ATRAPADA

Andaba buscando la forma de ubicarse en un mundo en constante cambio.
Magnética la imagen que nos ha prestado Carmen Luengo desde Amberes.
No resultaba fácil; hay cosas que no se deben de olvidar. Rodando, rodando se había encontrado delante de la exposición permanente del Guggenheim. Tenía que reconocer que la visita no satisfacía tanto su necesidad de algo sublime como un paseo por el Prado, pero en ocasiones no alcanzaba a asumir bien los cambios, ni entendía del todo las vicisitudes que le llegaban por los desfiladeros de las emociones.


La sensación de pertenencia a un entorno poco tiene que ver con donde estés ahora. Y si te fundes con un cuadro, será que tu alma esta constituida por las mismas moléculas que conforman el lienzo.  
La obra de Alex Katz no la entusiasmó, aunque el de Brooklyn  esté en la vanguardia de la pintura actual  y haya adoptado la energía y la lógica formal del Expresionismo Abstracto. A Andy Warhol había que verlo, y La materia del tiempo se deja querer, quizás por el palpito de espacio en movimiento.
En cambio sí conectó con la sensación de ser mujer y nacer en África, porque esa premisa la embelesó con algunas de sus leyendas. Parece que allí, la luz es deliciosamente sensible al alma de las personas, y se refleja con un matiz de extraño ensueño. Se percibía en algún lienzo. Y aun no siendo arte al uso, había encontrado alguna afinidad entre las garras de un león subsahariano y la vorágine del día a día.
Sabía que, como siempre, el mundo estaba en plena transformación y para entender como facilitaría el diseño a este cambio había que mirar hacia África. Making Africa  mostrando diseños variados, ocupaba  esa zona gris  entre las distintas disciplinas y  aportaba respuestas concretas al objetivo del diseño en este siglo, además, realizaba atrevidas afirmaciones acerca del futuro.
Un continente de diseño contemporáneo,  le mostraba creaciones  que establecían  vínculo con  un  momento, a mediados del siglo xx, en que una generación  africana joven celebraba la liberación del colonialismo y reivindicaba su lugar en el mundo. África es demasiado extensa, demasiado compleja y demasiado diversa, pero la exposición ofrecía  una  historia,  de entre las muchas que pueden surgir al mirar este continente,  y ella tenía la necesidad de andar de puntillas entre aquellos suburbios silenciales.
Y si te puedes  perder en una pieza musical, será que tu alma se funde con esos sonidos hasta desvanecer  la realidad.
Acabo de llegar de un concierto. Allí sentada en la oscuridad no tenía claro lo que esperaba del espectáculo, pero no había trascurrido media hora  cuando  Jubilation Gospel Choir me tenían  atrapada.
Me atraparon sus ropajes negros, la  lánguida luz  sobre sus caras negras, los gestos de sus manos, pero sobre todo me encandilaron, sus voces de color. Aquellos sonidos conquistaban los cuerpos y consiguieron por momentos que todo desapareciese.  Y entonces, ya no era un problema vivir en un  trozo de tierra incandescente, ni carecer de motivación, en esos momentos solo existía la música, el soul vibrando  alrededor marcando el ritmo en las pasiones.
Los de New Jersey bajo la dirección del reverendo Rev. Stef.  la hicieron pensar que definitivamente  le gustaba la gente de color. Son una raza superior en muchos e importantes aspectos.

Hay  habitaciones de la casa donde el viento se escucha especialmente vivo, se enreda con los árboles de un bosque cercano, y gime entre nostálgico y prometedor. La nostalgia te trae a mi recuerdo con la promesa de que siempre estarás conmigo.
Aunque bien mirado, también tienen razón al decir que, un hombre no es más que un hombre, al igual que  un sentimiento no es más que un sentimiento, y ambos de forma inevitable, tienen como frontera la realidad.


A  solas con el viento, el tiempo, y el sonido, hoy mi corazón está quemado.
A solas con el viento, el tiempo, y el sonido; hoy mi corazón está quemado

TOUCHÉ

Lo bueno, lo valiente, lo generoso y lo ingenuo siempre estarán a la alza en mi universo. 
Parece que algunos humanos no somos lo suficientemente conscientes de que un adulto, es la resultante de las ideas con las que hemos criado al niño que ese adulto lleva dentro. Bueno, ciertos grupos de desafortunados fanáticos sí saben, como predijo Montessori, que la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y el futuro de la sociedad.
Lo bueno, lo valiente, lo generoso y lo ingenuo.
Foto de RODRIGO BUYLLA
 Lo cierto es que sin imaginación estamos perdidos, cercenados y faltos de gracia. Sinn imaginación, ni Francia, ni la Liguria, ni Milan, ni el mismísimo río Arno, cuyas aguas cruzamos en estos momentos, deslumbran.


Siempre pensé que dudarías y que en algún momento sentirías mi admiración. Pero el tiempo ha pasado y no has mostrado ningún tipo de interés por las emociones que despertabas. Excepto momentos puntuales en los que he conjeturado agrado por tu parte, en base a alguna acción  pueril y casual, ni te he visto. Es cierto que te he intuido detrás la música, te he imaginado en los detalles, y te he querido en mi mundo paralelo; aun así, el tiempo ha desgastado la ilusión y ha hecho pedazos el entusiasmo.

Esta estúpida actitud ha conseguido que por momentos solo crea en lo que veo, solo sienta lo que debo de sentir y solo me interese lo que se supone que me tiene que interesar. Estarás contento. Que poca generosidad, y que harta me tenéis tú y la motivación. ¿O qué?... Será sencillamente indiferencia en sujetos ni buenos, ni educados. De un modo u otro, siempre acabamos apelando a la educación de las personas.

Es domingo en todo el mundo, los americanos aún no han empezado el día y los japoneses ya lo han acabado, pero domingo al fin y al cabo. Medio recostada sobre la mesa de un café al aire libre, tomo nota de lo que el ambiente me brinda y pienso  que buscando sensaciones buenas en minutos normales de la existencia, llegamos a Venecia y percibo que no todo está perdido. Queda un resquicio para lo diferente, para la emoción tierna y posesiva de un corazón creativo. Es en este lugar, como en pocos, donde la sensualidad dormida en el cajón de las posibilidades, toma cuerpo. Nunca me canso de respirar su encanto.

Alejada de la lucidez tradicional, este ensueño ha llegado más lejos de lo que se esperaba y se ha convertido en todo un lujo, que mi tributo a la realidad no permite sustentar, así que, a falta de mejores sensaciones, te invento. Te figuro alejándote como el fascinante fragor de la tormenta en notas largas y suavísimas, en acordes distantes y en armonías extrañas. Como el último eco de una música lejana.

Detesto a los que ignoran la irrealidad de las cosas, y a los que  se aprovechan de la vulgaridad de la vida, por eso necesito creer en historias inexplicables y por eso existen  horas mágicas en el día en las que  me sumerjo en el embrujo que me rodea. Es un no sé qué, trasgresor, que impresiona profundamente el ánimo y predispone a creer en lo imaginario.


Aunque reconozco que los delicados argumentos de mi imaginación, no se sostienen en la vida diaria, no quisiera entregarle al frío y severo análisis de la crítica filosófica, mi fantasía. Pero mi peor pecado no es fantasear, porque si la explicación que esgrimes para tu ignominia, es una realidad donde la magia no tiene su sitio, entonces, Touché.
No quisiera  entregarle al frío y severo análisis de la critica, mi fantasía.

EN LOS AFILORIOS


JOSÉ FERNÁNDEZ 

Tanta fuerza por la mixtura, como la vida por los errores, es el silencio
de la palabra como las aguas en tus labios prisioneras,
sus esquivas sonrisas y los aleteos del corazón como las brisas
al amanecer, cogidos de la mano, sin dueño y esclavos del amor.


Esclavos, sí,  de manos y  mezclas de hormigón y deseos
contra las miradas de lascivia de quien nos mira cual hojas
sin árbol de referencia, la biología y sus cantos de sirena
nos conforman  a tanta prisión como aguas estancas en sus lloraderos
sin apenas lágrimas por la quietud doméstica de su rebeldía.


Y si fueron tormentas y gritos en rayos descolgados de las iras
allá donde los horizontes son ruinas de la pasión, las aguas de tu corazón
beberán  todos los cielos en su recorridos, y  serán  paisajes
de  infancia para los recuerdos  cuando el otoño hace guiños
de vientos y palabras. Cansinas y  llenas de avatares, con primaveras
sueltas porque  te ríes, haces poso de los días y todos los limos que
que recogen en sus escapadas- experiencias-,  son colores de vida
en los insondables ojos que brillan cuando las aguas mecen
los secretos múltiples de sus  entrañas  porque  las nieves,

al invierno, azotan  con sus   tempestades, aquí,  en los afilorios.  
Allá donde los horizontes son ruinas de la pasión

SANTO SANTIAGO

Harta de sutilezas estos días han servido como revulsivo para despertar la motivación intrínseca de vivir. No perdiendo la perspectiva de las cosas trascendentes, deberíamos dejar de preocuparnos por lo que siendo urgente, no es importante.
Esta es la imagen de la camaradería, la lealtad
y la responsable de que los kilómetros se llenen
de risas. Foto de MAFALDA SANTOS

Si en principio el Camino arañaba, al final acabó abrazándome con cierta dulzura, y este año, agobios aparte, ha mostrado realidades paralelas, como la de que no todo es lo que aparenta; además me brindó una nueva compañera. Dulce, inteligente, culta, buena conversadora, y quizás algo ingenua, detalle que se me figura adorable como base de una personalidad tan sólida.
Así que tantos kilómetros de fatiga y  responsabilidades nos han unido. Pero quien iba a decir que serías protagonista de una novelesca conversación y yo aprovecharía el chispazo de  mi exacerbada imaginación para rendir culto a una idea. A las personas les gusta tomar partido, y ella tomó partido por la normalidad.

A fuerza de intentarlo, me aburres, y a veces olvido que llevamos una  buena existencia, cada vez más agradable y prolifera; pero al fin y al cabo una existencia de la que nadie sale vivo. Si conseguimos disfrutar de algunos momentos, estaremos aprovechando el paso por la tierra, y diréis conmigo que no se es rico en dinero, si no en tiempo, en ilusiones y en relaciones humanas.
Si  además conoces, o has conocido, a alguien que te quiere porque sí, sin ningún tipo de provecho; si te ayuda por nada y para nada y además cuida de tu amistad no pudiendo evitar ponerte buena cara, sólo porque te adora; entonces, habrás sentido que merece la pena vivir.

El prosaico rasero del día a día va igualándolo todo, pero no quiero olvidar que somos seres fantásticos, que llegamos a las luna, hacemos versos, nos tenemos hondo respeto, y en algún lugar, como el Camino de Santiago, rodeados de esa atmósfera de majestuosidad que envuelve todo lo grande, siento tu persona. No quiero olvidar la noche, cuando solo escuchaba el sonido del aire, extendiéndose de eco en eco por entre los arboles que rodeaban el albergue, porque incluso en esos momentos mi mente dormida y mi impresionable imaginación, merodeaban alrededor de tu persona.

Aquello que une fácilmente a los hombres de todas las culturas, te coloca en mi órbita, y nunca sabré claramente el motivo. Por eso, aunque existen muchas  cosas ante las que arrodillarse en Galicia, este año, me postro ante la camaradería; la lealtad entre  las mujeres que hace que el mundo cobre sentido solidario, que los kilómetros se inunden de risas, y que los esfuerzos merezcan la pena.

En definitiva, este año en Galicia me arrodillo ante tu amistad, Mafalda.

Esta es la atmósfera de majestuosidad que envuelve todo lo grande.

SEPTIEMBRE LOCO

Me hago mayor. Indefectiblemente me hago mayor, y no digo que sea malo, digo que resulta raro ver como el cuerpo va tomando forma, sin dejarte participar demasiado en el proceso.
La historia está presente en todas las caras.
Foto de CARLOTA CHACÓN, mi sobrina.
Rara, vaga la mente por derroteros, que habiendo marcado tú mismo, te hacen sentirte un extraño en tu propia cabeza, tocando sinfonías de tranquilidad, paciencia y cierta conformidad, donde antes no había más que chispa, emoción y burbujeo de vida.


Cuando nos quedamos huérfanos, da igual la edad que tengamos, la sensación de desamparo está asegurada. Los progenitores, mientras viven, protegen nuestra esencia. Son una muralla que resguarda la integridad emocional de sus vástagos y la forma que estos tienen de estar en la vida. Cuando ellos faltan, el muro de protección se cae, quedando nuestra identidad a merced de los vientos del desarraigo, que nos bambolean a su antojo, siempre en función de los puntos débiles de cada cual. Y claro, ahí andamos.

Tú, sin saberlo, defines para mí las líneas de un mundo que tiene en sí toda la pasión del espíritu joven, y toda la perfección espiritual de lo que nunca muere. Aun así, como uno de esos círculos surgidos en el agua cuando se arroja una piedra, poco a poco te vas difuminando con un rumor apenas perceptible. A ti, que has sembrado una inquietud que ni se ubica, ni desaparece, cómo podrá mi palabra, tan insuficiente para darte idea de que representas todo un mundo de claroscuros de la razón, de rumores de realidad, de sonidos que se perciben a la vez; digo, cómo podrá la palabra convencerte, de que cualquier movimiento tuyo bastará para deleitar un alma errante.

Y habiéndote visto sólo en la distancia, llegó Septiembre. Es el mes preferido en este lugar. La gente se mueve por la ciudad con dinamismo, tal parece que hubieran salido de un prolongado alejamiento estival y necesitasen de este cielo para sentirse únicas. Aquí y ahora vuelven a la vida. Personas que se arrullan unas a otras con su sola presencia, calle Uría arriba, calle Uría abajo, Plaza San Miguel, calle Quintana, siempre te encuentras algún conocido, de esos de siempre, pongamos Marcial, que hace tiempo no ves. Entonces recuerdas que tienes un pasado, el cual se presenta como algo tierno y nostálgico; y ese mismo pasado, hace de este, un momento exultante. A resultas de la situación, te sientes una persona completa, que quiere y es querida, que valora y es valorada; una persona integrada en el sistema de castas que la propia ciudad marca con su pronunciado estilo; con ese talante natural que la identifica, y esa clase, que la urbe emana desde cualquiera de sus rincones donde se cuadra el viento en este Oviedin del alma.

Septiembre loco, un mes de fragancias cruzadas, corazones partidos y emociones desbocadas; donde el buen ánimo de los unos,  y la indiferencia de los otros, te hacen descubrir una persona distinta en aquel ser anodino que llevas dentro; y resultas el príncipe de las confusiones, el capitán de los miedos; y una imagen que el espejo te devuelve, sin saber si la vas a querer o no.

Si al mirar atrás notas la avalancha de un montón de vivencias, recuerdos y situaciones, todas en el mismo segundo, entonces plantéate que ya has disfrutado de gran parte del camino, por lo tanto, seamos amigos porque la vida corre veloz. El tiempo no se detiene con nadie, es lo que más rápido pasa, y aun así, no acabamos de sentir la analogía entre esta información y nuestra vida cotidiana.

Te amparas en esa descortesía irreflexiva por algo que no ha existido, para ignorarme. Y aunque cabalgue sobre la ficción, hay una verdad oculta que me pertenece,… lo sabes.

Seamos amigos.
Guapa Victoria que empapada en un hálito de juventud, hechizas al mundo con esos tus ojos.
 Foto de VICTORIA ESTRADA.



RAPSODIA PARA NAVIA

Supongo que todos conoceréis Navia. Si no es así, deberíais de solucionarlo. Es un pueblecito de la costa occidental asturiana que disfruta de su vida entre vientos y mareas. 
No hay nada que el arte no pueda expresar, y si no miren estos ojos.
Foto de IRENE PÉREZ GARCÍA.
Tiene un pequeño muelle con su pequeño espigón. En el muelle, los lugareños, siempre han tenido a bien darse chapuzones espectaculares. Lugar feliz, hasta podríamos decir que desinhibido de miedos, ataduras, y falacias, es en definitiva, un entorno mágico que preserva su espíritu de modernidades efímeras, solo, en la justa medida.

La Villa de Campoamor y sus contornos han sido y serán cuna de ciudadanos ilustres. Seguro que todos ellos tienen apellido. Son, como los demás, personas sencillas  que en el día a día se reconocen tanto por la nobleza de sus caras, como por el buen talante de sus expresiones. La serenidad de los contertulios en el café Martínez; su sosiego para enfocar la vida, hace sentir a los transeúntes que aunque parezca que todo ha cambiado, todo sigue igual, y seguimos siendo nosotros, pero con más camino.

Cierto que esto es una geografía, unas gentes y una historia. Pero hay algo más. Una emoción que sube desde el suelo y trepa por las palmeras en cualquier época, en  cualquier momento de cualquier invierno, cuando el sol templado del mediodía calienta, sin ofender, a los habitantes que viven en el espíritu auténtico de la Navia de siempre.
Estos ciudadanos moran el suelo sin más pretensiones que tener plena conciencia de  que aquí está la vida que quieren vivir, y son estas gentes, precisamente estas, a las que  adoro.

Entre la multitud de sensaciones que me depara esta privilegiada ubicación, las cosas más recientes, parecen ficticias. Ayer con vosotros en un San Cristóbal nublado, amoroso y familiar; hoy saboreando en silencio una taza de café, sin que turbe la honda calma que me rodea más que el sonido del viento, que gime entre las rendijas de las persianas.

Puede ser que me ocurra contigo como con las obras de arte; lo que hoy me apasiona, sin ningún género de duda, pasa mañana a ser un grácil acompañamiento. La espontaneidad, los impulsos primarios de libertad y placer en las criaturas, han sido ahogados por la indiferencia. Cada frustración se almacena como una cicatriz, entonces, mirando al frente, sin ver, vagabundeando, con las manos en los bolsillos, pienso que, sensaciones que parecen brotar de la nada, son potencial y tristemente capaces de desaparecer en cualquier momento, en esa misma nada.

En esta topografía  marcada por la pizarra gris azulada; custodiada por el monte de San Esteban al oeste, y la colina de Buenavista al sureste, se me antoja, al mirar los edificios, que al volver una esquina, voy a hallar la casa de la tía Luz, lugar encantado, donde concurríamos todos. Después, en el mismo paseo, en el que absorbo y poseo todo lo que me rodea, caminando hacia el Monolito, el mar, cuyo eterno sonido agrada y sobrecoge, y estas suaves colinas, me separan del  resto del mundo. 

De la boca de un hombre; capaz con sus  dedos y con toda su pasión, de hacer hablar a un violín, escuche la bonita idea de una rapsodia para Navia. Con vuestro permiso, me he permitido el lujo de compartirla. Soy consciente de que el valor de una idea, no tiene nada que ver con la sinceridad de la persona que la muestra, pero siempre te llegará mejor, si esa idea la trasmite un corazón. Por añadidura, considero que no hay nada que el arte no pueda expresar.

En este vínculo que mantenemos, la ausencia de hechos está empezando a ser más trascendente que los  impulsos del corazón, sin embargo, aunque ya he dejado de buscarte, creo que nunca dejaré de esperarte.
Mientras tanto, sigo buscando en sus ojos, con los míos, a la gente; a las personas que hacen de este, un lugar irrepetible.
Tocar una nota equivocada es insignificante, tocar sin pasión...inexcusable. Beethoven




VUELAN LETRAS


Alguna influencia sutil ha pasado de él a mí, y el milagro que siempre había estado buscando, y que siempre se escapaba, llegó a mis manos. No pretendas conocerlo porque es, simplemente, un motivo artístico. No podrás ver nada donde yo veo todo. No existe nada más presente en mis palabras, que lo que no está. Él, es la sugerencia. Le veo gracia, sutileza, y ha puesto letra a cierta herejía, de la que nunca he querido hablarte.
Y los libros son el puente que une las dos mitades de mi vida.
Foto de Cristina Tellechea, periodista,profesora
y un encanto de mujer.

El día había amanecido gris, como la mañana que te vi por primera vez. El borde del sol empezaba a asomar por el horizonte, iluminando de rojo los árboles del fondo del pueblo. El pasado nunca es suficiente para quien busca un futuro, y los libros son el puente que une las dos mitades de mi vida, como lo habían sido siempre. Me desperezaba con pensamientos inconexos; más que pensamientos, eran sensaciones que no habían pasado el filtro de la razón.

Creo que hemos perdido el sentido abstracto de la belleza, y no, no me tiene simpatía. Le adulo de una manera exagerada. Hallo placer diciéndole cosas que no debería  de decir, e incluso así, no me arrepiento, porque son verdades indiscutibles.
Por lo general me ignora. Parece como si hubiese dado toda mi alma a alguien que no me trata ni como un adorno. Creo haberte dicho que soy una condecoración silenciosa que halaga su vanidad.
La frustración y las emociones encontradas se alejaban cuando pasaba las hojas y me dejaba llevar. Entonces volaban las letras. Las ofuscaciones esperaban agazapadas en los silencios de la familia,  o en cualquier rincón, y tendían trampas que obligaban a recordar. La palabra clave aparecía en el impacientarse de los pájaros, que anidaban en la palmera cerca de la ventana de la habitación, entonces, buscaba las hojas para garabatear en ellas y necesitaba tu respuesta. Cualquier respuesta. Pero la necesitaba con la misma imperiosa necesidad con la que devoraba las páginas del insólito libro.

Aquel extraño manual hablaba desaconsejando la prudencia. Hacia citas desdeñosas del tratado de la cobardía, o su semejante, el sentido común. Yo no escuchaba. Estaba libre en la cárcel de la pasión. Luego la sabiduría cambio de método y se puso a hablar de indiferencia y clases sociales.
Seguía avanzando. Una hoja tras otra; imposible detenerse. Un momento para despejar. Después,… horas  sin principio, seguidas de horas sin final.

Han pasado unos años desde esta anécdota, y los efectos narcotizantes de la obra se han esfumado. Aun así, no quiera Dios, que mi príncipe esté quedando destronado;  que al mirarse en el espejo de la vida, vea reflejada la cara de un ente pusilánime que se limita a cumplir órdenes, o en el mejor de los casos, que reacciona solo a las conveniencias. Tengo la poderosa impresión de que guarda un secreto y nunca se ha dejado llevar por el corazón. Inmediatamente me pregunto, adónde me llevará la imaginación.
Hasta ahora no he podido comprender porque lo seguí. En ocasiones no me entiendo,  pero si no lo hubiese hecho, si hubiera pasado de largo, me habría perdido una fantasía grandiosa. Ya veo que te estas riendo. Eres imposible. Aunque te haga gracia, tengo que decirte que siempre seré diferente, que estaré atrapada por la imaginación y  que invariablemente seré capaz de construir un mundo maravilloso alrededor de un hecho cotidiano.

El pesado olor del incienso parecía pegarse a las páginas y turbarme el cerebro. La cadencia de las frases, la historia en sí, tan llena como estaba de tendencias sugestivas, producían en la mente una especie de ensueño que me hizo perder la conciencia de la caída del día y del avance de las sombras. Luego, después de que me recordaran varias veces lo tarde que era, me levanté, y pasando a la habitación contigua coloqué el libro sobre la mesita, que siempre estaba al lado de la cama, y empecé a vestirme para la cena.

Las luces del pueblo hacían señales entre los eucaliptos y las zarzas del jardín. Mi madrina estaría sentada en el salón, leyendo. La luz de la lámpara brillaría en el broche que llevaba en el pecho, quizá verde, o quizá, todavía el rojo que se puso el domingo anterior para la misa.


Muchas veces la convivencia con el amor, nada tiene que ver con los estados catatónicos del enamoramiento; y si, tiene mucha relación, con la capacidad para gestionar emociones. Entre estas aguas tan turbias nos movemos los humanos, saboreando sensaciones tan finitas o infinitas como seamos capaces de imaginar. Todos leemos en el libro de la vida y a veces nos encontramos capítulos  de indiferencia e incomunicación difíciles de  tragar.
Yo no escuchaba. Estaba libre en la cárcel de la pasión. Adoramos a  los libros. Siempre.

EN BLANCO Y NEGRO

En esta vida me alineo con los que cuentan historias, con los que usan y disfrutan de las palabras. 
Miles de palabras enamoran mi mente.
Foto María Esther Fernández
 y
Clara Valdés
Me gusta percibir como trascendente lo baladí y creo que casi todo, casi cada día, es trascendente. En el fondo siempre subyace el afán por contar; algunas veces historias sin principio, otras veces historias sin final, pero quede claro que no soy escritora. Parece que nunca llegaré a serlo. 

Sencillamente paso por amanuense de las miles de palabras que, a menudo, enamoran mi mente. No es menos cierto, que  me sorprendo, en cualquier momento, garabateando en toda suerte de papeles para no olvidar la  última idea que me haya hecho la corte. Y aunque ya tengo una edad considerable y se  turba mi memoria inmediata, sigo teniendo emociones.

No sabía lo que debía de hacer, ni muchísimo menos sabía lo que sería capaz de hacer. Me había visto caminando en círculos pequeñitos, que no llegaban a ninguna parte, y me entraban dudas sobre, si lo que padecía con paciencia, era obsesión o pura intuición. Como consecuencia, había llegado la conmoción acompañada del convencimiento, por enésima vez en los últimos años, de que iba a dejar de soñar. No soñaría contigo, no soñaría con mis padres vivos, ni soñaría que volaba.
Y  recuerdo los sueños con todo lujo de detalles.

Volaba a unos metros por encima del suelo, entre las copas de los eucaliptos que protegían la cuesta desde donde se accedía a la casa. Seguía discurriendo por el camino dando la vuelta al edificio para entrar por la puerta principal. Subí  las escaleras y sentí el resguardo de un sitio cerrado, pero pegada al techo. Noté el colorido de las flores, que mi madre cuidaba con esmero, colocadas con mucho orden en el muro interior, matizado con pintura plástica, mitad blanca, mitad gris. Entonces los vi, y sin saber ellos que estaba allí, se les notaba en la cara que me querían. Pensé, persuadida por esa enseñanza extraña que aportan los sueños, que debería de valorar  con más  conciencia aquellas relaciones que pierden lustre por el uso. Un sueño.

A veces en ráfagas de atemporalidad sentía amor, la suerte de haberlos tenido, y su proximidad, pero era difícil mantener el interés constantemente.

Alas sobre la casa ancestral que se había convertido en uno de los lugares emblemáticos de mi vida. Muchas emociones confluían para formar la imagen de mi madre y el entorno en la vivienda familiar como un lugar con identidad propia. Su naturalidad y la ubicación en una zona aislada y pintoresca, en la que se había integrado a lo largo de los años, hacía que quienes llegaban a visitarnos se sintieran sorprendidos y atraídos por su  personalidad  y embrujo.

El paso del tiempo es mi último desvelo Seguí soñando y viendo los efectos de ese tiempo en las caras, en los cuerpos y en las actitudes. Aun así, Álvaro Urquijo y su grupo eran capaces de hacernos pasar un buen rato reviviendo sensaciones de camaradería grupal, de inmortalidad juvenil, y de vida después de la media vida. 
Se generaron momentos de tanta comunión con el ambiente que se desvaneció todo lo que pudiera parecer desajustado en nuestras almas, para convertirnos en parte de aquellas historias. Por la calle del olvido vagaban tu sombra y la mía, entonces alguien sonríe y me agarro fuerte a ti,  porque ahora no persigo sueños rotos, y sé, que la locura se está quedando dormida. Olvidé que tuve una ilusión, y me ganó la fuerza de un espejismo. Bien por Los Secretos, y mejor por la agradable compañía de Anita Vega y Claudia G. Lacazette. Sigamos existiendo chicas.

Todos tenemos algún secreto celosamente guardado entre los hilvanes de nuestra piel. Cuando conoces algo prohibido de otra persona, de algún modo, tienes la llave de su comportamiento. En las profundidades de las emociones viven los héroes, y en la corteza de los sueños los gigantes. Tú eres la estrella; el más amado por los dioses; de la familia de los héroes. Me gusta soñar,… es mi secreto. Dime el tuyo.

A saber, este curso, algunos de miss abnegados compañeros, deportistas todos ellos, y yo, trabajamos hasta finales de julio. 
Si se os ocurre algún motivo coherente para hacernos una visita, estaremos encantados de veros.
 
Entre tú y yo hay una linea que no sé escribir.



ANIMULA


Si conoces este lugar, considérate afortunado.

La presencia en la ausencia es por  la palabra. Este recurso del pensamiento evita la desaparición y el olvido. Y más cuando sabemos que el lenguaje permite, por la reflexión, hacer vida de las cenizas. Y cuando las palabras no alcanzan, para eso está la poesía, cual hilo de Ariadna. Para incluir en páginas  de la vida lo que los ojos no ven ni roza  el tacto  ni el corazón  recita en salmodia a lo divino: animula vagula blandula …“Animula, vagula, blandula / Hospes comesque corporis / Quae nunc abibis in loca / Pallidula, rigida, nudula, / Nec, ut soles, dabis iocos…” “ Mínima alma mía, tierna y flotante / huésped y compañera de mi cuerpo / descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, / donde habrás de renunciar a los juegos de antaño.”

Amor constante más allá de la muerte, corazón. 
José Fernández.I.N.B.Q

GENTE INFINITA

Parece como si, con un atuendo exquisito, y al son evocador de la guitarra, todas las emociones del mundo estuviesen desfilando en pantomima aquí delante.
Todas las emociones del mundo, desfilando aquí delante
Foto de Marta Martínez
Estoy en un rincón de la sala y va mi pensamiento en busca tuya. El recuerdo es ahora  mi guía, pero ya no sé  si tengo fe. Por un momento tuve intenciones de rezar para que cesase la horrible compenetración que existía entre mi memoria y tu imagen; poder disfrutar tranquila de la velada, y que dejases sitio a emociones nuevas. Pero ¿quién que supiera algo de los ciclos de la existencia, iba a renunciar a la oportunidad de permanecer siempre vivo, por cargada que estuviese de consecuencias dicha oportunidad?

La luz de las enormes lámparas del techo iluminan la noche. Cada año vivimos la misma situación, y cada año resulta tierna y diferente.
Los personajes iban llegando al lugar. Engalanadas ellas, informales ellos. Inmersos en el camino de la despedida; temiendo la calle del olvido y llenos de inquietud por la vida que vendría a sorprenderlos con nuevas situaciones y diferentes realidades. Apurábamos las últimas horas juntos, porque como decía la abuela, lo que más rápido corre, es el tiempo. 

Historias que se van. Momentos que quedan. Amigos que nunca nos  olvidarán. El placer de haberlos acompañado en su singladura por el mar tranquilo de la infancia, y las aguas más turbulentas de la adolescencia, se hace patente en los abrazos. Juventud eterna; pasión perpetua; secretos a voces, y, devoción  sin condiciones. Gente infinita.

Toda conversación que se realiza con sentimiento es un retrato del que habla. El dialogo es tan solo la ocasión en la que el hablante se retrata en lo que dice. Después de llevar un rato platicando con aquellos chicos ya sin uniforme, espontáneos, auténticos, e intelectualmente entretenidos, me di cuenta de que allí estaba a gusto.

No quiero que nadie me hable en demasía de la gente, me gusta descubrir a las personas poco a poco y por mí misma. Establezco escasa diferencia entre los humanos; elijo a mis amigos por sus buenos sentimientos, a mis conocidos por su buen carácter y a los enemigos por su inteligencia. Uno nunca es suficientemente concienzudo en la elección de sus enemigos. No tengo ninguno que sea tonto. Son casi todos personas de cierto enjundia intelectual y en consecuencia todos me aprecian ¿será esto una fatuidad mía?

Sobreactuar en tono y ejecución, es mi naturaleza. Me encanta tener amigos de diferentes idiosincrasias, y me  cautivan las canciones en francés. Es una suerte poder descubrir muchos tipos de temperamentos diferentes e ir aumentando la colección año tras año. Tantas personas, que portean tantos mundos a sus espaldas, enriquecen a los que se paran a mirar. Poder interactuar con ellos a niveles profundos y anhelar el sabor de lo nórdico solo como dato curioso, es un hecho significativo de algo, no sé exactamente de qué. Al final, me quedo con estos españolitos que dentro de unos años, no muchos, regirán los destinos en un país de farándula y pandereta, pero también de mentes despiertas e ideas brillantes.

Creo en las nuevas generaciones…

Pero, nunca me fío de lo que dice la gente ordinaria, ni me interpongo en lo que hace la gente encantadora. Si una personalidad me fascina, cualquiera que sea el modo de expresión elegido por esa personalidad, me resulta absolutamente deliciosa. Por eso, cuando emergió de entre los invitados aquel agudo intelecto, zigzagueando entre brumas de aprecio y camaradería, tan familiar a mis ojos como los pinos de la entrada, con sus lentes redondas y su áurea de despiste, para sorprenderme con una declaración de devoción imperecedera, quedé fascinada. Impactada, y enamorada del género humano. Gente maravillosa.

Amar a quien no nos ama, porque si no, ¿dónde está la misericordia?

Dicen por ahí que llenando una copa de balón con hielo, añadiéndole Bombay Sapphire, y sumando a la mezcla, tónica Fentimans, resulta una pócima medicinal, que sin saber absolutamente a nada, te devuelve la  tan idolatrada misericordia, y te repone la caridad cristiana.
Tómate uno y hablemos.

Me gustas, porque eres, como creo debe de ser el mismo amor.

 
Juventud eterna, pasión perpetua. En la foto Carmen Luengo,  María Sordo, Mª Antonia Lorenzo, Lucía Gómez, Claudia Armas y Carmen Suárez. Gente Infinita

BIENAVENTURADOS LOS QUE AMAN


Los que encuentran un sentido feo en las cosas bellas son unos corrompidos. Aquellos para quienes las cosas bellas solo significan belleza, esos, son los elegidos. Para ellos hay esperanza. Se acomodó
Esto es para ti. No pienses. No deduzcas.
Es un  regalito  sin pretensiones.
en el diván. Pensaba en una mujer, cierta dama, que se había empeñado en que contase su historia.

Eran las cuatro de la tarde y el reloj se puso a alborotar  justo cuando ella entró en la sala y cruzando los brazos sobre el pecho, se arrimó contra el marco ¿Puedo fumar? dijo con aire contrito, quiero que lo cuentes. El qué, interrogué con la media sonrisa que se pone en la cara de quien se ve sorprendido por una situación. Tú solo escucha. Cerró la puerta del jardín. Hablaba lentamente;  las palabras parecían brotar  casi en contra de su voluntad.

Estábamos en la iglesia rezando por el tío, empezó, y sentí de pronto que alguien me estaba mirando. Di casi media vuelta y lo vi por segunda vez. Cuando se encontraron nuestras miradas, me temblaron las piernas. Tuve el poderoso pálpito de que me habían atrapado el corazón. Afuera, el seco rugido de la autopista era como la nota de bordón de un órgano distante, y mientras, revolvían el café que habían servido en el salón. La  insólita mujer continúo su relato. Los que escarban bajo la superficie lo hacen por su cuenta y riesgo, y de vez en cuando, aparecen sombras de fantásticos truhanes.

Comprendí que detrás de mí había alguien cuya mera existencia resultaba fascinante y si el destino no lo evitaba, llegaría a absorber mi naturaleza, mi irrealidad, mi alma, e incluso cautivaría mis palabras; como así fue. Mi vida estaba bien como estaba. Estaba bien, repitió; aunque en aquel momento no tuve conciencia y di un paso adelante pero él, dio un paso atrás, y entonces entendí que la conciencia  y la cobardía son en realidad la misma cosa, o en el mejor de los casos, un buen parapeto para la timidez.

Así que me he acostumbrado a amar en secreto. Es el único hecho imaginable  para que la vida resulte misteriosa. Lo más trivial del mundo se hace delicioso con tal de que uno sepa ocultarlo.

Podría tratarse de una situación no muy extraña, le dije, eres consciente de la cantidad de cosas que no han pasado nunca, y podrían haber sido. Tu cinismo es simplemente una pose exclamó, echándose luego a reír, y con el sabor del último sorbo de café, salieron juntas al porche y se acomodaron sobre un banco de madera, de sequoia californiana, que se hallaba a la sombra de un arbusto de laurel.

¿Juanito?, pregunté con calma y mirándola directamente a los ojos. Has pensado que si retrato demasiado de ti misma, puede que algunos de tus amigos se asusten de lo que escribo y piensen que hay mucha realidad en el papel. En mi defensa siempre puedo alegar, adujo, que abusas de la imaginación, o que el gran problema es sentirlo, luego sacarlo al aire da igual, porque ya  ni ofende, ni mancha. Ahora bien, eso es pueril. Además no tengo  tantos amigos, y menos, que me conozcan en profundidad. Volvieron las risas debajo del arbusto.

Al vivir su indiferencia, no entendí como querían en su mundo. Tuve la extraña sensación de que el destino me reservaba goces exquisitos a niveles puramente  oníricos y me estaba ofreciendo, en bandeja de plata, la excelencia en el sentir. Me asusté.

Sabes que de cuando en cuando nosotros, los pobres humanos, tenemos que mostrarnos en sociedad para recordarle al mundo que  no solo somos parias. Así que con un traje de etiqueta y unos buenos tacones, como tú misma me dijiste una vez, pude adquirir aspecto de persona civilizada. De pronto me vi cara a cara frente al hombre cuya personalidad me había conmovido tan extrañamente. ¿Y? le volví a preguntar esta vez realmente interesada.

Esto pasó años después del primer encuentro, un amigo común nos presentó y ambos nos hicimos los desconocidos; bueno al menos yo me hice la nueva. Estábamos muy cerca el uno del otro, casi rozándonos; veía sus ojos fríos, sentí el roce de su cara adusta y aunque algo sugería que no me lo pondría fácil, me trasmitió calidez desde algún recóndito lugar de su ser. Cuando desapareció, se bajó el telón de una interesante escena del teatro de mi vida. Seguí pensando en él con aquella deliciosa inquietud y la fantasía de que algún día me tendería su mano. Resulta sencillamente inevitable.

¿Y desde entonces? …Desde entonces, sigo esperando. La curiosidad, el deseo de nuevas experiencias, o lo que hubiera en esta historia de puro instinto sexual, se ha trasformado por obra y gracia del tiempo en algo que parece estar muy lejos de los sentidos; algo que por esa misma razón, se torna mucho más exclusivo. Se levantó y miró al fondo del jardín, por encima del respaldo del sillón en el que su amiga se sentaba a leer en verano. Estaba cayendo la tarde y  trasformando en un melancólico  gris oscuro, el horizonte.

¿Qué quieres de él?, pregunté con un brillo especial en la mirada, mientras, se había puesto a llover y el olor a tierra mojada en primavera y a pura emoción de la vida, llenó el aire. Jugaste con una idea que  poco a poco tomó ímpetu a base de fantasía, y alas a fuerza de paradojas.

No, dijo ella, ni fantasía ni paradojas, ya no queda nada de eso. Sólo sentimiento. Y no sé de qué se alimenta.

Insisto y le digo a Muriel que bienaventurados los que aman, porque para ellos las cosas bellas, sólo significan belleza. Siguieron hablando, entre tanto, la noche continuaba su curso soportando la carga de las pasiones humanas.

Entiendes que los enamoramientos fuera de lugar aburrirán a los que lean esto. Probablemente, casi susurró, pero como ella dice, somos un sueño imposible que busca  en la noche  y además, esto es un regalo.
Feliz cumpleaños.

PD. Siendo hoy dos de junio, les digo que esta publicación debería de haber visto la luz hace, exactamente, diez días. Pero he estado imbuida en arduas negociaciones para solventar tu regalo Nº 2. Todo arreglado. Espero que lo disfrutes con salud; lo cuides con amor, y lo compartas con la generosidad que te caracteriza. Recuerda, el arenal solo será tuyo mientras vivas.
 
Regalo Nº 2. Parece que existe una sutil afinidad entre los átomos que se agrupan en forma y olor en esta playa, y el alma que llevas dentro.