LOS NIETOS DEL DIABLO

Espero que os apetezca leer mi próxima novela: Los Nietos del Diablo.
La fotografía de  Ana García de Loza


A continuación tengo el gusto de presentaros una parte de un capítulo de mi próxima novela que se titulará, Los nietos del Diablo, que será publicada por Camelot, y que verá la luz allá por el mes de marzo de 2020. ¡Os gustará!

"A pesar de viajar como una persona privada de libertad, y hacinado como sus compañeros en la parte de atrás de una camioneta, el viaje hasta Galicia tuvo su encanto. Los prados surgieron de pronto recordándole a Celucos, donde a saber qué harían su madre, de la que ya no sabía nada desde que lo metieran preso, y sus hermanos  que también estaban entre sus mejores recuerdos. Cuando el que iba sentado a su lado se inclinaba hacia adelante él, estirando el cuello, podía ver a lo lejos los  húmedos bosques de robles que se diluían entre la espesa niebla del atardecer. La camioneta se había parado en mitad de un pueblo y oyó como un perro ladraba y paraba de pronto, para ladrar de nuevo con más ganas diciendo quién sabe qué. Una de aquellas veces que su compañero se echó hacia adelante garabateó un nombre en el cristal de la ventana. Escribió la palabra, JESUSA, con todo esmero pero las letras se convirtieron enseguida en minúsculos regueros que se deslizaban serpenteando hacia el marco de la ventanilla del camión. Su compañero le mandó apartar para acomodarse cuando el nombre de su madre ya se había convertido en un jeroglífico indescifrable así que lo borró suavemente con la palma de su mano y el frío impasible del cristal consiguió respigarlo entero, y él, que no era de muchas intuiciones, entendió que su madre debía de estar enfadada. Entonces, y por un momento, recordó su niñez llena de hambre y encanto a partes iguales, cuando sus hermanos y él mismo eran amigos de las nubes, porque encima de ellas, cabalgaban a horcajadas, las leyendas de la infancia que venían hoy a joderlo aprovechando la niebla espesa.

Con la vista perdida en el infinito y los miedos martilleándole la cabeza observaba los húmedos bosques de robles que desfilaban ante sus ojos a velocidad de rayo. Y pensaba en la despedida de Paulita tan silenciosa pero tan intensa. ¡Cuántas cosas se dijeron sin palabras mientras, José el de Loza y Benigno de la Sierra, esperaban para acompañarlo a la salida del pueblo!

Tanto para él como para los demás reclusos asturianos, porque cántabros eran muy pocos, la noticia del indulto fue recibida con gran alivio. ¡Que atrás quedaba Loro! Habían llegado a Celanova hacía mil años y desde entonces estaban en el viejo monasterio de San Salvador de donde pasado el tiempo saldrían en libertad para buscar sus vidas perdidas"
                                                                                            Ana García de Loza

LA FLACA


Adoro esas múltiples formas que permiten al mundo mágico encajar en nuestra vida cotidiana. Una de esas formas  podría ser una canción; y además, yo creo en las leyendas; siempre he creído en las leyendas; por eso ahora os voy a contar una.
La Flaca.

Amanecía entre las nubes, y desde allí, observé como se dibujaban los perfiles de la ciudad. 
Había llegado aquella misma mañana y paseaba por la Habana Vieja, en esa hora teñida de normalidad, demasiado humana y excesivamente  carnal. 
Los sonidos de una vida burbujeante lo envolvían todo y llegaban hasta el mismo centro de mi creación. ¿Qué dónde lo tendré? Lo ignoro, pero lo seguro, es que esta ciudad enerva mi espíritu y me hace sentir parte de un algo más grande.

Las mujeres, y sus irrelevantes trajines, llevaban el ritmo en las caderas aunque los cubanitos de a pie también comen, también van, y también vienen. Y yo, mientras esperaba, observaba a la muchedumbre. Esperaba, pero no sabía qué.

Andaba arriba y abajo como perro sin dueño; buscaba pausadamente y también  imagino, que adornado por la concupiscencia de mi sonrisa y envuelto en mi habitual  transparencia, tendría cara de tonto. No conseguía sacudirme la idea de ser un don  nadie. ¡Puta sensación! Quiero que me miren estas bellas damas; quiero sobre todo que me vean; qué noten mi presencia.- ¡Pero si yo soy importante!-Me fustigaba.- Me llamo Pau y cruzaré el mundo cantando.- Existían tantas fábulas alrededor de aquel Malecón que me revolvería con justo encono si no fuese capaz de plasmar, aquí, alguno de mis sueños.

Y ahora, mírenme, convertido en caballero del reino de la fantasía. Siempre digo que, La Habana, es una ciudad donde el amor habita en cada esquina. Quererse bajo lluvias torrenciales, en medio de ciclones, bajo los truenos, las amenazas de guerra y las movilizaciones, es el mejor arte de los isleños. Y, este amor, parece su salvavidas diario. El amor, esa especie de fiebre de trasmisión genética que los posee, y contra la que nunca van a pelear.
Para ellos cada puesta de sol es una nueva invitación que inunda la ciudad de tintes rojizos; es un despedirse sin querer; un alargar adrede la partida; como un beso que se disfruta con complacencia. Y en esas andábamos, cuando entramos en aquella mansión cuyo jardín, frente al mar, vaticinó nuevas sensaciones; cosas diferentes. El club 1830 y aquel vergel Gaudiesco me robaron la poca cordura  que me quedaba.
Lo cierto es que, Jarabe de Palo, habíamos  llegado a la isla para inmortalizar nuestro Lado Oscuro y aquella noche en La Tasca tuvimos una visión; Alsoris Guzmán.
Dice Fernando Pessoa que “una puesta  de sol es un fenómeno intelectual”, y yo digo, que el sol no dice adiós igual en todas partes. Ver al astro rey desaparecer en este Malecón es un espectáculo único; pero tampoco a ella la podremos olvidar; tremendísima mulata. Los que la hemos visto no la olvidaremos; a ella, nunca. La Flaca me arrastró a uno de los romances más intensos que se puedan vivir.
Una diosa de ébano que me hipnotizó y, la misma deidad, encumbró mi sueño. Cuando la noche la hizo inmortal, Alsoris, se fue de mi lado y el sol se despidió lentamente; mientras tanto, las sombras y los fantasmas de mi corazón comenzaron a salir y se adueñaron de la ciudad.
Envuelta en un vestido rojo: ¿Acaso habría sido una aparición? Al punto, la he necesitado. Una noche tras otra trataba de adivinarla entre la multitud; miraba con ansiedad las caras que se me ofrecían: guapas, feas, jóvenes, viejas, amadas o amantes; pero nada. Yo seguía deseándola en cada rostro; buscándola en cada semblante: Por un beso de la Flaca…
Me sigo llamando Pau, pero  la exultante verdad es que no solo en la actualidad sino en todos los períodos de la historia, nos tropezamos con la evidencia de que las mejores obras, siempre sin excepción, poseen un tinte autobiográfico; por eso, después de haberla amado, en uno de esos momentos en que la desazón me acogotaba, llegó hasta mis dedos la inspiración para curar aquel sentimiento de corazón descalabrado.Y escribí esta canción. La escribí con el mismo trato preferencial que se le da a los amores con fecha de caducidad; con el mismo trato que se les da a los amores imposibles. Es cierto que todo cuanto de mi salió encontró su camino por amor, por placer o por justa cólera. Y en estos pentagramas, que hilvanan con finos hilos las inquietudes que me corroen, mis sentimientos han llegado con nitidez a su destino.

En la vida conocí mujer igual a la Flaca ¡Oh, la Flaca! ¡Mi Flaca! ¡Mi dulce Flaca!

                                  Ana García de Loza.
 
Jarabe de Palo.




¡QUE DIFÍCIL CREER EN TI!


Creo que una de las mejores formas  de inmortalizar los sentimientos es convertirlos en literatura, lo que daríamos en llamar la literatura de los sentimientos. Teniendo esto en cuenta y considerando que en el amor como en la historia no hay verdades absolutas porque sabemos que el corazón hoy dice que sí y después de un tiempo duda  y llora y dice que no, entonces pesamos: como se burla de mí. Y el sistema nervioso dialoga con él; para nada  porque  no lo puede controlar.
¿Era adolescente o todo se repetía?
Y encuentras a alguien que no merece tu amor, pero tú vas y lo derrochas  y te enajenas mentalmente, olvidándote de  que no habrá nadie en todo el universo que merezca ser amado  más que tú.

Debe de ser parte del proceso de crecer, eso de enamorarse y desenamorarse otra vez.

La playa estaba solitaria cuando llegué y en la arena no había ni una sola huella, la marca de la marea alta estaba sembrada de una línea difusa  de algas y trozos de conchas,  y  el mar que yo quería, parecía un embalse oscuro  enorme y silencioso  barrido de vez en cuando por la luz del faro de Ortiguera.
Ella no estaba allí  así que no había nadie  al que pudiera acudir para preguntarle donde estaba la frontera entre el amor y el desamor en un mundo prosaico. No creo que mi madre supiese de donde había sacado yo esas ideas. Yo tampoco lo sabía. Era como si hubieran nacido dentro de mí, como si hubieran surgido mientras corría o mientras miraba la espuma que hacían las olas del mar.

Y este  otoño  el nordeste había llegado pronto. El nordeste que había azotado el mar  hasta provocar las olas que tanto me gustaban y me asustaban  a partes iguales y  que dejaron el muelle vacío.
Yo no podía entender que el amor se acabase con tanta facilidad  aun después de haber sido tan intenso; igual  me pasaba con los cambios del mar. Me quedé mirando la lluvia y el agua enfurecida ¡Que difícil creer en ti!

Era adolescente, ¿o todo se repetía? No sé lo que diría mi madre pero yo siempre amaría con las palabras.

 
¿Era adolescente o todo se repetía?

PROYECTOS

Estoy feliz de hablaros de mis próximos proyectos; y lo hago hoy con toda la ilusión del mundo.

Dentro de la Asociación de Artistas Asturianos, ALTERNATIVAS, y de la mano de su editorial MÁS MADERA,  y al lado de grandísimos escritores y buenos músicos participo en:

Palabra fiera:Coordinado por Lauren García y con cubierta de Álvarez Cabrero.

Fuera de guion :Coordinado por Jose Yebra, colaboración del FICX y la cubierta de Inés De Diego Pantín, que se presentará en el próximo Festival de Cine de Gijón.


Miedos:Coordinado por Ceferino Montañes y la cubierta a cargo de Federico  Granell.

Otro proyecto editorial de poesía, coordinado por Virginia Gil, en el que participo con una carta de amor que reza así: "Tengo que confesar, que en este largo peregrinar detrás de tu alma, casi todos los montones son de besos y casi todos los excesos, de filosofía"


Aparte sigo trabajando en mi tercera novela Los Nietos del Diablo.

                                        Ana García de Loza
La mente apasionada es egoísta y pretende que la razón sea una música de fondo.
 En la fotografía ANA GARCÍA DE LOZA y el poeta JOSE YEBRA, en Cacabelos.




NINGUNA AMISTAD ES UN ACCIDENTE



Mis amigos son mi estado. Emily Dickinson
Decía Honoré de Balzac: “Lo que hace indisoluble a la amistad y dobla su encanto, es un sentimiento que le falta al amor, la certeza”
Tú y tu empatía.

Cuenca, Huete, Tarancón, Minglanilla, San Clemente;… recientemente  he aprendido, de memoria, los pueblos más importantes de Cuenca. ¿Por qué? No lo sabría decir. Cosas que me seducen. Motilla del Palancar, Priego, Belmonte y Cañete.
En esas estaba cuando acudió a mi memoria una infancia tardía, llena de sabor a miel. Recito y recuerdo esa niñez; recuerdo esa niñez y pienso en ti.  Y me vuelvo a preguntar por qué; quizás  mi infancia podría haber sido la tuya.

Una de las mejores cosas que me ha dado este verano has sido tú. Tú y la empatía; tú y el sobresalto de resucitar las amistades adolescentes; esas del todo por el todo.

Por otro lado, también, me ha acompañado el desasosiego. La sensación de haber hecho algo mal, aunque ya se sabe, soy impulsiva y además, a veces, solo a veces, razono de forma diferente a como debería. Aun así, cualquier afrenta a tu persona ha sido algo totalmente ajeno a mi voluntad. Lo prometo.

Desconozco si podré arreglar algo que no sé bien cómo  he estropeado; pero no será en la distancia,  sino con verdad y un momento de nuestro tiempo.
Digo, también, que tu vida la eliges tú, y yo, respeto tus elecciones. Siempre las respeto. Porque  sí; porque es así  y porque no puede ser de ninguna otra manera.

Miles y millones de neuronas me producen la sensación única de ser consciente, de  estar viva y de ser tu amiga; aunque también albergo la convicción  de que somos diferentes e irrepetibles; somos  entidades trascendentes capaces de entender el mundo, de perdonar, de empatizar, de disfrutar de unos frescos ocultos y de una conversación rodeadas de la magia de la estación del Vasco y capaces de agradecer a la señorita Charo por enseñarte buenas formas.  Y esa consciencia es lo que experimento cuando escribo esto que libera mi cabeza del oprobio de la angustia.
 Porque a través de palabras hilvanadas, esa consciencia, convierte en un atisbo de dulzura una palpitación feroz y  tengo el discernimiento amargo de que, al final, todos estos sentimientos se acabarán  y, seamos amigas o no, ambas desapareceremos del mundo.


¿Qué me une a ti? Tampoco lo sé exactamente; pero intuyo que  algo entre nosotras  merece la pena.
Por ventura podría ser una mistad sana y auténtica, de esas que surgen de lo profundo de las personas, y que ancla sus orígenes en la noche de los tiempos. Sin duda ya tengo los años suficientes para saber que esas amistades, a corazón abierto, son bienes escasos. Pienso en el matiz que diferencia olvidar de ignorar y eso me consuela pero, por favor, no desaprovechemos esta oportunidad porque estoy de acuerdo con el escritor americano Willian Sydney Porter cuando dice que ninguna amistad es un accidente.
Mis amigos son mi estado de ánimo. 
        

                  Ana García de Loza


EL LUJO DE SER LIBRES



Hago la pregunta de forma inesperada. Me escucha y se hace un silencio roto solo por el ruido del agua de la ducha al chocar contra la cerámica.- Déjame un momento para pensarlo.- Sigo a lo mío y entre el barullo de las teclas del ordenador oigo decir: - Poder vivir cada uno como quiere, siempre que se respete a los demás.- Al margen de la opinión de una joven, la palabra libertad tiene demasiada enjundia para el poco lustre que le queda después del mal uso.
Anitta Novo.

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; el concepto en si va cambiando según pasa el tiempo por nosotros, y tiene más sentido de realidad en una persona entrada en años, pletórica de conocimientos y experiencias, que en un sujeto que acaba de asomarse a la vida.  Aunque una de sus múltiples definiciones dice que la libertad es la  facultad de una persona para obrar de tal o cual forma sin  ningún tipo de impedimento, sabemos  que la idea lleva implícita en sí, el concepto de sus límites. Pero la libertad de pensar, de creer y en definitiva la libertad emocional sin coerción, no es solo una palabra sino que supone el final de un proceso que empieza por conocer y discernir, y concluye con la acción de elegir.

Insisto en que no debemos de equivocarnos, la palabra libertad, no es sinónimo de hacer lo que a uno le da la real gana, porque siendo un derecho humano básico también lleva consigo la responsabilidad de un deber bien cumplido, es decir, cuánto más sabes mejor decides. Y el lado oscuro de esa libertad, que aligera el espíritu y da sentido a la vida, es el compromiso que acarrea y te envuelve en la espiral de hacerte responsable de tus propios actos.  Y ya que nada de lo bueno es gratis, y nada de lo que te hace libre puede ejecutarse sin responsabilidad, entonces, si para elegir con libertad necesitas conocimiento y responsabilidad vamos a estar de acuerdo con  el político alemán Otto von Bismark en que la libertad es un lujo que no todos pueden permitirse. Y esto nos llevaría a la conclusión de que para hacer ciudadanos libres tenemos que invertir en educación y, curiosamente, encontramos que una de las mayores trabas para la autonomía de pensamiento es el fanatismo, ese que adoctrina con la idea de que el mundo solo se puede pintar de un color.
Otros, sin embargo, intentan vendernos que siendo pobres nunca seremos libres y olvidan a Victor Hugo cuando decía que: La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración y en la política, el derecho. Y yo añadiría que, la libertad en la vida es una opción.

Vivimos a un ritmo trepidante y huimos, a través de las prisas y del pragmatismo, de plantearnos las grandes preguntas de nuestra existencia. Y, por el contrario, yo espero que encuentren el  silencio necesario para hallar las respuestas que se nos quieren ocultar. ¿Cómo puedo mejorar mi vida y la de la gente que me rodea? ¿Cuido a mis mayores como se merecen? ¿Qué quiero dejar detrás de mí? ¿Qué lugar ocupa en mi dìa a dìa lo verdaderamente importante? Pero sobre todo ¿qué es lo verdaderamente importante?

Parece evidente que la mayoría de nosotros elaboramos nuestro propio código de conducta donde queda constancia de un compromiso con nuestras ideas y con lo que nos rodea. Pero cuando me preguntas:-¿Te sientes libre?; entonces te respondo:- Si, a veces, cuando sueño.
 
La libertad,Sancho, es un maravilloso don que nos dio el cielo.

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OBSOLESCENCIA PROGRAMADA



Sentada en la puerta de la casa y mirando el jardín, como casi siempre, anhelaba un verano climatológico que no acababa de llegar y sentía emociones, a su alrededor, propias de los días largos, los pajaritos alborotados en la palmera y otro curso más que se acaba. Dice, sin temor a equivocarse, que el enamoramiento presume de obsolescencia programada; le ocurre como a la bombilla incandescente.
Insisto:Soñar es mejor que no hacerlo

A veces, alguna idea persistía en acosarla, pero el día empezaba como casi siempre, con el crujido de las piedras bajo los pies de algún viandante. La habían acusado de sensiblera demasiadas veces pero aquel vacío, que ella contemplaba sin inmutarse, acababa teniendo carácter de horror mágico. Parecía feliz en su matrimonio, pero debía de dar explicaciones estúpidas.

Su percepción de la vida era el resultado de un sinfín de colisiones emocionales; y siempre le había atraído, irresistiblemente, el amor; de esta manera quería querer, irresistiblemente. Ella era una figura escuálida, humilde y altiva, dueña únicamente de parte de su tiempo, pero ama absoluta de su imaginación. Aun así, pretendía expresar lo inexpresable, amén de saborear lo que ya no estaba a su alcance: el enamoramiento.

Además, su amor, nunca fue tierno; pero eso daba igual, porque desde hacía unos meses, ella recibía cartas de un desconocido. Cartas llenas de ternura que le habían devuelto la fe en el mundo y que amortiguaban, en gran medida, los descalabros de la rutina.

Otras veces miraba fijamente el portón de hierro del lugar donde vivía, como si de esta contemplación esperase obtener soluciones. Cuando miraba  desde fuera del portón, su aspecto le hacía recordar un mundo de maravillas del que no participaba; en cambio cuando miraba desde dentro, le parecía que ese mundo de maravillas no estaba allí; allí estaba, en cierta medida, sólo ella con sus fantasías. 

Las soluciones no llegaban pero lo seguro, es que le llegaban cartas repletas de pasión.- Soñar es mejor que no hacerlo.-Pensaba la mujer mientras imaginaba como sería aquel hombre que  le escribía. Cómo sería su amor secreto; el que la entiende; el que la atiende; el que la ama.-Seguro que tiene algún rasgo turco. Seguro.

Y cada día,  su esposo, mientras la mira de reojo, sabe que ella es feliz  porque, él, es quien le escribe versos; él, es su amor epistolar. Y ella, que no sabe nada, lo mira y luego se calla. Pero, él, sabe que los ojos siempre besan primero, luego besan las palabras, luego besa la compañía. Aunque, a su mujer, lo que realmente la besa, es imaginar.
También por historias como estas la vida merece la pena.

PD: Acabo de conocer a Demetrio Falero; un placer inusitado. Y también quiero comentaros, queridos lectores, que este texto está inspirado en mi participación en un libro- joya titulado Con-Sentidos con producción de Ediciones Decero Creativo y en colaboración con Asociación Alternativas, y del cual sólo se han hecho cuarenta ejemplares. En este libro se combina el alma gráfica con la literatura, dando como resultado un auténtico placer para los sentidos que no tiene, contrariamente al enamoramiento, obsolescencia programada.
También por historias como estas  la vida merece la pena.
Ana Garcìa de Loza.



SINCERIDAD CAUTIVA


El otro día apuntaba una persona, conocedora de la vida, que me dominan las emociones; algunas veces las buenas y otras veces las menos buenas; pero sea como fuere tras un rato de conversación, con aquella escuchante impertérrita, me quedé con buen cuerpo y con la grata sensación de haber visto a ese ser que, desde mi interior observa la vida hace tiempo, tanto tiempo, que a veces pienso si no seré  más vieja que el  propio mundo. Y lo digo por la cantidad de emociones que habitan mis recuerdos.
La felicidad que no acaba de llegar se llama ilusión.

Después, mientras paseamos, contemplo este paraíso que tengo al lado de casa  donde  la naturaleza se expresa con injerencia y, aunque mi circuito límbico sigue dando vueltas, llego a la conclusión de que no todas las pasiones se asemejan. La felicidad que no dura se llama placer, y la que no acaba de llegar se llama ilusión.

Aquella mujer me aconseja tener más mesura y, en defensa propia, alego que entreno mi paciencia para que esté a la altura de mi impaciencia. Entonces pienso en ti y en ella y en la otra y en todas las personas que han marcado mi vida; y me dejo llevar por la mente errante  para acabar al borde de un estanque, gorjeando como las palomas.

Y vuelvo a pensar en ti, y le cuento a ella, que fuiste uno de esos amores intensos, cíclicos, siempre maravillosos  pero irreales. Uno de esos amores que pueblan mi existencia.

Dos días por semana, quedábamos. Siempre a la misma hora; siempre en el mismo lugar. Hacía calorcito en aquel rincón y mientras te adoraba, yo, me perdía en observar  las motas de polvo que bailaban alrededor de los oblicuos rayos de sol. Pero allí estábamos; tú para ser querido, yo queriéndote. 

Llegaba ilusionada y emocionada de volverte a ver  porque el día, después de ti, era aire vacío. Durante cada uno de aquellos momentos sentí tu calor, tu arte; adoraba tu forma de hacer; de estar y de existir. Idolatraba tu manera de defender a los pobres, tu  capacidad de vivir con soltura entre reyes y reinas. Yo te quería y  me gustaba tu tacto recubierto por la pátina del tiempo; y entonaba tus palabras escritas, cual juglar enaltecido. Y de vuelta a la realidad, allí seguías; eras parte de mí. Aquellos días, sí.

Vivimos un romance irrepetible. Me susurraste cosas grandiosas.

Pero eso ya se ha acabado querido Dickens; por tu crueldad como persona, por defraudarme como ser humano y por permitirme imaginar cosas imaginarias. Por eso y por mucho más. Pero sobre todo porque la sinceridad es poco hábil, vulnerable e inocente.

Aun así, volví a buscarte en un día claro. Allí seguía la silla, abandonada en un rincón, mientras los personajes de tus historias flotaban en el aire riéndose de mí; a carcajadas. Volví a buscarte pero no, tú ya no estabas. Habías descendido a los  infiernos  arrastrado por la parte más oscura de tu mente.

¡Qué difícil es, querido Dickens!

Insisto: La sinceridad es poco hábil, vulnerable e inocente y mi madre aseguraba que a veces es necesario omitir la verdad para evitar males mayores. Aunque yo soy cautiva de la sinceridad.

Queridos amigos : Esta entrada incluye parte de un texto que forma parte de mi contribución al libro : Obras para coleccionistas pobres o avaros editado por Más Madera.
 
                                                  

                                           Entre toi et moi il y a un ciel que je ne sais pas trouver.
                   Joyeux anniversaire

 Ana García de Loza



ALGUNAS VECES



A veces, alguna idea no quiere ceder y persiste en acosarme, me persigue y me  hostiga hasta que por fin la entiendo, y con esta particularidad, llega la redención para mis pensamientos y el sosiego para mi alma. Otras veces no. Otras veces pienso que si la rotación de la tierra varía para alejarnos, cada año, un poquito más de la luna, entonces, todo cambia. Irremisiblemente todo da vueltas porque la flecha del tiempo dice que el universo, que ha tenido un comienzo, tendrá un final; y este hecho en sí mismo, debería de relativizarlo todo. Sin embargo insisto, a veces, alguna idea persiste en acosarme.
A ver que decide la flecha del tiempo.

Ha sido, la última, una semana cargada de realismo mágico y de acontecimientos; pero como nada podía detener la llegada del séptimo día, este llegó y me encontró votando, además de  absorta en la lectura de un fantástico libro.- ¿Será que estoy leyendo a García Márquez?-Pensaba mientras  no podía sacudirme la sorpresa. Pero no; eras tú, y como casi te acabo de conocer, no sé  en qué estrato colocarte: en el de los amigos estaría bien, pero no depende de mí; en el de los maestros sería genial, pero tampoco es mi decisión. A ver que decide la flecha del tiempo.

Los deberes ordinarios de la semana me siguieron divirtiendo especialmente, y otra vez experimenté la necesidad de adaptarme al cambio, y a la crítica enfurecida y pergeñada de oscurantismo. Más avanzado el día, vuelvo contigo al café recordado y a la conversación imaginaria, y no desespero por esta fascinación, que dada tu tendencia a la calma, está exenta de refriega verbal.

Cada charla de sobremesa acababa dando vueltas a diferentes paradojas sobre la lógica, sobre el infinito o sobre la posibilidad de arreglo de un país de pandereta. Pero como tu bien dices, no se puede soplar y sorber a la vez, así que seguimos dando vueltas en un círculo de infinita persistencia.

Después de tanta conversación me he acercado a la ventana  y he contemplado con interés el movimiento de la gente, y no con un interés ocioso, sino con el deseo auténtico de tomar parte en su bullicio y libertad, como Twain. Con este deseo decido seguir leyendo, mi libro abierto, porque el espíritu de la compasión  también se apoderó de mi eliminando todas las demás opciones. Compasión por mí, por ti y por todos los que tenemos ideas que nos taladran la cabeza y nos consumen la energía dando vueltas en círculo. Iba a poner una excusa pero observo, no sin cierto asombro, que es del todo innecesario porque nos entendemos; y entonces sigo leyendo, en mi libro, tus historias.

Yo estoy de acuerdo con quienes piensan que compartir es buscar el hechizo del entendimiento. Y para los del alma doliente, debo de añadir que la ilusión, cuando aparece, es tan pertinaz como antes lo había sido la duda. Así que busquemos la ilusión; cada uno como buenamente pueda: “Si algo he aprendido en esta vida es que, lo que no dices  te mata y se pierde; lo que no lo verbalizas queda arrinconado y se olvida. Por eso yo digo; siempre digo. No quiero olvidar nada”(Los cuatro segundos)

                                                      Ana García de Loza



ARTISTAS Y EGOS


Crónica del Madrid que ven mis ojos. 

Amanecía, mientras, la ciudad se iba despertando; los colores iban buscando su sitio, y el aire empezaba a llenarse con las conversaciones de la gente. Habíamos llegado, el día anterior, directos del Paraíso. Seis personas; seis vidas diferentes; seis historias; seis cuerpos  que daban cobijo, a otras tantas almas diferentes.  Pues allí estábamos, en representación de un colectivo, con un interés común: ser artífices del entramado cultural del mundo que deseamos; un mundo en el que quepamos todos, siempre y cuando, sepamos respetarnos.
Por amor al arte. La foto de Javier F. Granda.

Justo el día anterior, ante un docto público y  frente al  retrato de un insigne personaje, desfiló nuestro arte; a raudales. Emergió de nuestros corazones, gritando quienes somos cada uno de nosotros, y sobre todo indicando, hasta donde estamos dispuestos a llegar; por amor al arte. En ese preciso momento, el mundo era nuestro.

Habitación 2019, había tenido el valor de cruzar el Negrón, contemplando la opción de que algún colega, ajeno al grupo, malutilizase la palabra, atrevimiento. ¡Qué no, señores! Que es, valor, lo necesario para creer en los sueños; sobre todo si, como en este caso, la calidad está contrastada. La élite cultural de nuestro entorno, lectora, digo yo, de Joyce y Ezra Pound, compuesta por poetas, doctores en letras, músicos y pintores, respeta también la autoridad del arte; así que, aunque es imposible saber lo qué hierve en el interior de un hombre, respetarán nuestros métodos.

También la noche anterior, habíamos recalado en el Mercado de San Ildefonso, un lugar colorido y variopinto de razas y razonamientos, que se daba un aire, en provinciano, al Mercado Central de Florencia, del que tengo el placer de ser asidua. No quiero vanagloriarme ni ofender conciencias, pero parece que a veces, debo mostrar el corazón de artista, y mis opiniones.

El nuevo día en Madrid, había empezado en la calle de la Cruz, y entre Las fatigas del querer y el desayuno, el frío ladino de una mañana de marzo, me arrebujaba contra el abrigo. La, siempre obligada, visita a mi librería favorita y luego, el mundo es nuestro. Virginia, todo un personaje, inquieto, revoltoso y resuelto que se pone el mundo por montera, y te lleva hasta el límite, fue mi compañera. Ella es un pura sangre y no para; su cabeza, sus pies, sus manos y su corazón, todo es un  no parar. 

De pronto llega la hora de Malasaña, y allí apareció, V, una dulce criatura educada entre letras, diptongos, hiatos y conversaciones trascendentales. Y los protagonistas de este acto, los escritores asturianos, se intercambiaron literatura, y opiniones, y deseos, entre el olor a libros que los atrapa, y su gnosis, generando en el grupo una magnifica simbiosis, porque como decía, Sándor Marai: Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes.

Estos escritores ríen con ganas y aportan cultura al mundo. He oído decir que los mejores amigos son los de siempre, pero puede que haya una oportunidad para nosotros, los que nos hemos reunido alrededor de unas claritas teniendo como telón de fondo el, Pepe Botella,  para llegar, un poco más tarde,  a la Realidad. Entre medias, me han matado de fame, y después, hemos conseguido pelearnos; no se sabe muy bien por qué, pero en el fondo, a los artistas les resulta difícil doblegar sus egos. Así las cosas y caminando entre Preciados y Sol, en esas horas de poco tránsito, encontré al último Caballero Andante con apariencia postmoderna; algo de onírico tiene esta historia.

Yo trataba de comprender  a este corazón loco  cuando aparecisteis; y  puede que seáis únicos; puede que seáis magos. A vuestro lado me siento diferente, pero como vosotros. Es la extraña sensación de estar sola pero totalmente arropada. No sabemos si llegaremos a ser amigos, ni si existe el amor romántico; tampoco sabemos si nos usaremos para hablar de soledad. No sabemos si existirá alguien que nos venere; ni si nuestra generación podrá  echarle un pulso al proceso creador; lo único cierto es que aquí estamos. Vosotros, Alternativas, sois la inspiración que no cesa.

Insisto: Algo de onírico tiene esta historia.
ALTERNATIVAS. Logo de Jose Paredes para Alternativas.
 Asociación de Artistas Asturianos.



                             

                                   Ana García de Loza