"El tiempo te dirá lo que vale cada persona" |
Así, tras muchas coincidencias y casualidades, en las cuales los de mi clan no creen, decidimos jugar aquel juego en el que podías ganar no se sabe qué o perder tu estoicismo. Y como la locura y la búsqueda de emociones es una de las condiciones que más significan a los humanos, entonces, levamos anclas detrás de la infinitud del misterio.
Y empezamos a jugar y pusimos normas.
Navegamos sobre las emociones que la vida tenía escondidas en las entretelas de nuestros instintos y seguimos jugando, entiendo que, con gallardía y altruismo.
Aproamos el viento sin vulnerar la cordura pero… el final estaba escrito.
A partir de casi nada te construí y aunque fuese el simple juego de una ingenua soñadora, pasó a darme instantes de pura vida porque, insisto, a partir de casi nada me regalaste todo lo que me atreví a reclamar y de mi mano tuviste algo de todos aquellos a los que quise, y quizás, solo quizás, algo de los que me ignoraron.
Apareciste en mi fantasía, tan genuino, tan cercano y tan lejano e imposible que sería dueña de todas tus ideas y de ese paraíso que curaba las angustias, mientras yo moría lentamente entre unos versos.
Podían ser las delicias que pensamos, las locuras que creamos en ese delirante rincón de la mente donde nadie nos encuentra, pero ahí estabas tú, de la mano de aquel juego de rol.
Y ahora que todo ha acabado, como en la crónica de una muerte anunciada, siento nostalgia de escuchar tu risa suave y angustia por sentirme abandonada en ese rincón del alma donde guardo sabe Dios cuantas locuras.
Hermana, ya no quiero significarme, ni pedir, ni decir, ni llorar, ni dudar, ni ser una más en juego tan antiguo como la propia humanidad. Hermana, ya no quiero ni jugar.
Podemos decir sin temor a equivocarnos, que en la vida todo es juego, y ya se sabe que en los juegos unas veces se gana, otras veces se aprende y las más de ellas, sencillamente se es.
Pero nadie podrá acusar a esta saga de humildes escritores, a la que gusto de pertenecer, de no tener arrestos para enredar; ni nos acusarán de carecer de imaginación para existir; ni mucho menos se nos vilipendiará por no poseer valor para vivir.
Pero por no saber, no sé si juego para poder contar,
Si sueño para poder jugar,
O, en realidad lo que hago es, fantasear para poder vivir.
Pero lo cierto es que aquí estoy, a altas horas de la noche, disfrutando del puto insomnio
Que lleva tu nombre por bandera, Zeus.
ANA GARCÍA DE LOZA
"A donde sea que vaya la multitud, ve en dirección contraria" Charles Bukwski |