DUDANDO

A veces tenía la sensación de que Italia era su segunda patria; y  no ya por afinidad, si no por la cantidad de veces que se perdía entre sus gentes, sintiendo la curtida piel de aquellas ciudades como suya propia. Esas historias le eran tan familiares, que ni el mismo y grandioso David le despertaba las emociones de las primeras veces.
Algunos se revelan y expulsan las inquietudes
de su corazón. Dans la photo
la belle dame Mlle
LUISA SALGUERO.
Supongo que es el precio a pagar por cambiar de compañía, pero recorrer siempre el mismo camino, ¿le quita, la cotidianeidad, encanto a la emoción? Ante esta indeterminación entre dos juicios, digo que sí.

También supongo que ver otro cuadro de Ghirlandaio en la catedral de Lucca da vida a este largo viaje por la Toscana. Ghirlandaio, primer maestro de Miguel Ángel, fue  augural en otra historia que tuvo sus buenos comienzos en el Thyssen Bornemisza, y que algún día te contaré. También genera dudas.

Parece que debes de sumergirte por completo en un mundo desconocido para comprender el tuyo propio, y es que el universo de las emociones es el gran desconocido. En muchos casos no hablamos de lo que sentimos por miedo al rechazo, a que nos tilden de raros, extraños, o sencillamente, pque lo que sentimos no encaja en tiempo y forma con lo que está escrito que debemos de sentir.
Pero algunos  se revelan, y expulsan las  inquietudes de su corazón por sus dedos; bien pintándolas, escribiéndolas; o quizás con su voz. Y nos gusta su  manera de escupir sensaciones. 

Las sombras producidas  por la luz de las farolas se iban alargando lentamente. Noche cerrada de un otoño que se extingue; una aristocrática amiga que conduce  en un trayecto agradable y  lleno de emotivas alusiones. 
Espectáculo, gran alboroto de egos que van y vienen. Entre la muchedumbre, te intuyo. Sacrificamos la calidad de lo que se oía, por la exclusividad de lo que se podía  ver. Hay circunstancias en las que la situación es deliciosa en sí misma.

Ya habíamos hablado de que esa absurda manía mía de diseccionar las emociones  conduce, a veces, a puntos sin retorno. Confieso que en alguna ocasión, siento un amor incontrolable hacia algún ser vivo. Sin motivo aparente. Ocurrió contigo, con Snoopy, y ocurre… cada vez que veo un gato atropellado. En serio. Es una pena que me duele. Entonces me pregunto si los que venimos a esta tierra material no habremos existido previamente en otra dimensión sin espacio, tiempo, ni materia. Luego, cuando morimos aquí ¿pasaremos a la antimateria? ¿Estaremos todos en ese otro mundo? 

Después de todas estas dudas, y de haber escuchado por ahí que no hay muchedumbre feliz,  y hasta detrás de una sonrisa hay sangre agitada,  lo único claro es que  el tiempo que estamos vivos es un regalo, el cual, debemos de saber gestionar y agradecer.  
Somos una aventura, a veces artística, así que es mejor rendirse serenamente a la magia de una mirada.

Siempre he sido fanática de las reuniones familiares, quizás por qué soy hija única. O tal vez por qué detrás de ese bullicio de sonidos cruzados,  se esconden corazones generosos que laten al ritmo de la misma genética. Dudas.
Hay  que ser muy bueno para reducir las cosas a lo esencial. 
Y lo esencial en esta historia consiste en escuchar más, mostrarnos tal como somos, y resolver.

Ella también asegura, que desde que te quiere  ha vuelto del silencio a la palabra, entonces, debes de saber que no acomoda una expresión que no te lleve en sus entrañas. ¿Cómo llegaría a este punto?

Argumentum a silentio  es una falacia en la que se extrae una conclusión basada en el silencio.  ¿Hablarás conmigo?
Argumentum a silentio, no.



SNOOPY

En casa siempre había perros. Por parejas, un setter irlandés o un setter laberal, y un pointer. Vivían en la caseta al lado de la puerta principal y jamás cuestioné que ser cazador tuviera una parte negativa. Mi padre fue  cazador.
A veces, estamos sólo a un par de conversaciones
de nuestros sueños.

Entre la nebulosa del sueño después de una buena cena, se juntaban padres, los unos; amigos cercanos, los otros; primos lejanos, y algún espontáneo. En ningún momento, de esos mágicos que componían aquellas tertulias familiares, recuerdo haberme  cuestionado los principios éticos de su afición. Sólo sé, que dormitaba en algún lugar de la enorme cocina, escuchando como las voces conocidas contaban anécdotas que había oído mil veces, y hablaban, y  reían, y volvían a hablar. Resultaban palabras entrañables y acogedoras, saturadas de impagables valores morales y de buenas lecciones de geografía local.
Levantar una arcea, caminar y caminar detrás de ella. Un perro puesto. Un amanecer frío, un jersey de lana, pantalones de camuflaje, katiuskas altas, dos pares de calcetines, unas ligas, la canana, el sombrero marrón y todo el entusiasmo de la jornada siguiente, dormían apilados en el brazo del sillón preferido de mi progenitor, al lado de la chimenea.

En la vida hay cosas que nunca se pueden olvidar, indelebles historias que siempre guarda el corazón.

Antaño, tener perro era otro concepto.
Snoopy  llegó hace ocho años a la casa de al lado y dado que sus dueños, terratenientes dominicanos de muy recóndito empaque moral, tenían otras prioridades, lo tomamos bajo nuestra tutela,  por pura necesidad suya de loca carrera.
Un buen día decidieron irse a otro punto del planeta, quedando los perrillos a merced de la poca atención de uno de sus subordinados, y la desinteresada  colaboración de mi familia. Rodando una situación con la que no podía hacerme, y gracias al hijo del Comandante Pastor y a la encantadora Nieves, ayer, el animalito, se fue a su nuevo hogar.

No había llovido aquella tarde, pero las piedras del jardín estaban húmedas y el aire era gélido. Sintió un escalofrío cuando apoyó la rodilla en el suelo para abrazarlo y  escuchó el estruendo de los vehículos que se acercaban. Snoopy había sacado lo mejor de ella,  incluso ahora cuando se iba, seguía sacando lo mejor de ella.
Y si preguntas que cosa era la mejor que tenía,… lo ignoraba. Podía  intuir  una sensación parecida al amor que la conectaba con aquello que un día le hizo abrigar alegría.


Siento que te siento; que te adoro. Sin duelo. Eres perfecto  y  multiplicas por miles de millones las cosas buenas. Sin trampa. Sólo  te quiero. Paseo contigo y me devuelves el reflejo de lo grande que es un corazón. Lo veo en tus ojos  siempre tristes. ¡Buen Dios! cuanta emoción cabe en un último paseo. 
Tantos vagabundeos  inmaculados; tantas  medias horas de impertérritas andanzas, y ahí estas, alejándote con esos ojos clavados en los míos.

Bueno, dulce y bruto a la vez;  no protestas cuando la gente caritativa te sube al vagón. 
Campos de amapolas y cariño para un espíritu salvaje. Nadie se atreverá a decir que no tienes alma. O quizás sí. Tal vez, lo que vemos en los canes sea un somero reflejo de nuestra propia esencia.

Campos de amapolas y cariño para un espíritu siempre presente en mis adorados  perros, y no es verdad pque sea matemáticamente consistente, pero es verdad que los corazones sensibles están condenados a patrones de vibración irrefutables.

Te vuelvo a querer cuando te alejas. Si cabe, te quiero más mientras te alejas.

Imborrablemente vivirás en mí.


Multiplicas por miles de millones las buenas vibraciones. SNOOPY

DESLUMBRAN SENSACIONES

En la noche, deslumbran sensaciones

La propia narrativa en la que vivimos hace que a veces nos detengamos  ante conversaciones exultantes de buen criterio. Por eso cuando  escuchamos  que la sabiduría como tal, pasa por la encrucijada de saber discernir, sentimos doblegada nuestra irreverencia. Tenemos la obligación de saber quiénes somos, y que nos hace felices.
Para entender lo que se escapa a la razón.
 La foto de COVADONGA VALLINA

En aquel momento lo ignoraba, pero sabiendo lo que sé ahora, sería imposible recordar aquellos días sin sentir una oleada de nostalgia. Por eso te escribo, para entender lo que se escapa a la razón; me he dado cuenta de que si no escribo no sé lo que siento. Bendita tu  paciencia.

La gente que se gana la vida trabajando en la noche nos llama la atención de forma especial; y  debemos de  reconocer que  las personas que apuran esa misma noche, inspiran un poco de turbación.  Parecen una rama de los humanos conectados  con  seres medio mitológicos medio  vampíricos, dígase lobos o diablos.
Véneto nos ha regalado una noche; horas robadas al sueño con sobresaltos alemanes, bosnios y algún bichito español. 
Bajo los efluvios de esas horas brujas, la realidad cambia de color y los problemas desaparecen de su órbita habitual para arrebujarse en el limbo temporal del olvido. Algo tiene la oscuridad que nos trasforma.

Amanecer de ojos cargados; sensación de haber infringido alguna ley, sin motivo aparente; reminiscencia, supongo,  de una juventud tardía o de  desolación inmadura, entonces reconocemos que el Lido de  Jesolo y sus amplios campos cultivados, son un paraíso próximo a la tierra; y esa  luz viva y serena que empapa el camino, sigue iluminando un lugar encantado que invoca en el alma presencias mágicas y quizás exhortaciones  satánicas, pero acariciando la parte buena de Don Diablo, mi abuelo.

Confesar, que las personas capaces de manejar ingentes cantidades de poder nos han resultado siempre, si no adecuadas, sí condenadamente magnéticas. Y pensad chicos, pensad; el poder que nos atrapa, se engalana con diferentes vestiduras, pudiera ser el poder del dinero frente al de la sabiduría; quizás nos subyugue la belleza, o tal vez nos atrape  la ingenuidad. Pensad chicos, pensad. Conoced donde están vuestras debilidades, y así nunca sucumbiréis como Aquiles.

Existe un reloj biológico que te transporta a tiempos  inmemoriales. Tiempos donde se engendraron recuerdos que viven  grabados en la piel, como pecados nunca cometidos. No quiero dormir mientras se aleja Véneto. No quiero perderme de ti, ni un instante entre este suelo y  su cielo. Hago esfuerzos para sentirte en el alma, para que me sigas inspirando, y  debo de reconocer que aunque lo único seguro es el cambio, sigo queriendo adorarte.

No debemos confundir estar muertos con querer paz.

Vuelvo a  inmortalizarte sobre el mismo mar Adriático,  donde  todos los amores de tu  vida divinos y humanos, reales o imaginarios, confluyen en un punto del infinito, y entonces, soy capaz de ver una poética en la indiferencia.  Tienes el dominio absoluto de los silencios.
Todas las situaciones encajan unas con otras, cuando son de encajar, así que espero encarecidamente que mis palabras desordenen tu conciencia.

Insisto, tenemos la obligación de saber quiénes somos, tanto en el día como en la noche; de asumir de qué color estamos pintando el mundo; y sobre todo de  discernir de qué color nos gustaría pintarlo.

He pedido diez  interesantes minutos contigo, y con  mis razones. Una  manera de recordar que la fantasía hace historias.
Tienes el dominio absoluto de los silencios






INSTINTO PRIMITIVO

Escuchar al apacible Mimo ladrar en el jardín como si estuviese poseído, mientras el aire compone melodías propias, manejando a su antojo los arboles del sendero que llega hasta la casa, me hace  pensar en nuestros instintos primitivos. 
Algunos enmascaran sus debilidades humanas
 en la grandeza de sus ideas.

Aunque con cierta imprecisión podemos decir que todo en la vida tiene una explicación lógica, a la que hemos llegado por el avance de la ciencia, y otra explicación irracional la cual mantiene actualizado nuestro instinto primitivo. El instinto primitivo siempre nos tiene a la defensiva.

Queda ese afán de supervivencia grabado en algún lugar del ADN, y aunque trato de ignorarlo, no he podido destruirlo, así que si te enfadas conmigo, la cosa queda entre nosotros; pero si me enfado contigo, si me hieres en el corazón, si realmente me haces daño, entonces, ni yo misma sé a quién te enfrentas pque vislumbro dentro de mí, una parte de voluntad fría y desalmada que después de llenarme de ira se convierte en un trozo de piedra.
De todo este proceso interior, solo sale a la superficie una cara inexpresiva, unos ojos vidriosos, y un ánimo impasible. Por más que intento razonar y darles a los hechos, solamente, la importancia que tienen  no consigo perdonar. Y ese es el momento en que busco culpables por lo que siento, me vale la genética, ser la nieta de Don Diablo, o mismamente el instintos de supervivencia emocional  y/o miedo al abandono.

En realidad, aún enfadada e inexpresiva, estoy deseando a que me hables; que me convenzas con argumentos sólidos e irrefutables; que insistas en que tú también tienes tus razones, y el que no estés de acuerdo conmigo, no significa que  hayas dejado de quererme.

Nunca deberíamos de dudar  que, cada momento tiene una historia.

Instinto animal, es aquel componente incontrolable del hombre que nos  hace enfadar, correr en busca de nuestras raíces, nos aparta de los peligros, e inevitablemente, va unido a las emociones. Cuando escuchamos un ruido, miramos haber de donde proviene; es también nuestro impulso de supervivencia lo que nos lleva a sentir hambre y a cubrirnos cuando hace frío, eso sí, reaccionamos sin pensar, por eso resultaría interesante saber que parte de ese instinto nos  hace fantasear.

La ciencia cada vez acorrala más a la fe. esa  columna anónima, sometida y silenciosa que avanzaba hacia la media tarde y nos subyuga a su voluntad, son las emociones ancestrales, que nos conducen, a veces, a puntos sin retorno. Pero así son las cosas, y cuando los ruidos del verano se aquietan, llega el otoño, y en ocasiones no apetece pensar, ni leer,... ni escuchar.

 En ocasiones solo queremos sentarnos, ...y sentir la vida como pasa.
En ocasiones solo queremos sentarnos, y sentir la vida como pasa, ignorando nuestros instintos primitivos.


SOBERBIA VERSUS GENEROSIDAD


En aras de nuestra salud mental no debemos de olvidar de dónde venimos, y si somos un poco conscientes tampoco ignoraremos a donde vamos a ir a parar. 
Sé generoso y entonces verba volant, palabras vuelan.
Así las cosas parece acertado que la calidad humana de un individuo se mida por el cómo trata a las personas que considera, acertadamente o no, que  están por debajo de él.

Soplará el nordeste en la playa. Igualmente caminarás con el halo de la emoción oculta iluminándote el semblante. Las gotas de salitre salpicarán las manos mientras recuerdas alguna anécdota. Y avanzarás por el arenal prendado por el intelecto de alguno de los artistas que te hacen grata la compañía. Todo ello contado con la ímproba voluntad de presentarte como señor en esta historia. Pque señor lo eres, y/o, lo serías, si supieras ser humilde y controlar tus emociones.

Resulta espectacular la situación. Desde el banco de madera pulida en el que estaba sentada, la música la llevaba hasta las calles del París auténtico y profundo, pasando por el borde de tu mirada; y conducidos, todos, por el hijo de Lucien que, abrazado a su Victoria, se dejó el alma acompasando a su melódico silbido, arrastrando a propios y a extraños hasta los arrabales del sentimiento puro.

Parece difícil de creer que detrás de una sensibilidad musical tan exquisita exista un ser desagradable, hasta me atrevería a decir que maleducado. Pero así finaliza la realidad en el día de hoy, aunque no negaré que ha sido tierno compartir espacio contigo durante un rato harmonioso, tampoco me resulta desconocida la soberbia trasmitida por esos tus ojos, querido príncipe, y motivada en parte pque consideras que nosotros, el populacho, somos necesarios, solamente, para rellenar las sillas, eso sí, de mitad de la sala hacia atrás.
Es lo que tiene pertenecer a una casta superior, siempre lo habéis tenido todo fácil, veis el fútbol en el palco; viajáis en primera clase; vivís en primera línea; rezáis de espaldas, si es necesario; lloráis lágrimas poderosas, y, sobre todo, os creéis que los de abajo son inferiores. No lo niegues; aunque suene fuerte, feo, y trasnochado, sabes que tengo razón; hoy, otra vez, lo has demostrado. Si bien deseaba que  hablaras como un humano normal, alejarse de tu arrogancia ha sido lo mejor y más duro del día.

En cierta medida, esto altera la realidad de lo experimentado con la música y tu presencia; pero dadas las circunstancias, mejor una cruel verdad que una placentera ilusión.
Este instante sería el adecuado para jurar, sobre el libro de la ética de la pasión, que, nunca más.
Desconozco cuánto tiempo durará este nunca más, pero insistiré, la calidad humana tiene poco que ver con la apariencia y no deberías de olvidarlo.

He escuchado por ahí que una gitana pedirá tu audiencia, sólo por diez minutos; sé generoso y  me retractaré de lo dicho en estas líneas. Entonces, verba volant.

De todas maneras, la suerte es el plan que trabajó en la sombra, y de todas las suertes del mundo nunca conocí ninguna que se arrepintiera de haber amado mucho, ni por supuesto de haber escuchado mucha música. 
La suerte es un plan que trabajó en la sombra. Sé que conocéis este sitio.

PALABRAS, QUIERO MÁSS PALABRAS

No hay mayor inanición que vivir sin lectura de cabecera, ni mayor desamor que leer un libro que no te entusiasme.
Existe un alfabeto en los ojos y un lenguaje en las pupilas.
La foto de ELENA HUERGO

A veces las personas pensamos una cosa y decimos otra, sentimos algo y hacemos lo contrario. Y es que ser coherentes con nosotros mismos es difícil, por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, o al juicio de los demás. De tanto pensar en la valoración ajena, olvidamos nuestro propio juicio, lo que genera conflictos.

No deberíamos mostrar lo que no somos. Y no somos nada ordinario, ni grosero, ni vulgar. Estamos hechos, por el contrario, de sombras y luces, dulces e inexplicables, tiernas y atemporales, pero nos tenemos secuestrados, ahí abajo, en el fondo de una mazmorra que ha ido construyendo, con su acumulación de fracasos, la autoestima dañada.

Palabras, y no desiertas palabras. Sería mejor trasmitir transparencia de sentimientos, sinceridad, y sentido del humor pque aunque no consigamos lo que queramos, al menos, tendremos el corazón tendido al sol. Debe de existir una razón para tanto discurso en esta cabeza, pero esa razón, supera mi entendimiento, y la solución a tanto problema puede estar precisamente en las palabras, en comunicarse, en hablar de sentimientos, y entregarse a cada momento como si no hubiera mañana.

Y entonces para buscar paz, leo un versículo de la Biblia,  y por qué  no, me  reconforto, mientras  por el lado opuesto de la suave montaña situada enfrente a la casa, un camino de aspecto melancólico y poético, incita a sumergirse en los ruidos de la naturaleza, alborotadora ahora en sus silencios, y revoltosa en su descanso en  estas tardes de julio.

Avanzar por las sugerentes páginas de alguna vida me conduce inevitablemente a identificar rasgos personales que no habitan en los espacios de mi conciencia cotidiana;  pero descubrirlos, me hace feliz. Asumir el protagonismo y sus servidumbres, no resulta fácil; y una paciencia, a ser posible infinita,  me ayuda a vivir. Desenredar la madeja y ayudar a cicatrizar las heridas, parece laborioso, pero es que  paso una parte importante de la vida emitiendo juicios sobre los acontecimientos, y sobre la actitud de las personas con las que interactuo. A veces me pregunto, con qué derecho juzgo a nadie. Soberbia humana.

Entonces, en un momento determinado abordamos el juicio que nos merece nuestra propia persona, hecho que suele tener lugar, por lo menos una vez, a principios de agosto, momento en el que cuestionamos si los conceptos que hemos manejado como verdaderos hasta ahora seguirán siéndolo. La frecuencia de situaciones vividas como fracasos con su sentimiento de pérdida, y la frustración  por no poder cumplir nuestros deseos; hecho este otro, que ocurre dos horas después del juicio  personal, también a principios de agosto, cuartea nuestra autoestima rasgando la confianza; y vuelta a empezar con otro glorioso año por delante.

Admito la vulnerabilidad, pero me equivoco en tantas ocasiones, que a veces me lo perdono y otras veces, no. Cuando nos atrevemos a salir al mundo en busca de algo que nos conmueve debemos de hacerlo sabiendo que una de las posibilidades es fracasar. Está incluido en el peaje de vivir, pero caray… si el fracaso nos torna más humildes, más reflexivos y más dispuestos a escuchar, entonces se conoce que no acabo de aprender de esta enseñanza pque aquí sigo, curioseando.

Este mes de julio he decidido quereros más. A Luisa, por darme conversación. A Panchi por entenderme como nadie. A Cristina que me apoya en esa segunda hora tannnn larga de Multideporte. A Arancha por incitarme a pensar, colocando el mundo en tiempo y forma. Al dulce Pierre por hablarme en francés. Al salvaje americano, que recuerda la pureza de las razas autóctonas. A Artavazd, que con nombre de rey Armenio y las historias de su enorme abuelo ruso, ameniza nuestras tardes de verano desde hace años, relatando, a su modo, el proceso a partir del cual una simple confederación de tribus llegó a construir un reino. Y como no podría ser de otro modo, a mi preciosa hija, por ese carácter tan suyo, herencia en parte  de su abuela materna.


No deja de maravillarme vuestra compañía la cual, en algunos momentos, hace que una palabrera como yo sienta una emoción, difícil de definir, entre el agradecimiento por teneros cada día y  la eternidad que invoca un buen sentimiento, y a ti. A ti, no creo que pueda quererte más, aunque no sé dónde estás  ni cómo debo de seguir imaginándote.
Nada desconsuela más que las palabras que callamos.

VULCANOLOGÍA

Dicen miss atletas que esta chica les recuerda alguien. Corredora belga de 4oomv AUXELLE DAUWENS

Tanta belleza ¿de dónde? Despiadados aromas
para la vida y siempre, de repente, como el amor,
un  Hiroshima quemante, la señal y mil palabras,
soldadesca  de la admiración, de frente y firmes
 para la batalla del somos y el decir,  un duelo
entre pálpitos de vida y sueños de la razón,
contra el silencio, a muerte, por  mi  resurrección.

Qué  extraño desvarío  y   vida soterrada
y sombras , llenas de nubes y noches
de hielo y tanta desazón como larga
la mecha de la esperanza: un rumor  candente
y ríos de lava, cauces al rojo, rumorosos y
quemantes, sin luz, abstemios de sol y aguas
y que buscan la paz en el reposo del mar, donde
la infinidad y las olas  de caracol apagan
la sed cuando  dormitan. Entonces y  puntual,
milagro de la primavera, es todo y  mil partos
en flor y guiños cómplices  para la alquimia
del color, la imagen y la palabra: hijas de la luz,
en el alambique son hálitos de voz , sentimientos
y  serpentinas, almas gemelas  univocas,  
prisioneras del espíritu en figura y de palabra.
                                       JOSÉ  FERNÁNDEZ



PENSÁNDOTE

Estaba deseando escribirte, si. 
Un sabio entiende, que tiene la razón quien es feliz.
La foto de nuestro querido DANIEL LLANEZA.
No parecía imposible que sí, con habitual conmiseración, pensaba en tu discurrir por la existencia, entonces, hubiera un mínimo de conexión entre vosotros.
Calló el viento y asomó la idea.
De nuevo aulló, mientras, subía las escaleras buscando con los ojos los confines del mar. Aquella casa era una suerte de sensaciones. El agua arreciaba a la vez que con emoción, llegaba tu pensamiento; y hoy con él, el verano.

Este pensamiento era un amigo trasparente que la acompañaba; un acicate emocional que sin ruido, saltaba de día en día escoltándola desde hacía mucho. Aparecía unas veces dando chispazos de luz, algunas otras, mareándola con su vertiginosa movilidad. Pero ahí se apostaba, como esas ideas que surgen no se sabe pque, y  cada vez están más presentes.

Ni su infancia ni su juventud se habían deslizado sobre carestía emocional. Más bien todo lo contrario; había sido una hija querida y una amiga tierna; una mujer encantada y una bruja encantadora. Pero pasó como pasan las cosas, y llegaste.

Aquella inclinación hacia ti, acabó por modelar la dúctil pasta de persona versada y diferente, de la que estaba hecha. Brillaba, pues, sin pretenderlo, y sabía que las gentes se fijaban en su persona dada la capacidad para imprimir a su alrededor, un sello de cómoda naturalidad, y un eclecticismo social que hacían felices a sus contertulios.

Cuando tienes una historia en mente, pareces tener permiso para vivir con más intensidad, con más propósito. Disfrutas profundamente de las trivialidades de la vida; esas mismas trivialidades que te aplastan con su normalidad cuando la pasmosa historia no anida en tu cabeza.

Que un pensamiento marcado la conduzca a ti, no implica una necesidad imperiosa de reflexionar, ni la desazón de darle trascendencia. 
Significa sencillamente que posee capacidad para adaptar la realidad a sus fantasías; un juego tan deliciosamente seductor que puede, sin proponérselo, conquistar a  cualquier ser inteligente. O no.

Como siempre, expresaba sin reservas los intríngulis de su silencio, y buscaba a alguien que la comprendiera, ya que eso suponía quitarse de encima un peso que sabía sobre sus espaldas. Pero no resultaba tarea fácil conseguir una aliada que  aceptara este sinsentido y el vacío de hechos. Quería creer que aquel agujero negro entre vosotros estaba lleno de actos intencionados y de una velada ternura, difícil de apreciar desde el prisma de lo convencional.

Y si, Dios no lo quiera, haces lo que haces sin más intención; entonces, no existe la empatía silenciosa, ni el recuerdo inmisericorde, y sobre todo, desaparece la inspiración.


No te canses de ignorarla; inútil propósito. Ella no te olvida.
Cuando nada parece tener sentido, siempre queda el poder de una historia.

LO COTIDIANO

Deberíamos de rechazar los placeres que acaban en dolor, por los efectos perniciosos; y  aunque el principio ético resulte más que cuestionable, empecinarse en seguir la intuición, cuando la realidad te oprime con su cordura, es aburrido. No se hacía ilusiones, entre tanto, custodiada por dos palmeras, la fachada simétrica de tu casa, se mostraba engastada en medio del jardín, y en el edificio de piedra caliza, color crema, la teja negra resplandecía bañada por la luz de la tarde.
A veces lo cotidiano,
te sorprende con cosas encantadoras


Parecía imposible pasar por allí delante sin que regresaran los fantasmas a su imaginación; y dado que a veces era mujer atenazada por el miedo y los lémures, buscó la paz mientras se acomodaba en el asiento, con tu imagen bailando en la retina. Por fortuna, la luz era tenue y el ruido de la música en el vehículo, demasiado; de modo que, pudo centrar toda su atención en el prosaico asunto de no rebasar los límites de velocidad. Para satisfacción de su instinto primitivo, descubrió que sabía hacer buen uso del desencanto, escuchando a jóvenes con corazones heridos, y orgullo lacerado.

Tus modales podían ser impecables cuando te molestabas en mostrarlos, un padre estricto y una madre sencilla se habían asegurado de que así fuera. Conocías a la perfección las complejas exigencias de la cortesía, si bien sentías satisfacción  despreciándolas a tu antojo.

Uno de estos días de atrás había asistido al discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias, como Académico Correspondiente, a su director de la antigua tesina, el hoy llamado Proyecto de Investigación Científica, y había resultado un rato tremendamente constructivo, sorpresivo, y sobre todo divertido; donde había recogido, sin proponérselo y con agrado, la cosecha de muchos años de amigos en el deporte asturiano de alto nivel. Reencuentros agradables, palabras técnicas, argot familiar, gente interesante, y como fiel escudero, Venancio, siempre grata compañía.

Se detuvo al lado de la ría, y caminó calle abajo sin tener muy claro hacia donde se dirigía. Ya no estaba acostumbrada a ese desorden de sentimientos. Hacía tiempo que había descubierto la felicidad en el ritmo pausado de las estaciones, y en el trato con sus allegados, así que, su fe en la buena gente, tu imaginario altruismo, y sobre todo, la necesidad de deshacerse de aquella obsesión, la llevó a plantearse la idea de narrártelo en directo.  

A veces lo cotidiano, te sorprende con cosas encantadoras y Benjamín Fernández en su discurso del Ejercicio como Medicina, aseguró haber comprobado que 150 minutos de ejercicio aeróbico a la semana sirve como prevención y tratamiento de veintiséis enfermedades crónicas, lo que resulta un argumento más que sólido para empezar a moverse, amigos míos. Ya sabéis lo insistente que era ella con respecto al ejercicio físico y la alimentación; los cuales además de ser una profesión, constituían pilares básicos en  su filosofía de vida.

Esta época había resultado un ir y venir constante de eventos y acontecimientos de toda índole. De las ocho películas que habría visto en el cine en estos meses, seis eran francesas, una española; la otra, un error. Y es que en la última de Thomas Lilti, François Cluzet seguía siendo muy humano. Lo más seductor, el Wild is the wind, de la misma Nina Simone que aseguraba que, Jazz es un término de los blancos para definir la música de los negros.

Insisto, deberíamos de rechazar los placeres que acaban en dolor, y propiciar aquellos que nos endulzan la existencia, por ejemplo el cine, que como los pertiguistas, mejor franceses. Los bolsos, de marca. Las buenas cenas, en La Corte. Los libros, en papel; y la música,… la música, negra.
Como bien dice  un erudito en palabras, cuando la niebla se despeja, el olvido está lleno de memoria. Ciertamente, para ella, la vida en si misma era el mayor de los placeres.

"A quien mucho ama, mucho se le perdona"  Oviedo en la noche

LA REALIDAD ES SIEMPRE SOBERANA

Hacía un tiempo magnifico; la primavera había llegado días atrás jugando con los oventenses, como tenía por costumbre, y si en un momento traía sol, a las pocas horas acarreaba, lluvia.
La sencillez es el primer paso de la elegancia. La foto
de PALOMA BARRIOS
Así que ella no conocía a casi nadie que no refunfuñase por la meteorología en este bendito lugar del planeta; que si otra vez lloviendo, que si hace frío, que si como cambió el día en un momento, que si la abuela fuma.

Aunque se asemejaba a muchos de sus antepasados paternos, a veces, su madre aparecía en los  ojos de ella, y habitualmente estaba en sus palabras, por lo que no era capaz de entender qué clase de nigromante había ingeniado un plan, que conseguía trasformar en proscritos a un grupo de personas que, en principio, no necesitaban mucho favor. Pues ahí los tienes, marcados por el ansia de no se sabe qué. Las apariencias pretenden engañar, pero en el fondo todos nos conocemos, y sabemos de qué pié cojea cada cual.
Aparentar, es el camino que no lleva a ninguna parte, pque a la hora de la verdad, la vida emocional que estés viviendo saldrá por todos los poros de la piel. De poco sirve engañar a tus cercanos, si a ti no te engañas; y más temprano que tarde, la conciencia te pondrá en tu sitio, y en ningún otro. Digamos para tranquilidad  de todos, que el sitio que ocupes en el mundo lo ganas a pulso, con tus hechos.

Después de una buena porción de peros, el sol había vuelto a salir en un cielo tímido, que se excusaba por las travesuras primaverales. Entonces de la mano de aquel revoltijo indigno, de aquella amalgama detestable, vino la cordura que nos colocó en la realidad, además de aconsejarnos no criticar demasiado a la gente cercana, por lo menos no juzgarlos desde el corazón; ya no por ellos, si no por nosotros mismos.

Como siempre que necesitaba sentir la vida, salió al jardín; cuando estuvo encima de la tapia se detuvo en un momento de éxtasis, y extendiendo la mirada al frente, notó el mundo bajo sus pies.

Casi todos tenemos creencias limitantes que nos impiden desarrollar nuestras capacidades. Esos credos llegaron de nuestros padres, de nuestros maestros, o de la misma sociedad, y no son verdad. En realidad, somos mucho más de lo que creemos ser. Es más, a veces pienso que cada uno de nosotros encarnamos la historia de nuestros antepasados, y al no haber sido resuelta por ellos, pasa a nosotros sin solventar. Nuestra organización psíquica, es decir, todos los recuerdos, las vivencias y las  interpretaciones de esas vivencias, se establecieron en base a lo que alguien muy importante nos ha dicho siendo niños, en la mayoría de los casos, nuestra madre. No tenemos conciencia del grado de lealtad emocional que establecemos con esas personas que nos criaron, pero es nuestro deber averiguar cuáles son las creencias que nos limitan para ponerles solución; y sobre todo, es nuestra obligación, entender el propósito de la vida, y disfrutar de este momento, pque es el que tenemos.

Había adquirido, sin proponérselo, un barniz social, aristócrata y refinado, que le confería empaque y serenidad a la hora de tomar decisiones; y la otra noche mientras escuchaba los sonidos metálicos y profundos, que habían roto con su estilo las fronteras de la música clásica y no tenían limite en sus actuaciones en directo, allí presente, la parte indómita de su espíritu, entre los arcos de medio punto que la rodeaban y las luces estridentes del concierto, digo, esa parte indomable, se había reafirmado en la decisión de que nunca más intentaría aparentar algo que no era. Y si no te gustaba a ti, por lo menos, se gustaría a sí misma.

Celebremos que otra primavera más ha llegado a Oviedo. Para abordar algunos asuntos en la vida solo tenemos que mirarlos de frente, aceptando  completamente la realidad, que siempre es soberana; la verdad manda. Pero con el derecho que confieren la constancia, y el amor incondicional que te profeso, me atreveré a decir,  feliz cumpleaños. Por lo demás todo sigue igual, y la tan ambicionada conversación contigo parece sine die.
    No hay pruebas que puedan determinar los asuntos del corazón.                                   



HISTORIAS CORRIENTES

Se va la noche y sucesivamente se dibujan las formas y los colores de las cosas, mientras el alba rehace el mundo. Nada parece haber cambiado. 
Mientras el alba rehace al mundo,
los niños crecen.
 Foto de Álvaro Merayo
Pocos de nosotros no habremos despertado, en alguna ocasión, en mitad de la oscuridad, arrastrando fantasmas más reales que la realidad misma; todavía en ese estado catatónico y arrinconando al sueño, salimos perplejos de aquella vida vibrante que existe en todo lo onírico. Al principio del principio, no era raro que ella recolectase momentos de tenue contacto contigo, amparada en el estado de vigilia. Mudas sombras cariñosas se deslizaban hasta las esquinas de la habitación, y se acurrucaban allí esperando tus noticias.


Entonces llegó un domingo cualquiera de primavera, y con él, el café de media tarde. Mientras paseaba con su prima por aquel valle encantado, entre montañas; las unas tostadas de color, y las otras blancas de nieve, pensaban cómo podrían habitar tan diferentes moralidades en una misma familia y llegaban a la conclusión de que algunas personas se cargaban de razones antes de actuar, y otras se cargaban de emociones. Las primeras eran frías, duras y realistas, y las otras perdían la razón por la forma loca de gritar sus argumentos viscerales en el momento de los desencuentros. Solía pasar que las emocionales prefieren no destruir al enemigo y se guardan información perniciosa  aunque pierdan la batalla, mientras las más razonables degüellan al contrario con pulcritud. Ella era emocional y tú, verdugo.

Una vez dentro del local, envueltas por el olor del café, hecho en cocina de carbón, y sin perder de vista las nubes que se desplazaban rápidas, entre los cristales, dejando ver trozos de un cielo tremendamente azul, seguían preguntándose por qué ciertos olores las inclinaba hacia el misticismo y reavivaba en ellas el recuerdo de momentos desvanecidos. 
Aun cuando la gracia de Bach, la bella melancolía de Chopin y las poderosas armonías del mismo Beethoven, sonaban  espectaculares a sus oídos, a veces, se dedicaban a escuchar extraños conciertos donde los ásperos intervalos y las estridentes discordancias de la música las agitaba, y entonces, su desconcierto encontraba un motivo acústico para existir.

Incluso el gozo tiene su amargura y  el paso del tiempo posee memorias de placer, pero los momentos con su prima siempre resultaban tiernos; circunstancia que iba unida al encanto de los miles de minutos compartidos. Arancha trae a su memoria noches de charlas interminables; cigarritos a escondidas asomadas a la ventana; viajes inolvidables en el Vasco en dirección al paraíso, y con la tía Amparo al cuidado de la prole. De no existir la una, no saldría a la luz del mundo parte del alma de la otra. Todo ello generaba un largo reverberar de sensaciones que eran a la vez antiquísimas y deliciosas, y poseían un elemento de extrañeza que es tan esencial en lo novelesco. A veces se permitían ciertas maneras de opinar, que eran en realidad producto de toda una vida juntas.  

Ya sabíamos que quienes profundizan, sin conformarse con la superficie, se exponen a las consecuencias; y a una persona le podemos perdonar que haga algo inútil si lo adora infinitamente, de ahí su perseverancia en esta historia. Es usted demasiado encantador para ser real y dedicarse a la filantropía. Y dado que todos los impulsos que intentamos estrangular, se multiplican en la mente, envenenándonos la sangre con sentimientos, entonces tú, deberías de escucharla una vez, solo una vez, y así seguro, ella se libraría de la tristeza producida por el apego. 
Después no quedaría nada, excepto un buen recuerdo o la voluptuosidad de un remordimiento. 

Es en el cerebro, y sólo en el cerebro, donde se acometen los grandes sacrilegios pque a posteriori, la realidad nos mide a todos por el mismo rasero, y algo que cinco minutos antes había sido brillante en su imaginación, se convertiría en sencilla letanía sobre el papel.


Durante casi seis años estuvo allí, quieta, mirando al escenario y con un brillo extraño en los ojos. Era vagamente consciente de que influencias completamente nuevas actuaban en su interior, aunque, le parecía, procedían de sí misma. Las pocas palabras que le habías dicho, lanzadas al azar, sin duda, y caprichosamente normales, habían tocado alguna cuerda secreta que sentía ahora latir con peculiares vibraciones. 
La música le afectaba de la misma manera. La música la había conmovido muchas veces y la arrastraba a un mundo nuevo, ahora, al caos creado entre vosotros. Palabras no dichas; qué magia tan sutil había en ellas. Parecían tener la virtud de dar forma plástica a cosas informes, y poseían un hilo invisible que unía vuestros ánimos. Nunca supo dejarte marchar. 
Palabras no dichas daban forma plástica a cosas informes.