ABIERTO TAMBIÉN EN DOMINGO

DOMENICA APERTO

Conmovía escuchar el concierto de Aranjuez sentado en la terraza del café Bernini, su habitual en Plaza Navona, la música en la calle proporcionaba encanto añadido a la vida cotidiana.
Para que pueda surgir lo posible debes de intentar lo imposible
Otro año igual y otro año tan diferente; cada vez que la visitaba cambiaba el orden de prioridades; hasta ahora Santa María in Aracoli era su preferida, esta iglesia se asentó donde antes existía una abadía bizantina y recordó que todo lo bizantino estaba envuelto en un velo de misterio que la atraía;  pero hoy había sentido un algo especial bajo el techo de Santa María Sopraminerva, situada en la zona del Campo de Marte y considerada la única iglesia gótica de Roma. Sus techos abovedados de color azul índigo la cautivaron esta vez y se preguntó cómo había podido pensar en otra como favorita. Cuanto más las veo más difícil me resulta decantarme, pensaba con la cabeza vuelta hacia aquella espectacular techumbre.

Incluso il Jesú con aquel aire suyo tan jesuita le había  trasmitido emociones olvidadas, Chiesa de Sacro Nome di Gesú estaba situada en la plaza del Gesú y  era la iglesia madre de esta orden católica. Su fachada había sido reconocida como la primera verdaderamente barroca y  sirvió como modelo de innumerables iglesias jesuitas especialmente en el continente americano.
Su instinto no solía engañarla y aunque era cierto que en alguna ocasión se había sentido atraída por personajes poco aconsejables de ambos géneros, siempre había sabido  que esos sujetos no eran buenos,  pero la atracción no la podía desaparecer ¿le seguiría ocurriendo lo mismo después de los años?
Había pasado solo un instante y  de repente una plaza cuadrada con palmeras ondeando al viento le decían que estaba en el Lido, aquella larga barra de tierra situada entre el Adriático y la laguna Veneta  la incitaba a sentirse viva. Era buena hora para pensar, discurrían paralelos a un canal y tenía la sensación de deslizarse suave como caen las plumas… a lo lejos otro pueblo con campanille.
Avanzaban  lentamente por parajes que inspiraban paz y vida dulce en el dulce Lido, un  trozo de campo color ocre, otro verde; una casita de planta baja, un sembrado de algo parecido al maíz pero con el tallo más largo, algún otro  trozo de tierra seca también en amarillo, un boulevard de árboles, entonces, todo ello junto daba forma a aquel apacible Lido lleno de gente normal, jesolani,  y otra jornada más que estamos juntos.
El cielo de un azul claro atrevido y brillante parecía reflejo de su emoción y servía de fondo perfecto a un nubarrón gris mientras salían del municipio; merecía la pena el esfuerzo de permanecer despierta y atenta. Lido di Jesolo había alcanzado en su momento la dignidad de sede episcopal y parecía quedarle a aquella región de Veneto un aire entre provinciano, sencillo, venerable y sobrio propio del cargo.


Caminamos y caminamos, Treviso siete, y el aire nos escolta, a veces solo nos rodea pero siempre nos acompaña. En este lugar es como si el tiempo no trascurriera, sirve de marco para cualquier época de tu vida o para ilustrar cualquier sensación.
Seguimos entre campos marrones que nos acompañan en nuestra marcha y aquí mismo la gloria, canale de Santa María y  una inmensa llanura que me conquista. Durante un instante no pienso en ella ni pienso en ti, solo siento el cielo en la tierra y entonces caigo en la cuenta de que la distancia entre caerse bien o caerse mal es darse una oportunidad.
Y aunque  aquí tenemos la prueba de segundas partes que fueron buenas, anhelo contigo un momento que dure eternamente.

Juventud, alegría y una vez tuve un sueño