Amiga como soy de los matices y las gradaciones
pienso que la expresión lo que tenemos en común posee quizás
una raíz más profunda que su homónima lo que compartimos.
El semblante estúpido que se dibuja en
tu rostro cuando te incomodan y no consideras oportuno replicar. El deseo de
apurar la vida si alguien toca la tecla adecuada. La infinitud que sugiere el
universo. El no querer que hablen mal de personas a las cuales apreciamos, aunque nosotros en alguna ocasión nos despachemos a gusto. Estas son algunas de
las cosas que muchos humanos tenemos en común.
Lo que compartimos. |
En este caso el orden de las ideas se
invierte y la situación se enreda antes de empezar, pque, los mismos humanos de
antes, siguen teniendo en común la capacidad
de negarse el permiso para decir lo que piensan y para escuchar la
verdad. Tan seguro como el cambio, en la existencia, solo está el final. Pero
el camino nos ofrece muchas oportunidades de zozobrar caer, perder, aprender y
disfrutar también con las palabras.
Y si he aprendido algo en esta vida es
que lo que no dices, te mata y se pierde; lo que no verbalizas, queda
arrinconado y se olvida. Yo digo; siempre digo; no quiero olvidar nada. A veces
algo de ti se cuela en mi mundo y me sorprende: el fugaz azul de unos ojos, el
timbre de una voz o la silueta de un piano.
Digo y digo. Ajeno a la realidad de que
te adoro por algún motivo que desconozco, me pregunto cuanto tiempo será
necesario para que entiendas que el arte es más poderoso
que la
realidad,
pues el primero encumbra la vida y nos
aproxima, y la segunda solo alcanza, como último fin, la destrucción de la imaginación.
Concédeme al menos el beneficio de la duda. Otra cosa que une a los habitantes
de la tierra son sus miserias. Y pienso como Nietzsche que la verdad es un
enjambre de metáforas, una suma de decisiones humanas que fueron elevadas, extrapoladas,
embellecidas poética y retóricamente y que después de un largo uso parecen al
pueblo: firmes, canónicas y vinculantes. A pesar de lo deslumbrante de esta realidad
impostada es preciso advertir que, en algún momento, la verdad indiscutible de
hoy solo fue imaginación ayer.
Los docentes tenemos en común que cada
día debemos de ser a la vez juez y parte de muchas situaciones lo que nos llevan
a practicar la asertividad, el desapego y la solución eficaz con las palabras adecuadas. Pero no hay que alarmarse, a todo se aprende. Así que no nos engañemos,
si algo se mantiene constante en tu vida es pque tú lo permites-seguía pensando-.
Contigo, primo, tengo en común un abuelo caótico, y con ellas comparto
charletas sin fin. ¿Quién no escribió un poema en pos de la libertad y cuál de
nosotros no busca volver a vivir algo hurgando en los baúles del pasado? Creo
que al final tenemos tantas cosas en común, los unos con los otros, que lo
difícil es diferenciarnos pque aun siendo nosotros mismos, somos tremendamente predecibles.
Miro las casas lejanas descolgadas por
la suave ladera de la montaña y después
le dedico una caricia tierna a un
Golden Retriever sentado a la puerta de la iglesia. La luz de la penumbra empezaba a danzar sobre nuestras cabezas y resaltaba
el contraste entre la piel blanca de mis manos y el pelo negro del animal,
envolviéndonos al perro y a mí en luces y sombras. -A pesar de todo lo que compartimos
ahora mismo los habitantes de este pueblo dentro de unos años solo sobrevivirán los
elementos de la naturaleza, el mar, la
tierra, el cielo y el espíritu humano. Y el amor -pensé- no hay que olvidar el
amor.- Ante mi puntualización los pinos, que nos
vigilaban con sigilo, se agitaron en un susurro.
Aun así resulta exquisito y a la vez
perturbador compartir contigo, que no a tu lado, la música del universo,
las múltiples formas de las palabras y alguna que otra vez un trozo de cielo. Las esquirlas de la
magia que una vez surgió a mí alrededor, y que permanecen en mi estela desde
hace tantos años, no han replegado las alas y todavía habitan mis silencios.
Sucede con nuestras pretensiones algo
semejante a lo que ocurre en el reino de los astros: la luz de las estrellas
más lejanas llega tardísimo a los hombres y antes de que haya llegado, niega el
hombre, que allí haya estrellas. Así que amigos, los que me conocéis un poco sabéis
que este blog es la antesala de todos mis proyectos, por eso y mientras cojo
aire para soplar las velas, voy a pedir tres deseos. El segundo de ellos reza
como la oportunidad de novelar la historia de algún personaje carismático;
elige tú. Intentaremos que esa persona no muera nunca.
Y
tal vez no sea aventurado insinuar que ahora mismo todos los asturianos
tenemos una cosa en común: las ganas de que salga el sol y de que el sol
caliente. ¡Por favor que llegue pronto la primavera!
“Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” San Mateo7:7
Como a todo, a pedir también se aprende. Es importante saber pedir.
Lo que tenemos en común. ¡Gracias por encontrar esta foto primo pequeño! Enhorabuena al fotógrafo. |