Las obsesiones tienen fecha de
caducidad así como los enamoramientos.
Lo que nunca caduca es el amor básico, ese que surge de la profundidad y pide muy poco. Seamos prudentes, pedir pide
pero siempre devuelve, al que se entrega con entusiasmo, un ciento por
cien de su donación. Entiendo que eso ocurre con la docencia.
Imagínate que dentro de ti
tienes dos personas una que piensa, siente y actúa y la otra que solo observa.
La observadora ha visto desfilar ante sus ojos muchas almas durante muchos años
y quiere pensar que en alguno de ellas ha prendido la semilla de la inspiración
que ella ha plantado. Si es verdad que en la juventud se aprende y en la
madurez se entiende, entonces, en muchos de esos corazones sobrevive su
espíritu.
Hacer cada día algo que resulte agradable convierte la vida en un
continuo goteo de satisfacciones salpicado, de vez en cuando, por algún que
otro sapo que tienes que tragar. Pero
sigue siendo agradable. Si lo que haces más que gustar, te apasiona, entonces, el tiempo vuela y enfrascado en la actividad
cotidiana verás trascurrir los años en un amén.
Quiero ser una palabra serena y clara |
El mismo sol que calentó a
nuestros antecesores está brillando sobre estas cabezas y haber impregnado el
espíritu con las cábalas de cantidad de personas ilustres tiene que dejar, por
fuerza, en el ánimo de quien consume tanta retórica, un runrún de buenas ideas
capaces de motivar a todas las generaciones que pasan por nuestras manos.
Mientras avanzo lentamente de
un lado a otro pienso en la cantidad de aire que tomo prestado de este entorno.
Clase, subo, bajo. Clase, vivo. Clase, pienso. Clase, siento. Y aquí sigo
después de los años ¿Cómo puedo olvidarme de todas esas horas tan llenas de
niños, tan llenas de vida, tan llenas de energía y de buenas sensaciones? ¿Cómo
puedo olvidarme de tardes soleadas entre
balones y canastas, viviendo en primera
línea espectaculares jugadas de muchachos habilidosos?
Es impresionante el potencial
humano que manejamos los docentes y aunque la base de la educación está en la
familia, la cantidad de moldeados diferentes que podemos hacer con ese
potencial nos proporciona identidad.
El árbitro siempre tiene razón
y porque lo digo yo, son frases tremendamente pedagógicas que debemos usar
siempre que la ocasión lo requiera puesto que los jóvenes necesitan normas y
reglas que cumplir para su buen desarrollo personal y psicológico.
Educar es mi vida. Recoge ese
papel. Siéntate bien. Abróchate la chaqueta. Sé buen compañero. No te chives si
lo puedes resolver. Arréglalo hablando.
Sé generoso. Si no quiere ser tu amiga, ignórala y búscate otra que te
merezca. Trátalo como te gustaría que te tratase. Esta sería la recapitulación
de todas las indicaciones y es que cuando eres un educador siempre estás en el
lugar apropiado y a su debido tiempo.
El recreo es una compleja
fantasía digna de observación, un mundo alternativo adonde ellos escapan
porque aunque según la edad, exija
pensar o correr, esconderse o batallar, el verdadero placer es vivir. La
existencia se concreta en cuatro cosas que les preocupan a los niños y otras
dos que les agobian a los adolescentes. Lo demás es tierra conquistada.
Quién sabe poner palabras a su vida tiene la mitad del camino
del triunfo interior recorrido, según José Fernández, por eso en muchas
ocasiones lo importante es devolver a los alumnos la pelota de sus inquietudes
para que sepan llegar a la independencia de criterio. Y como en los países nórdicos, paraíso de principios
educativos, en este nuestro país debemos de alimentar los valores sólidos,
fomentar la independencia personal y el sano criterio, claves para la formación
de personas coherentes, felices y buenos ciudadanos.
Unas coletas rubias enmarcando
unos ojos chispeantes y llenos de ingenuidad que corren por el patio me
arrastran a un punto, en el que comparto con el profesor aquello de que, como
la vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes
sienten, debemos de enseñarlos a ser
dueños siempre de su persona.
Llueve, llueve, llueve y
continúa lloviendo, imagino que es el tributo a pagar, en esta bendita Asturias
nuestra, por un horizonte verde
deslumbrante. Estaréis de acuerdo en que una buena educación es un legado
impagable para cualquier sociedad que se precie; entre tanto quiero ser una palabra serena y clara, además
de un alma libre y entregada.