VIVIR Y MORIR

Tú que me hablas con sílabas mudas como los silencios en las melodías  te estás apagando  y me consume la posibilidad de verte sufrir. Arrimo a tu cara la mía y me colmas de besos, besos de colores, besos de sabores, besos familiares. Te enredas en mi pelo, me acaricias la nariz y vuelves a cerrar los ojos. Despides  aroma a té verde  y  un olor, tan tuyo, que actúa como un bálsamo en mi alma. Estás viva, todavía estás viva, aún nos queda tiempo Gracias Dios. Mientras te achucho, el desasosiego anida en algún lugar de la habitación, absorbo los detalles de tus manos, de tu fina piel, de tus brazos desnudos, te vuelvo a tocar y pienso ¿a qué sabrá tú recuerdo?
Ese amor que hemos compartido a lo largo de tantos días de tantos años,  ha concebido  colecciones de momentos. Colecciono entusiasmada momentos contigo. Siempre he disfrutado de tu compañía, tus ojos serenos son mi religión. Cuando  me abrazas no existe el miedo.  Has tendido puentes invisibles a los puntos polémicos de mis emociones, estas muriendo para este mundo y no hago un ejercicio de nostalgia, no, vivencio un momento presente lleno de tragedia y buena voluntad para asumir tu partida.
Siempre volvemos a casa. Todos volvemos a casa.
Los físicos cuánticos han postulado que el tiempo es una percepción lineal que no tiene pasado ni futuro, lo que es arriba es abajo y lo que es adentro es afuera,  por eso tu recuerdo nunca desaparecerá en mi existencia. Vuelvo los ojos y de las astillas de mi emoción, tus dedos tejen con la pura realidad el dolor de mi devoción, y te quiero Mamina. Siempre te quiero. Siempre te querré.

En este momento no puede ser posible que  estés muriendo tranquilamente en tu pulcra habitación  y el mundo siga moviéndose como si nada; ella está en su clase, yo dando la mía, los niños juegan y el aire premonitorio, viejo compañero, llega del sur, pero confieso que mi pulso palpita con tu respiración y mi alma se encoge ante tu postración.
Encerrada en el mundo, ofreciste lo mejor de ti misma a quien te acompañó en el caminar  o sencillamente a quien haya tenido el placer de estar a tu lado pero ¿qué queremos robarle al tiempo si el tiempo es una ilusión? ¿Para qué las prisas, si cuando nuestro final se acerque veremos los hechos sin espacio? Solo habrá aciertos o errores, así que no te coman las prisas, haz lo que hagas bien hecho, porque está escrito, lo que da valor a las cosas es saber que no hay un techo.
La vida se abre cuando el temor se diluye y asusta sentir la muerte de cerca, amor y dolor circulan por estas venas terrenales, a veces la poción aparece desde la perspectiva contraria, dolor y amor. Angustia ante un mundo de interrogantes para el que trato de ser positiva, aun así adoro escucharme pensando: Otra jornada más que estamos juntas.
Desconozco cuánto durará este viaje pero estoy disfrutando, como acostumbro, de tu callada y serena presencia.
Quererte y acompañarte. No sé hacer otra cosa
Te vas, pero te quedas porque formas parte de mi.