrando ganas de releer a Shakespeare.
A estas alturas de la existencia sería interesante no engañarnos y no quisiera yo morirme sin tener…algo contigo.

De acuerdo, cada uno toma esa decisión en función de sus valores y de sus circunstancias, a partir de ahí tiene que  actuar  o cohabitar con la utopía.
La idea varía según la madurez del que la define. Fidelidad es algo incuestionable con dieciocho años y tu primer novio, pero te aseguro que al resto de los mortales a los que les pregunté, y les pregunté a muchos, se agitaron ante esta palabra.  

Si no tienes imaginación estás jodido pero, entonces y solo entonces, puedes tener  paz.
Espero resultar lo suficientemente ambigua como para que nadie ponga nombre a la letra, y lo suficientemente clara para todos me oigáis.
Fidelidad, divino tesoro.
Fidelidad, humano problema.

¿Tú eres de las que  cree  que los humanos somos fieles  por naturaleza o sólo por convicción?
No piensas así mismo que el amor abarca un amplio espectro  de campos como para limitarlos a una sola persona, si  en realidad,  adoras a mucha gente.
Así que reducimos la fidelidad al campo sexual y llegamos a un pilar organizativo en el que asentar la familia para que, sobre todo económicamente, la sociedad funcione.
¿Quieres descolocarme alegando que la  idea de fondo  es una creación social? Pues sí, eso me dijo  alguien alguna vez.   
He escuchado muchos matices diferentes de la misma melodía  intentando llegar a una conclusión coherente, pero lo único que saqué en claro es que la fidelidad no es inherente al ser humano,  y tengo entendido que a pocos animales. Es este un buen momento para recordar que descendemos del mono.
Me apunto a los  que consideran que  resulta  imprescindible para el buen funcionamiento de una  historia, pero tendréis  que decirme que hago con mi imaginación.

La fuerza que tenía que hacer para avanzar en la arena  la devolvió a la realidad, con movimientos perezosos se giró observando sus  huellas que  el mar iba borrando con sutil tenacidad.
La vida, pensó, resulta una dama caprichosa.


No temáis a la grandeza, algunos nacen para ser grandes.

Lo dice Paula


¡la mejor pasta del mundo!

Todo se acaba, hoy es el colegio, dentro de nada será la universidad, pero lo que nunca se va a acabar es la amistad.
A pesar de que no todos hemos empezado en el colegio con tres años, la sensación de abandonarlo, te hace replantearte si no has vivido una vida entera en él.
Podría empezar desde el primer día, pero no acabaría nunca, así que empezaré por lo que a mi juicio, considero que han sido los dos mejores años de mi vida, y si es así, es por vosotros.
Primero de bachiller, ya empezamos a coger caminos separados: biosanitario, letras, técnico, pero que a la vez se unen en una experiencia inolvidable, el camino de Santiago. Cien kilómetros más en nuestras vidas, pero unos kilómetros especiales. En estos viajes es donde verdaderamente empiezas a conocer a la gente, y a conocerte a ti mismo, porque tal vez tengamos que perdernos para alcanzar destinos inalcanzables o en nuestro caso para conocer realmente a gente que resultaba desconocida para ti.
Pero todo camino llega a su fin, y este no iba a ser menos, aunque el final fue duro, es una de esas experiencias que quedan para siempre.
Después llego la semana blanca, algunos fueron más listos que otros y tuvieron la suerte de convivir durante una semana en el ambiente idílico de la montaña y la nieve. A otros, nos tocó quedar en el cole.
El final del año se acercaba, veíamos a los compañeros de un año más acabando su etapa, cerrando una puerta, para abrir una ventana. Pero, lo que no sabíamos es que el tiempo pasaría tan rápido para nosotros. Fiesta de fin de curso, duro trabajo de organización y dos días de trasiego. Pero el objetivo merecía la pena. Nuestra amada Italia nos esperaba, y así, sin darnos, cuenta pasamos a estar en segundo de bachillerato, a las cinco de la madrugada en la plaza de América cogiendo el autobús en dirección a la felicidad, algo parecido a un lugar más allá del arcoíris.
Miles de kilómetros, risas, complicidad y enfados (la convivencia es muy dura). Pero ante todo, una familia. Primer destino todavía en tierras españolas, primera noche, que como era de esperar, no defraudo. Mónaco, San Remo, Pisa, Nápoles, Roma, Siena, Florencia, Venecia, Milán lugares que tiene la mitad de mi corazón, y supongo que la mitad de muchos otros. Pero, si algún día pasáis por allí y los veis, no los cojáis. Tener la mitad del corazón en Italia es simplemente fabuloso.
Pero aún mejores fueron las risas y la convivencia con esas personas que a partir de ese momento dejan de ser simplemente amigos o profesores y se convierten en familia. Qué decir de Luis y Vigil, compañeros de viaje siempre en nuestras memorias. Pero como ya he dicho antes, todo se acaba, en Italia sigue brillando el sol de una manera especial, pero ahora, es turno de que lo disfruten otros. Entre lágrimas una despedida, pero todas sabemos que es un ``hasta pronto´´ porque Italia volverá a disfrutar de nuestra sonrisa, aunque ya no será la misma que teníamos entonces, en palabras de una persona a la que quiero mucho:" puede que volvamos a Roma, pero nunca juntos, y esa idea peregrina convierte ese momento en magia pura".
A pesar de haber vuelto a la normalidad la relación ya no es la misma, son familia.
Parecía que el momento no llegaría nunca, pero hoy es el día de abandonar nuestra segunda casa, nuestra segunda familia.
Para llegar hasta donde estamos han sido necesarias muchas horas de estudio entre las matemáticas de don Luis, la filosofía de don Juan y el librito blanco de ``jistory´´de don Eduardo, la economía de la señorita Irene, y el inglés de Katheryn y Joanna, sin olvidarnos de nunca de  don Lorenzo y la biología de don Fernando, en el mundo de la literatura, la sintaxis y la morfología de la señorita María, que siempre tiene su despacho abierto para guardar las lagrimas de los que lloramos con facilidad, y como no, las infinitas visitas al despacho de educación física, que se convirtió en nuestra segunda clase: a pesar de que teníamos las visitas prohibidas nos resultaba imposible pasar un día sin ver a Roger, Alex, Alberto, Pancho y Ana. Tampoco se olvidan el pelo recogido, el polo por dentro, la barba afeitada y la falda por la rodilla, ordenes que surgían en el momento en el que alguna de estas cosas estaba fuera de su sitio.
Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, pero no os preocupéis, la vida sigue vayamos donde vayamos, esto acaba de empezar.
Y por las personas que dejáis atrás, tampoco os preocupéis, si son importantes, siempre van a estar ahí, y si no, debéis volver a Italia a buscar vuestro corazón, porque la mitad con la que os habéis quedado, ha muerto.

Despedida ¡Quee pena!

¡Adiós colegio!

Pauli


Suma

Esta maravilla la escribió mi  profesor.


SUMA.-
          Para Ana.

Aquella suma que multiplicas por mil por las cientos de  almas en cada palabra,
Es la poesía.

Y  las tentativas  entre tantos  dedos de tus propias manos, es la poesía:
 tinta en la sangre para  un  corazón.

Aquel rebozo de tanta tristeza, ¿cuándo es poesía? Sólo en los ríos de tu voz
 si te ríes o rompes y caminas  en el dolor de las sombras que nunca señalan.

¿Quién lo diría? Tiene tu nombre y nunca lo escribes.


                                                                            J. Fernández



Todos tenemos uno preferido

EL PROFESOR
Para algunos es el director, para otros Jose, para unos pocos amigo, para dos privilegiados su  padre, para la inmensa mayoría es el Profesor con mayúsculas y con todos los honores.
Llegó precedido de leyenda y rodeado de misterio. Venía del seminario, había querido ser cura y a última hora cambió de idea, al menos eso decían.
Pero allí estaba, rubio, grande, ojos melosos y un bigote que imprimía carácter. No dejó a nadie indiferente, lo querías o lo temías, sin más opciones. De carácter controvertido, rompía moldes y aquel su aire socarrón hechizaba.
Ante cualquier mala disculpa, o buena, siempre comenzaba su discurso con un….mira hija, y se convirtió en  papi.
Sembró el pánico, la ilusión, un  grupo de teatro genial y el amor por la literatura. Se casó un buen día con una mujer con suerte, y el resto de los días  con los poemas que leía. Sus famosos comentarios de texto rayaban lo irreal para alguna mente inmadura y falta de recursos, pero gracias al cielo puso orden en el caos de la creatividad.
Arregló el viejo palacio de Camposagrado; llenó las paredes de cuadros; las estanterías de cerámica; las mentes de conocimientos; las políticas de clementes intenciones; Mieres de buenos ciudadanos; su entorno de ideas propias; el aire de citas imborrables y el mundo de  arte.

Todos hemos tenido a esa persona  al lado en alguna ocasión. Una persona que sin apenas sentirlo nos inculca sus valores, hace de su asignatura nuestra obsesión, e incluso hace de su materia una forma de ver la vida. 
Este es tu profesor, el tiempo a su lado no tiene desperdicio y cada vez que habla encumbra una idea. Llega un momento que no sabes si situarlo en el plano de lo docente, de lo divino o sencillamente de lo humano.
Ahí sigue el profesor trasmitiendo amor a las palabras por todos los poros de su piel y  viviendo literatura a raudales.
Los que tenemos el placer de sentirlo como  amigo, que amaestra ingenios, os saludamos, exhortándoos  encarecidamente a que este año lo escuchéis en el pregón de las fiestas de San Juan.
Tradición astur, honor tribal, disciplina consentida y  grandeza de espíritu.
¡Oh capitán, mi capitán!

Palacio de Camposagrado  y, ya se sabe, después de Dios...