YO SÉ (Laura López)

Yo sé,                                     
De la furia del viento
Tempestad contenida
Dentro, muy dentro.                                     
Yo sé,
De la rabia vencida
Y del llanto vertido
Con desespero.
También sé,
Del dolor desgarrado
Y del llanto de un niño
Desesperado.
De la madre impotente,
Vacía de leche y llanto                                        
La foto de José Fernández.
Mostrando al mundo
Su desencanto. Yo sé,
De la furia del viento
Del poder del más fuerte
Y del miedo que oprime
Tu pecho.
De lo inútil y vano
Que resulta a veces
Cualquier intento,
De injusticia y vergüenza
Por la imagen obscena
De riqueza y poder
Exhibiendo su fuerza
Yo sé,
De la furia del viento,
También sé,
De aquel grito
En silencio,
Que saliendo del alma
Dice que ¡ya basta!
¡Basta de mentiras!
¡Basta de engaños! 
¡Basta de opresión!
¡Basta de violencia!
Seamos hermanos.
Une a mi tu fuerza
Tu amor y tu fe.
Caminemos juntos
Sólo soy un hombre
En busca de paz.
                                           Laura López Pérez.

SUEÑOS VERSUS REALIDAD


A veces la realidad te cambia el paso y te planteas hasta donde es bueno seguir soñando; y lo digo yo, una soñadora de oficio.
Como sobrevivir a la conjura de los necios
Podemos afirmar que todo va bien, y sin embargo vivimos un mes difícil; un mes lleno de cosas que podían haber sido y no fueron. Un mes de no ver, de no tener, y de no conseguir. Entonces me planteo cómo podré sobrevivir a la conjura de los necios, a las largas noches del invierno y a la profunda tristeza de esta oscuridad sin sueños. Sé que todo pasa, pero hay que pasar por ello: por el desencanto, por la soledad de los abatidos, por la tristeza de los solitarios y por este puto invierno que me hace pedir, cada dos por tres, paciencia ¡Algo tengo que aprender!

He oído por ahí que hay dos tipos de verdades, las pequeñas y las grandes. No sé cómo será de grande esta verdad que cultivo desde hace años, pero tened claro que lo contrario de una gran verdad, también es verdad. Por otro lado me estoy dando cuenta de que los hombres pobres están hambrientos, de todo, de lo que sea; y los ricos están orgullosos, también de todo, de lo que tienen y de lo que pueden tener; y en medio de estos dos estratos vivimos los que, como yo, estamos hambrientos de algunas cosas y orgullosos de otras.

Se diría que necesito gran energía para lograr un poco de equilibrio, cosa que por temporadas se repite, así que te has convertido en el armónium de mi vida intelectual y busco, con delicadeza infinita, pormenores en tu devenir que yo no haya apercibido hasta ahora, porque cuando encuentro esos pormenores, contemplo la posibilidad de convertirte en real; y otra vez a vueltas con la paciencia. Aun así, has  hecho de mí, honrando viejas costumbres, una valerosa  gentildama, pura y meticulosa a la cual, Bernini, no tendría nada que objetar.

Por lo tanto llegamos a la conclusión de que carezco de la paciencia suficiente para muchas cosas, y adolezco de la paciencia infinita que se necesita para lograr otras. Pero sueño que algo bueno existe en mi relación fluctuante con esa paciencia, con la luz y contigo; y es que me he convencido de que el orden de los pensamientos íntimos expresados con medida, siempre con medida, debe de ser una terapia, y cada cual debe de decir lo que quiera decir  y soñar con lo quiera soñar.

Estos sueños han sido la piedra angular de mi vida. No sabría renunciar a ellos y jamás  los he agotado; porque no solo me dieron la tranquilidad de espíritu suficiente para pensar a mi gusto, sino que me dispensaron de sobrecargarme con otras ideas que me habrían ahogado; y luego está el tema de las exquisitas cartas, esas que se escriben cuando uno sueña, en un momento tan decisivo como único, y que aportan consuelo y complacencia.

Por favor, por favor, que la realidad nunca nos aniquile los sueños ¡Todos no, por favor!
Porque amigos, ¿qué nos quedará si no soñamos?

PD. El libro que ahora leo de, Marguerite Duras, tiene de especial que tú lo has leído, y nos muestra un mundo artístico y trascendente muy cohesionado. Muchas veces, parezco lo que quiero parecer, incluso sutil; otras  veces no.


Cogitationis poenam nemo patitur.
                 Ana García de Loza.