¡GUÁRDAME EL SECRETO!


Envejecemos como vivimos, y ya va para un mes que hemos regresado, pero cada día me encuentro más atrapada por la esencia de ese país. Puedo respirar y pensar sobre su suelo como si estuviera en mi propia casa y es curioso que, incluso así, cada vez aprendo algo nuevo. En esta ocasión el hallazgo ha sido fortuito, de todo punto, pero no por ello menos curioso: ahora se pueden tomar desayunos privados en el Vaticano por  sesenta euros; y entonces me vuelvo a preguntar si la gente que maneja mucho dinero sabe dónde encontrar felicidad. Es más, puedes hacer visitas privadas al Vaticano. Realizadas fuera del horario comercial, es decir a partir de las siete de la tarde, y sólo con la compañía del guía y dos guardias, uno delante encendiendo las luces de las galerías, y otro detrás apagándolas, podrás disfrutar del placer de pasear por los palacios vaticanos sin que te empujen, te espachurren, ni te agobien, todo ello por el módico precio de cuatro mil euros. Incluso dos mil. Y de la que te vas puedes adquirir un mosaico del lugar, de fabricación propia. ¿Qué os parece?
¡Guárdame los secretos de café!

Pensad lo que queráis, pero la verdad y su defensa a ultranza deberían de ser una guerra incruenta; no nos quedan muchas frivolidades por ganar. Sin  ambages.   

¡Guárdame el secreto! En verano había pasado, como pasan las cosas, y encontré la paz. Porque cuando nos mostramos tal y como somos  algunas relaciones no fructifican y otras, desaparecen. Pero siempre llega alguien que nombra aquello que nos pasa y demuestra entendernos sin intentar resolver el problema. Así sucedió. Te convertiste en entidad humana, querida inspiración. No creo en las personas que piden permiso para soñar; pero no es menos cierto, que sin necesitarte para vivir, me resultas imprescindible para soñar. Tampoco tengo claro el tema de los secretos porque desde que salen de tu boca, no existen; y además he oído decir, que la verdad de un individuo se encuentra en lo que oculta. ¡Guárdame el secreto!

Puede ser que la clave de la vida se encuentre en aventurarse a decir lo que uno piensa y siente, elemento tan del gusto de poca gente. Soy bastante buena guardando secretos si la información tiene enjundia, sino, es probable que se me olvide ¡Guárdame el secreto!

Tampoco había visto con tanta claridad como esta noche que mi redacción en este blog es una necesidad. Llegué a casa agotada por el trabajo, pero inspirada y optimista por la magnífica conversación con mi amiga. Encendí la chimenea,  saqué el ordenador y me dispuse a escribir sentada en mi sillón favorito y mirando por la ventana como anochecía; creo que debe de ser así como se prepara un fumador para disfrutar de  su mejor cigarro. Sabéis que este sitio es el principio de todas las cosas, también es cierto que últimamente ando muy liada; estoy escribiendo una novela titulada Los nietos del Diablo que me lleva trabajo y tiempo; pero tiempo en el que soy feliz. Además participo en un libro colectivo coordinado por Javier F. Granda, proyecto que verá la luz en diciembre, y en el que estoy encantada de colaborar. Aun así, este blog siempre será una prioridad porque nació para poder hablar contigo, y eso es algo que me cautiva.

Y estoy de acuerdo con Einstein cuando dijo que existen dos formas de ver la vida: una pensar que no existen los milagros, y la otra pensar que todo es un milagro.

"Venezia è allagata" 29/10/2018. La foto de Marco Perin.