Escuchar al apacible Mimo ladrar en el jardín como si estuviese
poseído, mientras el aire compone melodías propias, manejando a su antojo los
arboles del sendero que llega hasta la casa, me hace pensar en nuestros instintos primitivos.
Algunos enmascaran sus debilidades humanas en la grandeza de sus ideas. |
Aunque con cierta imprecisión podemos decir que todo en la vida tiene una
explicación lógica, a la que hemos llegado por el avance de la ciencia, y otra explicación
irracional la cual mantiene actualizado nuestro instinto primitivo. El instinto
primitivo siempre nos tiene a la defensiva.
Queda ese afán de supervivencia grabado en algún lugar del ADN, y aunque trato
de ignorarlo, no he podido destruirlo, así que si te enfadas conmigo, la cosa
queda entre nosotros; pero si me enfado contigo, si me hieres en el corazón, si
realmente me haces daño, entonces, ni yo misma sé a quién te enfrentas pque
vislumbro dentro de mí, una parte de voluntad fría y desalmada que después de
llenarme de ira se convierte en un trozo de piedra.
De todo este proceso interior, solo sale a la superficie una cara inexpresiva,
unos ojos vidriosos, y un ánimo impasible. Por más que intento razonar y darles
a los hechos, solamente, la importancia que tienen no consigo perdonar. Y ese es el momento en que
busco culpables por lo que siento, me vale la genética, ser la nieta de Don Diablo, o mismamente el
instintos de supervivencia emocional y/o miedo al abandono.
En realidad, aún enfadada e inexpresiva, estoy deseando a que me hables;
que me convenzas con argumentos sólidos e irrefutables; que insistas en que tú también
tienes tus razones, y el que no estés de acuerdo conmigo, no significa que hayas dejado de quererme.
Nunca deberíamos de dudar que, cada momento tiene una historia.
Instinto animal, es aquel componente incontrolable del hombre que nos hace enfadar, correr en busca de nuestras raíces, nos aparta de los peligros,
e inevitablemente, va unido a las emociones. Cuando escuchamos un ruido, miramos
haber de donde proviene; es también nuestro impulso de supervivencia lo que nos
lleva a sentir hambre y a cubrirnos cuando hace frío, eso sí, reaccionamos sin
pensar, por eso resultaría interesante saber que parte de ese instinto nos hace fantasear.
La ciencia cada vez acorrala más a la fe. Y esa columna anónima, sometida y silenciosa que avanzaba hacia la media
tarde y nos subyuga a su voluntad, son las emociones ancestrales, que nos
conducen, a veces, a puntos sin retorno. Pero así son las cosas, y cuando los
ruidos del verano se aquietan, llega el otoño, y en ocasiones no apetece
pensar, ni leer,... ni escuchar.
En ocasiones solo queremos sentarnos, ...y sentir la vida como pasa.
En ocasiones solo queremos sentarnos, y sentir la vida como pasa, ignorando nuestros instintos primitivos. |