¿Debido a la gracia de quién, estamos en el mundo?
Todos tenemos una idea; pero probablemente nunca
hayamos tomado en serio el fondo de la cuestión. Y de qué manera, un hombre
puede mirar como su amigo es comido por las profundidades de un mar Cantábrico
bravío, en una noche de pesca, digo, como puede ese hombre perderse en las
pupilas de un compañero que se hunde, y luego encontrar argumentos en el
devenir cotidiano para seguir adelante con motivación.
Un amigo emocionalmente significativo. La foto de LALO SÁNCHEZ. |
Y si esta historia, tan real como trágica estos días
aquí, solamente fuese una parábola ¿cómo ese observador desesperado, puede
seguir viviendo con integridad?
Buen Dios, había abierto la caja de pandora, y se había
liberado el caos.
Sin embargo, nunca vivió con conciencia de una
posición subalterna, todo lo contrario, le enseñaron a ser importante solo por ser
como era. Una persona divertida, nunca
vulgar. Siempre preguntándose. Amigo emocionalmente significativo que
adoraba las dudas que llevaba dentro
pero abominaba, a veces, su evolución al exterior de una manera tan anodina y
altanera.
Tenemos que reconocer que la naturaleza humana es
imperfecta; su moral tiene doble rasero y un egoísmo desmedido. Nos cuesta asumir
que tenemos miedos, que somos débiles e
inseguros; que solos nacemos, y que solos vamos a morir. Pero, también
por nuestra condición de humanos, somos brillantes y únicos; generosos y tiernos.
¡Qué contrasentido! Aun así, cualquier cosa que aportemos al mundo, impregnada
de amor al prójimo, nos dará felicidad, y se convertirá en moneda de cambio
aceptada en cualquier pasaje al universo.
Por lo tanto, más que generosos, propongo que seamos inteligentes. Dad y se os
dará, dice San Lucas en el evangelio.
En la vida
necesitamos tener fe. Fe en algo; en alguien. En lo que puedas, en lo que te
ayude, en lo que te salve,… pero con fe.
También en
estos días la luz del pasado lo
iluminaba todo en Villar de Silva. Una luz clara, un cielo despejado, y aquella comunión absoluta del entorno con la
naturaleza, ayudaba a retroceder en el
tiempo. Allí todo parecía posible; refugiarse en el monte; niños abandonados a
su suerte; guerras fratricidas; sobrevivir si tenías buena estrella; lidiar con
el hambre; sentimientos encontrados. Ganas de vivir, y corazones generosos. El
empedrado del camino todavía estaba húmedo a aquellas horas de la mañana, y el
aire era gélido.
Sintió un
escalofrió cuando subió la escalera de la casa donde había vivido su tío. Un
tío al que no conoció, pero cuyo rastro genético resultaba evidente. Se
preguntó si Gilberto se habría sentado, en alguna ocasión, mirando aquel valle
encantado de espaldas a la montaña; y si
a pesar de todo, habría sido feliz. Le habría gustado tanto haberlo conocido.
Aquel pequeño
pueblo de Rubiana descolgado en una ladera, resultó uno de esos parajes en el que nos reencontramos con parte de
nosotros mismos. Un entorno auténtico donde todo encajaba.
Por eso, como
él, tengo el convencimiento de que en la vida necesitamos tener fe, y cuando
suceden cosas extrañas deberíamos de buscar la perspectiva adecuada ante un
humeante café, y en la terapéutica compañía de un amigo; una de tus personas
favoritas en el universo con la que compartes risas, tragedias y comedias.
Un amigo y un macchiato pueden cambiar nuestra visión de algo trascendente y convertirlo en un
hecho asumible. Si además le das a tu cerebro setenta y dos horas para pensarlo
y echas unas risas, la vida adquiere
otro color.
Y es que te
has convertido en parte de mi alma pque echando la cuenta en total,…la vida es
un sueño de felicidad.
En la vida necesitamos tener fe |