Crónica del Madrid que ven mis ojos.
Amanecía, mientras,
la ciudad se iba despertando; los colores iban buscando su sitio, y el aire
empezaba a llenarse con las conversaciones de la gente. Habíamos llegado, el
día anterior, directos del Paraíso. Seis personas; seis vidas diferentes; seis historias; seis cuerpos que daban
cobijo, a otras tantas almas diferentes.
Pues allí estábamos, en representación de un colectivo, con un interés
común: ser artífices del entramado cultural del mundo que deseamos; un mundo en
el que quepamos todos, siempre y cuando, sepamos respetarnos.
Por amor al arte. La foto de Javier F. Granda. |
Justo el día anterior,
ante un docto público y frente al retrato de un insigne personaje, desfiló
nuestro arte; a raudales. Emergió de nuestros corazones, gritando quienes somos cada uno de nosotros, y sobre todo indicando, hasta donde estamos
dispuestos a llegar; por amor al arte. En ese preciso momento, el mundo era
nuestro.
Habitación 2019,
había tenido el valor de cruzar el Negrón, contemplando la opción de que algún
colega, ajeno al grupo, malutilizase la palabra, atrevimiento. ¡Qué no,
señores! Que es, valor, lo necesario para creer en los sueños; sobre todo si,
como en este caso, la calidad está contrastada. La élite cultural de nuestro
entorno, lectora, digo yo, de Joyce y Ezra Pound, compuesta por poetas, doctores
en letras, músicos y pintores, respeta también la autoridad del arte; así que,
aunque es imposible saber lo qué hierve en el interior de un hombre, respetarán
nuestros métodos.
También la noche
anterior, habíamos recalado en el Mercado de San Ildefonso, un lugar colorido y
variopinto de razas y razonamientos, que se daba un aire, en provinciano, al
Mercado Central de Florencia, del que tengo el placer de ser asidua. No quiero
vanagloriarme ni ofender conciencias, pero parece que a veces, debo mostrar el
corazón de artista, y mis opiniones.
El nuevo día en Madrid,
había empezado en la calle de la Cruz, y entre Las fatigas del querer y el
desayuno, el frío ladino de una mañana de marzo, me arrebujaba contra el
abrigo. La, siempre obligada, visita a mi librería favorita y luego, el mundo es
nuestro. Virginia, todo un personaje, inquieto, revoltoso y resuelto que se
pone el mundo por montera, y te lleva hasta el límite, fue mi compañera. Ella es
un pura sangre y no para; su cabeza, sus pies, sus manos y su corazón, todo es
un no parar.
De pronto llega la hora
de Malasaña, y allí apareció, V, una dulce criatura educada entre
letras, diptongos, hiatos y conversaciones trascendentales. Y los protagonistas
de este acto, los escritores asturianos,
se intercambiaron literatura, y opiniones, y deseos, entre el olor a libros que los
atrapa, y su gnosis, generando en el grupo una magnifica simbiosis, porque como
decía, Sándor Marai: Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas
más importantes.
Estos escritores ríen
con ganas y aportan cultura al mundo. He oído decir que los mejores amigos son
los de siempre, pero puede que haya una oportunidad para nosotros, los que nos
hemos reunido alrededor de unas claritas teniendo como telón de fondo el, Pepe
Botella, para llegar, un poco más tarde,
a la Realidad. Entre medias, me han
matado de fame, y después, hemos conseguido pelearnos; no se sabe muy bien por
qué, pero en el fondo, a los artistas les resulta difícil doblegar sus egos. Así
las cosas y caminando entre Preciados y Sol, en esas horas de poco tránsito,
encontré al último Caballero Andante con apariencia postmoderna; algo de
onírico tiene esta historia.
Yo trataba de comprender a este corazón loco cuando aparecisteis; y puede que seáis únicos; puede que seáis magos.
A vuestro lado me siento diferente, pero como vosotros. Es la extraña sensación
de estar sola pero totalmente arropada. No sabemos si llegaremos a ser amigos,
ni si existe el amor romántico; tampoco sabemos si nos usaremos para hablar de
soledad. No sabemos si existirá alguien que nos venere; ni si nuestra generación
podrá echarle un pulso al proceso
creador; lo único cierto es que aquí estamos. Vosotros, Alternativas, sois la inspiración
que no cesa.
Insisto: Algo de onírico tiene esta historia.
ALTERNATIVAS. Logo de Jose Paredes para Alternativas. Asociación de Artistas Asturianos. |
Ana García de Loza