Da igual que sea realidad o fantasía
Loza, Loza, Loza ¿Conoces este extraordinario lugar?
Como todo paisaje del occidente de Asturias es apacible, parece sumido en un agradable letargo.
La armonía de sus gentes con la tierra y el cielo, los caserones de llouxa negra, el olor tan peculiar, las tierras de maíz, el camino de la playa y la calidez de sus mayores dejan grabado en el observador una huella que lo acompañará eternamente.
También quedará impreso en tu memoria la empatía con el ambiente cuando caminas contra el viento y dejas que ese nordeste te arrulle, mientras el rugir del mar te sitúa justo en mitad del paraíso.
Somos muchos los que pensamos que no existe otro lugar más genuino en los confines de nuestra existencia pero, en honor a la verdad he de decir que, somos pocos los que contaremos siempre con el privilegio de haber nacido allí.
Quizás nuestro origen celta nos haga disfrutar de las cosas con calma, respetar tradiciones ancestrales y disfrutar de una vida cotidiana llena de silencio y paz.
Si decides dar un paseo por el acantilado de Aguillón comprobarás como la luz muestra un matiz especial que no tiene nada que envidiar con un atardecer en la Riviera. Esta luz que envuelve las suaves montañas que bajan hasta el mar, y a los campos repletos de meiz y patacas, indican que estas en verano.
Uno de los acontecimientos más esperados en esta época son las fiestas de San Salvador. Tenemos que saber que nuestras fiestas patronales, o agostinas, tienen su base histórica en San Salvador de Nicaragua y el motivo de la celebración es la trasfiguración de Jesús el Divino Salvador del Mundo. Datan de 1526 y en 1777 se les da un carácter cívico y religioso.
Pasarán en un abrir y cerrar de ojos pero cada año un grupo de personas, capitaneadas por los cabeza de familia de dos de las casas del pueblo, normalmente contiguas, se encargarán de la ardua tarea de organizar el evento.
Dedican su tiempo, y un trabajo extra, a la comunidad de una manera altruista. Venden lotería, buscan donaciones por las casas, contratan orquestas, arreglan la capilla y así una larga lista de tareas que nadie será capaz de valorar si no lo ha vivido.
Este año nuestro agradecimiento va directamente a casa de Eirello, que con la complicidad de dos generaciones, seguro que hará maravillas.
Desde aquí brindamos reconocimiento a todos los habitantes de este lugar, los que están y los que ya se han ido, por el esfuerzo que han hecho durante generaciones para que todos hayamos podido disfrutar de nuestro tan venerado San Salvador.
Y que la magia cotidiana que se respira en Loza consiga envolveros.
Pocas cosas nos hacen tan felices como un tranquilo paseo por estos parajes porque el mundo da vueltas y más vueltas pero al final Siempre nos quedará Loza.
Pocas cosas nos hacen tan felices como un tranquilo paseo por estos parajes porque el mundo da vueltas y más vueltas pero al final Siempre nos quedará Loza.