BIENAVENTURADOS LOS QUE AMAN


Los que encuentran un sentido feo en las cosas bellas son unos corrompidos. Aquellos para quienes las cosas bellas solo significan belleza, esos, son los elegidos. Para ellos hay esperanza. Se acomodó
Esto es para ti. No pienses. No deduzcas.
Es un  regalito  sin pretensiones.
en el diván. Pensaba en una mujer, cierta dama, que se había empeñado en que contase su historia.

Eran las cuatro de la tarde y el reloj se puso a alborotar  justo cuando ella entró en la sala y cruzando los brazos sobre el pecho, se arrimó contra el marco ¿Puedo fumar? dijo con aire contrito, quiero que lo cuentes. El qué, interrogué con la media sonrisa que se pone en la cara de quien se ve sorprendido por una situación. Tú solo escucha. Cerró la puerta del jardín. Hablaba lentamente;  las palabras parecían brotar  casi en contra de su voluntad.

Estábamos en la iglesia rezando por el tío, empezó, y sentí de pronto que alguien me estaba mirando. Di casi media vuelta y lo vi por segunda vez. Cuando se encontraron nuestras miradas, me temblaron las piernas. Tuve el poderoso pálpito de que me habían atrapado el corazón. Afuera, el seco rugido de la autopista era como la nota de bordón de un órgano distante, y mientras, revolvían el café que habían servido en el salón. La  insólita mujer continúo su relato. Los que escarban bajo la superficie lo hacen por su cuenta y riesgo, y de vez en cuando, aparecen sombras de fantásticos truhanes.

Comprendí que detrás de mí había alguien cuya mera existencia resultaba fascinante y si el destino no lo evitaba, llegaría a absorber mi naturaleza, mi irrealidad, mi alma, e incluso cautivaría mis palabras; como así fue. Mi vida estaba bien como estaba. Estaba bien, repitió; aunque en aquel momento no tuve conciencia y di un paso adelante pero él, dio un paso atrás, y entonces entendí que la conciencia  y la cobardía son en realidad la misma cosa, o en el mejor de los casos, un buen parapeto para la timidez.

Así que me he acostumbrado a amar en secreto. Es el único hecho imaginable  para que la vida resulte misteriosa. Lo más trivial del mundo se hace delicioso con tal de que uno sepa ocultarlo.

Podría tratarse de una situación no muy extraña, le dije, eres consciente de la cantidad de cosas que no han pasado nunca, y podrían haber sido. Tu cinismo es simplemente una pose exclamó, echándose luego a reír, y con el sabor del último sorbo de café, salieron juntas al porche y se acomodaron sobre un banco de madera, de sequoia californiana, que se hallaba a la sombra de un arbusto de laurel.

¿Juanito?, pregunté con calma y mirándola directamente a los ojos. Has pensado que si retrato demasiado de ti misma, puede que algunos de tus amigos se asusten de lo que escribo y piensen que hay mucha realidad en el papel. En mi defensa siempre puedo alegar, adujo, que abusas de la imaginación, o que el gran problema es sentirlo, luego sacarlo al aire da igual, porque ya  ni ofende, ni mancha. Ahora bien, eso es pueril. Además no tengo  tantos amigos, y menos, que me conozcan en profundidad. Volvieron las risas debajo del arbusto.

Al vivir su indiferencia, no entendí como querían en su mundo. Tuve la extraña sensación de que el destino me reservaba goces exquisitos a niveles puramente  oníricos y me estaba ofreciendo, en bandeja de plata, la excelencia en el sentir. Me asusté.

Sabes que de cuando en cuando nosotros, los pobres humanos, tenemos que mostrarnos en sociedad para recordarle al mundo que  no solo somos parias. Así que con un traje de etiqueta y unos buenos tacones, como tú misma me dijiste una vez, pude adquirir aspecto de persona civilizada. De pronto me vi cara a cara frente al hombre cuya personalidad me había conmovido tan extrañamente. ¿Y? le volví a preguntar esta vez realmente interesada.

Esto pasó años después del primer encuentro, un amigo común nos presentó y ambos nos hicimos los desconocidos; bueno al menos yo me hice la nueva. Estábamos muy cerca el uno del otro, casi rozándonos; veía sus ojos fríos, sentí el roce de su cara adusta y aunque algo sugería que no me lo pondría fácil, me trasmitió calidez desde algún recóndito lugar de su ser. Cuando desapareció, se bajó el telón de una interesante escena del teatro de mi vida. Seguí pensando en él con aquella deliciosa inquietud y la fantasía de que algún día me tendería su mano. Resulta sencillamente inevitable.

¿Y desde entonces? …Desde entonces, sigo esperando. La curiosidad, el deseo de nuevas experiencias, o lo que hubiera en esta historia de puro instinto sexual, se ha trasformado por obra y gracia del tiempo en algo que parece estar muy lejos de los sentidos; algo que por esa misma razón, se torna mucho más exclusivo. Se levantó y miró al fondo del jardín, por encima del respaldo del sillón en el que su amiga se sentaba a leer en verano. Estaba cayendo la tarde y  trasformando en un melancólico  gris oscuro, el horizonte.

¿Qué quieres de él?, pregunté con un brillo especial en la mirada, mientras, se había puesto a llover y el olor a tierra mojada en primavera y a pura emoción de la vida, llenó el aire. Jugaste con una idea que  poco a poco tomó ímpetu a base de fantasía, y alas a fuerza de paradojas.

No, dijo ella, ni fantasía ni paradojas, ya no queda nada de eso. Sólo sentimiento. Y no sé de qué se alimenta.

Insisto y le digo a Muriel que bienaventurados los que aman, porque para ellos las cosas bellas, sólo significan belleza. Siguieron hablando, entre tanto, la noche continuaba su curso soportando la carga de las pasiones humanas.

Entiendes que los enamoramientos fuera de lugar aburrirán a los que lean esto. Probablemente, casi susurró, pero como ella dice, somos un sueño imposible que busca  en la noche  y además, esto es un regalo.
Feliz cumpleaños.

PD. Siendo hoy dos de junio, les digo que esta publicación debería de haber visto la luz hace, exactamente, diez días. Pero he estado imbuida en arduas negociaciones para solventar tu regalo Nº 2. Todo arreglado. Espero que lo disfrutes con salud; lo cuides con amor, y lo compartas con la generosidad que te caracteriza. Recuerda, el arenal solo será tuyo mientras vivas.
 
Regalo Nº 2. Parece que existe una sutil afinidad entre los átomos que se agrupan en forma y olor en esta playa, y el alma que llevas dentro.