En aras de nuestra salud mental no debemos de olvidar de dónde venimos, y
si somos un poco conscientes tampoco ignoraremos a donde vamos a
ir a parar.
Sé generoso y entonces verba volant, palabras vuelan. |
Así las cosas parece acertado que la calidad humana de un individuo
se mida por el cómo trata a las personas que considera, acertadamente o no, que
están por debajo de él.
Soplará el nordeste en la playa. Igualmente caminarás con el halo de la
emoción oculta iluminándote el semblante. Las gotas de salitre salpicarán las
manos mientras recuerdas alguna anécdota. Y avanzarás por el
arenal prendado por el intelecto de alguno de los artistas que te hacen grata
la compañía. Todo ello contado con la ímproba voluntad de presentarte como
señor en esta historia. Pque señor lo eres, y/o, lo serías, si supieras ser
humilde y controlar tus emociones.
Resulta espectacular la situación. Desde el banco de madera pulida en el
que estaba sentada, la música la llevaba hasta las calles del París auténtico y
profundo, pasando por el borde de tu mirada; y conducidos, todos, por el hijo
de Lucien que, abrazado a su Victoria, se dejó el alma acompasando a su
melódico silbido, arrastrando a propios y a extraños hasta los arrabales del
sentimiento puro.
Parece difícil de creer que detrás de una sensibilidad musical tan
exquisita exista un ser desagradable, hasta me atrevería a decir que
maleducado. Pero así finaliza la realidad en el día de hoy, aunque no negaré
que ha sido tierno compartir espacio contigo durante un rato harmonioso,
tampoco me resulta desconocida la soberbia trasmitida por esos tus ojos, querido
príncipe, y motivada en parte pque consideras que nosotros, el populacho, somos
necesarios, solamente, para rellenar las sillas, eso sí, de mitad de la sala
hacia atrás.
Es lo que tiene pertenecer a una casta superior, siempre lo habéis tenido
todo fácil, veis el fútbol en el palco; viajáis en primera clase; vivís en
primera línea; rezáis de espaldas, si es necesario; lloráis lágrimas poderosas,
y, sobre todo, os creéis que los de abajo son inferiores. No lo niegues; aunque
suene fuerte, feo, y trasnochado, sabes que tengo razón; hoy, otra vez, lo has
demostrado. Si bien deseaba que hablaras
como un humano normal, alejarse de tu arrogancia ha sido lo mejor y más duro del
día.
En cierta medida, esto altera la realidad de lo experimentado con la
música y tu presencia; pero dadas las circunstancias, mejor una cruel verdad
que una placentera ilusión.
Este instante sería el adecuado para jurar, sobre el libro de la ética
de la pasión, que, nunca más.
Desconozco cuánto tiempo durará este nunca más, pero insistiré,
la calidad humana tiene poco que ver con la apariencia y no deberías de
olvidarlo.
He escuchado por ahí que una gitana pedirá tu audiencia, sólo por diez
minutos; sé generoso y me retractaré de lo dicho en estas líneas.
Entonces, verba volant.
De todas maneras, la suerte es el plan que trabajó en la sombra, y de
todas las suertes del mundo nunca conocí ninguna que se arrepintiera de haber
amado mucho, ni por supuesto de haber escuchado mucha música.
La suerte es un plan que trabajó en la sombra. Sé que conocéis este sitio. |