Antes de empezar quiero deciros que creo en las
meigas, en el poder de la mente, en la intuición y en la energía que hace
funcionar el universo (quizás por eso me gusta la física cuántica) y entonces
me preguntareis que tiene que ver la física cuántica con las meigas y os digo
que están muy relacionadas.
Corría el mes de enero de 2024 y mi amiga, la bruja,
me dijo que algunas personas tenían envidia no por ninguna posesión material,
sino por la forma de ser y de estar en el mundo. No es que me sorprendiese
porque ya lo había oído más veces pero no dejó de impactarme y me hace
reflexionar sobre los lazos que nos unen a los demás. Casi todos son
circunstanciales y pocas relaciones se salvan del interés y la eventualidad de
un lugar de trabajo, un grupo de entrenamiento, una pandilla del colegio o unos
amigos del barrio; de tal manera que si dejas de trabajar en ese lugar, si
dejas de entrenar ese deporte o si te cambias de barrio, esas relaciones
desaparecen.
Que mal transito por el camino del olvido, aunque eso
no me hace menos culpable de dejar enfriar ciertas relaciones y creo que las
amistades son peligrosas si no sabes con quien estás tratando.
Pero voy a contaros la historia de dos personas que se
conocieron en la juventud más entretenida, aquella que unía deporte, trabajo y amistad.
Y así durante muchos años, mientras, la juventud fue pasando, el trabajo
seguía en el mismo lugar y el deporte se iba acomodando a los cuerpos que
conservaban el hábito del movimiento. Más que amigos, estas dos personas eran
hermanos: se ayudaban, se entendían, se apoyaban y como no podía ser de otra forma uno de
ellos llegó al final de su vida laboral. Sin mayor motivo que cualquier otra
vez que se hubiesen peleado todo acabó, la amistad, la empatía, la hermandad y
os preguntareis qué significado tiene esta historia aquí, pues refrenda que la
mayor parte delas relaciones se sustentan en lazos flojos y son motivadas por
las circunstancias.
Pero no quiero desanimaros porque la amistad existe
pero es difícil mantener cerca a las mismas personas a lo largo de los años, y
recordamos que Aristótesles habla de tres tipos de amistad: amistad por la
virtud o amistad perfecta; la amistad por placer en la cual ambos amigos
obtienen lo que desean, y finalmente se
encuentra la amistad por utilidad, donde la amistad dura el tiempo que se
proporcionan beneficios mutuos.
Yo diría que debemos de diferenciar el concepto amigo
del concepto amistad. El primero no tiene precio y el segundo da lugar a
confusiones aunque sea puramente eventual (puede durar treinta y cinco veranos)
Luego está el caso de amigos de toda la vida que se
enfadan por chiquillerías y, como ya no coinciden en el espacio, también dejan
de ser amigos.
Lo dicho: la mayor parte de las personas son amigas
por intereses comunes pero un amigo está contigo a todo, te acepta tal como
eres, te dice la verdad, te apoya sin condiciones, respeta tus límites, guarda
tus confidencias y se alegra genuinamente por ti.
Y seguimos de acuerdo con Aristóteles cuando dice que
la amistad duradera está basada en el carácter y la virtud de cada uno, donde
los amigos se quieren por lo que son, no por lo que pueden ofrecer.
Ana García de Loza.