Hoy donde todo parece ser frágil e inmediato, rápido y
sin alma, momentos como los vividos la otra noche en el Fantasio agudizan
nuestra ilusión, nuestro entendimiento y la intensidad con la que vivimos la
vida.
Y como decía Juan Coloma: sin dejar la razón de lado, por
su forma de abrazar la música los unos, por virtuosos los otros, esa
noche fue un tesoro.
Mientras que sentada en lugar de privilegio, gracias a ti, me empapo del talento de los artistas, de sus modos y maneras; desde esa primera fila las cosas tienen una realidad mágica llena de sudor y esfuerzo. Los observo preguntándome pero, ¿Qué magia miro?, ¿Qué sienten cuando ejecutan su arte?
El maestro Torrelledó, arranca su corazón y se lo entrega al público. |
El maestro Torrelledó es un músico polifacético que resultó
muy didáctico. Ha dirigido la Filarmónica de Bucarest, la Sinfónica de Moscú
amén de la Sinfónica de la Ópera de El Cairo entre otras y es capaz de leer la
mente cuando afirma que la música evade a los músicos del mundanal
ruido; además añadimos, la música eleva el espíritu los que saben
escuchar.
Con gesto profundo y convincente, brilla exquisita la
sensibilidad del cántabro. Sus manos saben acariciar el aire para cortarlo con
contundencia, al instante siguiente; después se aferra al aura que le rodea y
arranca su corazón (con esas mismas manos) entregándolo al nutrido y granado
público. Acto seguido el director asienta sus emociones…y es entonces cuando volvemos
a la realidad.
¡Vive Dios que la velada no tuvo desperdicio! Disfrutamos
de un
jazz con mucho swing pero en su interpretación de Joaquín Turina, La oración del
torero, nos permitió notar como el diestro escucha, desde el miedo, los ruidos
de la plaza; por si esto fuera poco, Jimena Eisele Farag, con su arpa y tan
solo veinte añitos sobrecogió a todos los presentes en la sala.
Como colofón al periplo de verano, a los dos días justamente,
de la mano de Martín García observamos como el arte se sale del momento, del
cuerpo y del lugar. Es todo un genio en modos y maneras, amén de que ejecutó música
pura y dura sin aderezos. Lánguido y artista; lánguido en
ocasiones y artista siempre, nos dejó buen sabor de boca.
Insistimos en dar las gracias a la Fundación Reny Picot
por asentar valores como la cultura musical, el esfuerzo y la gallardía, pero también
le agradecemos que nos proporcione tardes brillantes en las que, como cada año,
las notas traspasan paredes, cruzan la ría y llegan hasta Horacio Icasto que se
siente orgulloso de sus consejeros en la tierra.
Horacio Icasto se siente orgulloso de la fundación Reny Picot. |
PD: Según la tradición, San Timoteo sufrió el martirio
en Éfeso, unos treinta años, por oponerse a la adoración de la diosa Diana.
(He. 3:14). Pero no hay que preocuparse porque Timoteo vivió de forma extraordinaria.