Todos estamos aquí, todos respiramos y sentimos,
pero qué inquietante resulta escribirle a alguien que no responde. Los mecanismos
de defensa, quizás atávicos, revuelven tus tripas paseándote por todos los estadios del desarrollo de la
personalidad. Primero piensas que el ente en cuestión, pasa de ti. Después, que tal vez no le caes bien o tiene cosas más
interesantes que hacer. Y una vez
superados estos malos sentimientos, resuelves que, tu interlocutor no es la
persona más educada del planeta.
Complicidad divino tesoro, así esta mujer encantadora y empática hace del mundo un lugar mejor. La foto de CLAUDIA GARCÍA GÓMEZ- LACAZETTE |
Cerró la puerta y los sonidos del mundo quedaron
amortiguados y distantes. Te ignora por la sencilla razón de que ni te ve. La
cabeza sigue girando. No sabemos si es mejor que el tic este azul, o negro.
Carcomida por el desasosiego levantas la vista y la luna entre las nubes te
hace un guiño de complicidad. Es tarde, o
quizás, temprano para mañana.
Al final, todos somos iguales y en alguna ocasión
hemos ninguneado a determinados sujetos que nos apreciaban, por la sencilla
razón de que no nos importaban.
Mierda de realidad.
Van a tener razón los que
consideran que los hechos son más significativos que las palabras.
Por no hablar de cuando alguien apunta, que lo que
haces no le gusta. Es plausible entender que cada cual tenga sus preferencias,
y lógicamente no podemos interesarle a todo el mundo, pero incomoda
corroborarlo en el aquí y ahora.
Hecha un barullo, la emoción le resultaba tan ardua como encajar críticas. Después de recapacitar,
procuraba sacar algo bueno del dolor de la negación, aunque no siempre lo
conseguía.
Estaba sola con su esclavitud.
Déjalo ir; al parecer no merece la pena.
Si tienes una decisión que tomar, no lo dudes, asume
aquella que te haga feliz. La sensación de desesperanza asalta terrenos con
pies de gigante, y la mencionada
desesperanza, solo se resuelve conectando con nuestro interior, para sacar a la
luz las propias necesidades.
Cuando las prioridades están claras, las decisiones son más fáciles.
Si no lo consigues, aunque sea telón de fondo en tus
ensoñaciones, entonces soporta la
frustración y acostumbrarte con elegancia. Puedes adorarlo ad infinitum, nada te lo impide.
Dostoievsky cree
que la felicidad es eso que experimentamos tras un encuentro con lo más
profundo de la infelicidad, pero ella no creía que la felicidad fuera un estado
efímero, sino una forma de enfocar la
vida.
Dos personas que no tienen complicidad pueden llegar
a ser compañeras, pero nunca tendrán un futuro
afectivo próximo. Complicidad, divino
tesoro por antonomasia y siempre contraria a la puñetera indiferencia, uno de
los peores estigmas en el mundo que nos ha tocado vivir.
Reconociendo que compartir plano emocional con
alguien es un objetivo que pocas veces conseguimos, hay que decir en justa
defensa, que lo intentamos con perseverancia.
No se puede llegar a los confines de la imaginación y
andar con prisa; así que disfrutemos.
Entre tanto, que alguien
te saque de su piel, pque jura, que
cuando intuye tu presencia, el alma se
le conmueve.
Nunca ha estado más cerca de alguien, sin conocerlo
en absoluto.
Puedes adorarlo ad infinitum. Nada te lo impide. |