TOUCHÉ

Lo bueno, lo valiente, lo generoso y lo ingenuo siempre estarán a la alza en mi universo. 
Parece que algunos humanos no somos lo suficientemente conscientes de que un adulto, es la resultante de las ideas con las que hemos criado al niño que ese adulto lleva dentro. Bueno, ciertos grupos de desafortunados fanáticos sí saben, como predijo Montessori, que la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y el futuro de la sociedad.
Lo bueno, lo valiente, lo generoso y lo ingenuo.
Foto de RODRIGO BUYLLA
 Lo cierto es que sin imaginación estamos perdidos, cercenados y faltos de gracia. Sinn imaginación, ni Francia, ni la Liguria, ni Milan, ni el mismísimo río Arno, cuyas aguas cruzamos en estos momentos, deslumbran.


Siempre pensé que dudarías y que en algún momento sentirías mi admiración. Pero el tiempo ha pasado y no has mostrado ningún tipo de interés por las emociones que despertabas. Excepto momentos puntuales en los que he conjeturado agrado por tu parte, en base a alguna acción  pueril y casual, ni te he visto. Es cierto que te he intuido detrás la música, te he imaginado en los detalles, y te he querido en mi mundo paralelo; aun así, el tiempo ha desgastado la ilusión y ha hecho pedazos el entusiasmo.

Esta estúpida actitud ha conseguido que por momentos solo crea en lo que veo, solo sienta lo que debo de sentir y solo me interese lo que se supone que me tiene que interesar. Estarás contento. Que poca generosidad, y que harta me tenéis tú y la motivación. ¿O qué?... Será sencillamente indiferencia en sujetos ni buenos, ni educados. De un modo u otro, siempre acabamos apelando a la educación de las personas.

Es domingo en todo el mundo, los americanos aún no han empezado el día y los japoneses ya lo han acabado, pero domingo al fin y al cabo. Medio recostada sobre la mesa de un café al aire libre, tomo nota de lo que el ambiente me brinda y pienso  que buscando sensaciones buenas en minutos normales de la existencia, llegamos a Venecia y percibo que no todo está perdido. Queda un resquicio para lo diferente, para la emoción tierna y posesiva de un corazón creativo. Es en este lugar, como en pocos, donde la sensualidad dormida en el cajón de las posibilidades, toma cuerpo. Nunca me canso de respirar su encanto.

Alejada de la lucidez tradicional, este ensueño ha llegado más lejos de lo que se esperaba y se ha convertido en todo un lujo, que mi tributo a la realidad no permite sustentar, así que, a falta de mejores sensaciones, te invento. Te figuro alejándote como el fascinante fragor de la tormenta en notas largas y suavísimas, en acordes distantes y en armonías extrañas. Como el último eco de una música lejana.

Detesto a los que ignoran la irrealidad de las cosas, y a los que  se aprovechan de la vulgaridad de la vida, por eso necesito creer en historias inexplicables y por eso existen  horas mágicas en el día en las que  me sumerjo en el embrujo que me rodea. Es un no sé qué, trasgresor, que impresiona profundamente el ánimo y predispone a creer en lo imaginario.


Aunque reconozco que los delicados argumentos de mi imaginación, no se sostienen en la vida diaria, no quisiera entregarle al frío y severo análisis de la crítica filosófica, mi fantasía. Pero mi peor pecado no es fantasear, porque si la explicación que esgrimes para tu ignominia, es una realidad donde la magia no tiene su sitio, entonces, Touché.
No quisiera  entregarle al frío y severo análisis de la critica, mi fantasía.

EN LOS AFILORIOS


JOSÉ FERNÁNDEZ 

Tanta fuerza por la mixtura, como la vida por los errores, es el silencio
de la palabra como las aguas en tus labios prisioneras,
sus esquivas sonrisas y los aleteos del corazón como las brisas
al amanecer, cogidos de la mano, sin dueño y esclavos del amor.


Esclavos, sí,  de manos y  mezclas de hormigón y deseos
contra las miradas de lascivia de quien nos mira cual hojas
sin árbol de referencia, la biología y sus cantos de sirena
nos conforman  a tanta prisión como aguas estancas en sus lloraderos
sin apenas lágrimas por la quietud doméstica de su rebeldía.


Y si fueron tormentas y gritos en rayos descolgados de las iras
allá donde los horizontes son ruinas de la pasión, las aguas de tu corazón
beberán  todos los cielos en su recorridos, y  serán  paisajes
de  infancia para los recuerdos  cuando el otoño hace guiños
de vientos y palabras. Cansinas y  llenas de avatares, con primaveras
sueltas porque  te ríes, haces poso de los días y todos los limos que
que recogen en sus escapadas- experiencias-,  son colores de vida
en los insondables ojos que brillan cuando las aguas mecen
los secretos múltiples de sus  entrañas  porque  las nieves,

al invierno, azotan  con sus   tempestades, aquí,  en los afilorios.  
Allá donde los horizontes son ruinas de la pasión